Feijóo, que te vote Txapote

Un error "injustificable" del PP pone en la calle a 44 etarras por la transposición de una normativa europea

08 de Octubre de 2024
Actualizado el 09 de octubre
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Feijóo en una imagen de archivo.
Feijóo en una imagen de archivo.

El Partido Popular lleva meses haciendo una oposición descerebrada, kamikaze, como pollo sin cabeza. El partido ha estado totalmente centrado en cosas que no venían a cuento para erosionar al Gobierno, como hacer piñita con Giorgia Meloni, intrigar contra Maduro y el caso Begoña Gómez. Y entre tanto montaje, invención y trumpismo, se han olvidado de trabajar lo realmente importante: las grandes cuestiones de Estado. Eso es lo que parece desprenderse del error garrafal que la propia Génova 13 ha reconocido a cuenta de la reforma judicial que permitirá la reducción de condenas de 44 terroristas de ETA, la mayoría con delitos de sangre.

Asesinos como Txapote, Kantauri, Anboto o Mobutu, nombres siniestros de la historia reciente de este país, saldrán antes de tiempo de la cárcel al beneficiarse del cambio legal que acaba de hacer el Congreso de los Diputados. Todos ellos han cumplido sus penas en Francia, pero se han acogido a la reforma legal que adapta la legislación europea a la española para que no resulte discriminatoria para los presos. Una remodelación lógica, ya que obligar a un recluso a cumplir una misma pena dos veces, y por los mismos hechos, va contra el Estado de derecho y es propio de países autoritarios o fascistas.

Desde ese punto de vista, España no ha hecho más que adaptarse el nuevo marco legal, pero hete aquí que en el Partido Popular, ocupadísimos como estaban fabricando teorías de la conspiración contra Moncloa, no se habían enterado de la nueva normativa europea y nacional. Y se les ha quedado cara de tontos.

El Gobierno, astutamente, ha dejado correr la cosa, le ha metido un gol a la oposición y de paso ha quedado bien con su socio Bildu. Esta mañana el escándalo de negligencia política más sangrante de los últimos tiempos saltaba a las primeras páginas de los periódicos. Se ha montado el Cristo, un escándalo político de dimensiones colosales con las asociaciones de víctimas llevándose las manos a la cabeza y con razón. ¿Dónde estaba ese PP que siempre ha instrumentalizado políticamente el dolor de quienes han sufrido el zarpazo terrorista? En la inopia, en Babia, cogiendo musarañas sanchistas. Hubiese bastado con que no hubiesen votado a favor de la reforma, pero lo hicieron, como cuando el diputado Casero apretó el botón del “sí” a la reforma laboral de Yolanda Díaz. Por si fuera poco, también Vox dio su consentimiento (para alegría de Alvise Pérez, que ahora podrá acusar a populares y voxistas de complicidad con los terroristas).

El ridículo de Feijóo está servido. El hombre, patético como nunca, ha salido a primera hora en la televisión para pedir perdón por el error “injustificable”, según ha dicho él mismo. Pobre Alberto, si no estuviese enfrascado en su guerra interna con Ayuso, que ya lo ningunea descaradamente, habría caído en la cuenta de que los etarras se le estaban escapando por la gatera de Moncloa. Ahora al presidente del PP, consciente del desastre mayúsculo, intenta improvisar coartadas a la desesperada, como que ellos no sabían lo que estaban votando en el Congreso cuando llegó el trámite de la reforma o que Sánchez, que es un malvado archivillano que no descansa nunca, se la ha metido doblada. Las alarmas han saltado en Génova y hoy andan reclamando que el Consejo de Ministros paralice la trasposición de la directiva europea, algo imposible, un brindis al sol, ya que Bruselas manda y además, desde hace años, instituciones como el Consejo General del Poder Judicial o el Consejo de Estado han dado luz verde a la tramitación de la reforma.

Le guste o no a Feijóo, ha sido él quien ha puesto en libertad a todas estas bestias, lo cual no deja de tener su especie de justicia poética, ya que en el PP ayusizado han estado años acusando a Sánchez de ser cómplice de ETA. Incluso llegaron a imprimir camisetas con el famoso “que te vote Txapote”, no hace falta recordarlo. Lo que queda en evidencia de este chusco episodio no es ni más ni menos que la estrategia fallida de una oposición que (ya lo hemos dicho aquí otras veces) está a lo que no tiene que estar. Fascinados por el trumpismo, se han echado al monte del montaje, de la tontuna política, de Venezuela y el máster de Begoña Gómez, al que han tratado de pintar como el peor caso de corrupción de la historia de España. Y mientras los asesores, abogados y spin doctors de Génova estaban al diseño de la “guerra cultural” y a la burrada permanente contra Sánchez (olvidándose de hacer política de la buena, de la que podrían sacar mucho más rédito político contra el Gobierno), los letrados de Bildu viajaban tranquilamente a Francia, presentaban la solicitud de excarcelación y se llevaban a los verdugos para casa. Nunca una chapuza fue tan dolorosa. 

Lo de Feijóo es una broma. Ya hemos dicho aquí otras veces que el Kennedy gallego no da la talla de estadista como él pretende. Este asunto de los etarras le va a hacer daño, mucho daño, y lo peor para él es que esta vez no va a poder sacar a sus fieles simpatizantes a la calle contra el bilduetarra del PSOE, porque el lema de la protesta, sea cual sea, no se lo tragará nadie. Esto es un descosido, un roto tremendo en la mismísima línea de flotación del partido, que había hecho del terrorismo etarra un ariete fundamental en su estrategia para derrocar el sanchismo. Lo del PP sería como para echarse a reír de no ser tan triste, ya que dentro de nada los pistoleros andarán sueltos por la calle. La derecha soltando terroristas por su escasa pericia política, su negligencia y su torpeza. Lo que le faltaba al PP. Por cierto, ¿ha reparado el lector de esta columna en lo callado que está Abascal sobre todo este desgraciado incidente? Otro al que se le escabullen los etarras de entre las manos por sus escasas ganas de trabajar. Se siente.    

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