Galicia retira bomberos en plena ola de incendios, Castilla y León los mantiene parados mientras reclamaban más medios al Gobierno

Mientras el fuego arrasa miles de hectáreas, decisiones controvertidas y falta de coordinación ponen en riesgo la eficacia de los operativos

20 de Agosto de 2025
Actualizado el 21 de agosto
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Galicia retira bomberos en plena ola de incendios mientras Castilla y León los mantiene parados mientras reclamaban más medios al Gobierno
Un efectivo de la Unidad Militar de Emergencia, foto UME

La Xunta de Galicia sorprendió a los cuerpos de bomberos de Lugo y A Coruña con una orden inesperada: regresar a sus puestos de origen durante una de las olas de incendios más intensas de los últimos años. La decisión llegó la noche del martes, justo cuando en Ourense ardían más de 70.000 hectáreas y el nivel de alerta se mantenía en 2, con siete incendios activos, tres de ellos de gran magnitud.

Retirada de bomberos en plena emergencia

Algunos efectivos, que ya se dirigían a las zonas afectadas, tuvieron que interrumpir su desplazamiento. Según fuentes consultadas, la medida ha generado desconcierto y malestar entre los profesionales, que consideran que su presencia era crucial para contener el avance de las llamas. La directora de Protección Civil, Virginia Barcones, recordó que los recursos adicionales del Gobierno central se activan siempre que las comunidades autónomas lo solicitan, pero la coordinación entre instancias sigue siendo un desafío.

Recursos no aprovechados en Castilla y León

La polémica no se limita a Galicia. En Castilla y León, durante la misma crisis de incendios, se han mantenido parados varios medios que podrían haber reforzado la lucha contra el fuego. El presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, solicitaba constantemente más recursos al Gobierno central, mientras que instalaciones y puestos de mando preparados por el propio Ejecutivo permanecían sin uso.

Cinco puestos de mando fueron instalados y solo dos llegaron a ser solicitados por la Junta, mientras que uno de ellos fue trasladado a otra ubicación, generando retrasos y pérdida de tiempo. El Ejército preparó alojamiento y logística para 180 personas, pero no se utilizó. La falta de coordinación evidencia problemas de comunicación entre las administraciones y el desaprovechamiento de recursos que podrían haber sido decisivos.

Contradicciones y justificaciones

En rueda de prensa, Mañueco defendió la actuación de su Gobierno y de los técnicos encargados del operativo. Aseguró que “todos los medios puestos a disposición se aprovechan al máximo según las circunstancias” y destacó que respalda “totalmente y sin reservas” las decisiones de los responsables de extinción. Sin embargo, la realidad sobre el terreno muestra lo contrario: recursos preparados y sin utilizar, bases logísticas vacías y retrasos en la activación de puestos de mando.

Este contraste ha provocado críticas de expertos y asociaciones de bomberos, que consideran que la gestión política y administrativa está entorpeciendo la eficacia de los operativos. La percepción de que se priorizan decisiones internas frente a la respuesta inmediata a los incendios genera desconfianza y alarma entre la población afectada.

Impacto sobre los profesionales

Los bomberos forestales, a menudo en primera línea y expuestos a riesgos extremos, se sienten desprotegidos y desmoralizados. No solo enfrentan las llamas, sino también decisiones que limitan su capacidad de actuar cuando más se les necesita. La retirada de efectivos y la falta de aprovechamiento de los recursos disponibles incrementan la presión sobre los equipos que permanecen en las zonas de incendio, aumentando la probabilidad de saturación y errores en la gestión.

Especialistas en gestión de emergencias señalan la necesidad de protocolos claros y coordinación efectiva entre administraciones autonómicas y el Gobierno central. Reclaman que los recursos se movilicen según criterios objetivos y no se queden inactivos por decisiones administrativas confusas. La situación en Galicia y Castilla y León evidencia que, más allá de las llamas, la burocracia puede convertirse en un enemigo invisible para la seguridad ciudadana y la protección del medio ambiente.

Mientras los incendios continúan, la población observa cómo las decisiones políticas afectan directamente la capacidad de respuesta ante desastres naturales. La claridad en la comunicación, la rapidez en la activación de recursos y la consideración del trabajo de los profesionales sobre el terreno se presentan como factores críticos para mejorar la eficacia en la lucha contra los incendios.

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