El plan estrella de vivienda de Isabel Díaz Ayuso, el Plan Vive, acumula críticas y renuncias masivas. Según datos obtenidos por la Cadena SER, más de la mitad de las viviendas entregadas hasta noviembre de 2024 han sido rechazadas por los adjudicatarios. De los 930 pisos asignados, 526 inquilinos han renunciado, evidenciando que lo que Ayuso vendió como un plan de alquiler "asequible" no es más que una campaña publicitaria sin sustancia real.
Precios de "ganga" que arruinan a las familias
El caso de Nuria, quien narró a Radio Madrid, qué renunció a un piso en Getafe al comprobar que el alquiler alcanzaba los 1.000 euros mensuales, es solo un ejemplo de las decenas de testimonios recogidos. "De ganga, nada", declaró Nuria, reflejando la frustración de quienes buscan una vivienda digna. A esto se suman gastos obligatorios como el IBI, las zonas comunes y plazas de garaje asignadas sin posibilidad de renuncia, disparando el coste por encima del precio de mercado en algunos casos.
La Comunidad de Madrid defiende que los precios están "por debajo de las viviendas nuevas con características similares". Sin embargo, la realidad demuestra lo contrario. Las viviendas, muchas de ellas mal acabadas y con desperfectos, ofrecen servicios como gimnasios y piscinas que encarecen artificialmente el coste final.
El desplome de las promesas: menos casas, más retrasos
Ayuso prometió en 2019 construir 25.000 viviendas, pero a finales de 2024 solo se han entregado 2.000 llaves. Incluso rebajaron el objetivo a 10.500 viviendas, admitiendo un fracaso del 42% en sus previsiones iniciales. Esta reducción se justificó culpando a los alcaldes socialistas de "boicotear el plan", en un intento más de desviar responsabilidades.
Las asociaciones de vecinos y plataformas sociales no han tardado en criticar las políticas del gobierno madrileño. "Esto no es vivienda pública, es un intento de vendernos humo mientras fomentan la especulación", denuncian desde varios colectivos.
Condiciones abusivas e ingresos mínimos desorbitados
Para acceder a una vivienda del Plan Vive, las familias deben demostrar ingresos mínimos de 2.350 euros netos mensuales para un piso de 44 m² con un dormitorio. Esta cifra asciende a 3.500 euros para viviendas de dos habitaciones y 4.400 euros para tres dormitorios, requisitos que excluyen a las personas que más necesitan vivienda asequible.
Por otro lado, el límite de ingresos brutos para acceder al programa, fijado en 75.996 euros anuales, abre las puertas a familias acomodadas, dejando fuera a miles de jóvenes y familias en situación precaria.
"La España de las piscinas y las pesas"
Lejos de solucionar la crisis de la vivienda, Ayuso ha apostado por un modelo que prioriza el lujo innecesario sobre la asequibilidad. Las promociones cuentan con piscinas, gimnasios y pistas deportivas, pero los usuarios critican que "no queremos lujos, queremos precios razonables".
En municipios como Alcalá de Henares o Alcorcón, algunos inquilinos denuncian gotas en el techo, inundaciones por mala construcción y desperfectos estructurales, problemas que agravan aún más la situación.
La propaganda contra la realidad
El PP madrileño insiste en defender el plan, calificándolo de "modelo ejemplar". Alfonso Serrano, secretario general del partido, declaró a la SER que las críticas "se deben a expectativas poco realistas" y que el modelo se ha diseñado para "atraer inversión privada". Estas palabras no consuelan a quienes han renunciado a su vivienda porque no pueden pagar alquileres que superan el 35% de sus ingresos.
Este plan, que debía ser una solución para jóvenes y familias en situación de vulnerabilidad, ha terminado beneficiando a las constructoras y a quienes especulan con el suelo público. Mientras tanto, las cifras de renuncias y el fracaso de las promesas de Ayuso reflejan la desconexión entre el gobierno regional y la realidad de miles de madrileños.
Ayuso ha convertido la vivienda en un lujo inalcanzable para quienes más lo necesitan. Con 526 renuncias en menos de un año, queda claro que el Plan Vive es más propaganda que política pública.