La bajada de pantalones de Feijóo con la reforma laboral evidencia la falta de programa del PP

01 de Julio de 2023
Actualizado el 02 de julio de 2024
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En los últimos días, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha cambiado de opinión respecto a la reforma laboral de Yolanda Díaz, un texto laboral que, no lo olvidemos, salió adelante con el acuerdo de sindicatos y patronal. Lo que antes le parecía el núcleo duro del sanchismo que era preciso derogar a toda costa, hoy lo ve aceptable, razonable y perfectamente asumible. La norma que hace un año se le antojaba intervencionista y bolivariana, hoy la defiende sin problema. Atrás quedan todas las barbaridades que los prebostes del PP dijeron sobre esta reforma, que si iba a generar paro a mansalva, que si iba a destruir el tejido empresarial del país, que si nos iba a enviar a una crisis económica sin precedentes... Ahí está la hemeroteca, no hay más que recurrir a ella para comprobar que los populares hicieron de aquello una cruenta batalla para destruir a Sánchez. Con echar un ojo a la fotografía de Cuca Gamarra y Teo García Egea, excitadísimos y fuera de sí porque veían cómo Batet convalidaba la nueva legislación impulsada por PSOE y Unidas Podemos, es más que suficiente. Sobran las palabras.

Como tampoco hará falta recordar que el PP recurrió a las malas artes para frenar aquel decreto de convalidación, conchabándose incluso con dos tránsfugas del partido navarro para tumbar el proyecto. Solo el dedo torpe de uno de sus diputados, Alberto Casero, que votó sí a la reforma cuando tenía que votar no, permitió que hoy España tenga un marco jurídico que recupera derechos laborales en todos los ámbitos. Está claro que el PP tiene una deuda pendiente con Casero y debería pensar seriamente en rehabilitarlo con urgencia, ya que cuando todos sus compañeros se oponían fanáticamente a la reforma, él, como un adelantado a su tiempo, le dio luz verde (aunque fuese por error). Aquellos días fueron terribles para el hombre que se había equivocado de botón. Sufrió un auténtico calvario por parte de los suyos y un linchamiento público en las redes sociales, donde lo pusieron de vuelta y media, como negado y traidor, de ahí para arriba.

Hoy, parece que a Feijóo ya no le interesa derogar esa parte del sanchismo que viene avalada por el patrón de patronos, Antonio Garamendi. ¿Qué ha cambiado para que el líder popular recoja cable de una manera tan abochornante y descarada? Sencillamente que la economía va bien, que hay más empleo y de mejor calidad que con la ley Rajoy (que supuso importantes recortes para los trabajadores), que los empresarios están encantados porque el texto ha traído paz social y sobre todo que Europa condiciona el envío de los 140.000 millones en ayudas a nuestro país a que esa norma, que por cierto recibió las bendiciones de Bruselas, siga en pie. Abolir la reforma yolandista supondría un auténtico embrollo de consecuencias imprevisibles cuando no un desastre para el país y el dirigente gallego no está dispuesto a meterse en ese berenjenal. Manifestaciones y movilizaciones de los sindicatos (seguramente una huelga general), crispación social, trifulcas callejeras... Eso es lo que le espera al futuro gobierno del PP caso de que decida derogar la reforma laboral. Así que Feijóo ha debido pensar que mucho mejor dejarlo estar, aparcar el asunto y pasar a examinar otras leyes sanchistas que podrá liquidar sin tantos quebraderos de cabeza ni tantas convulsiones para él y para la sociedad española.

Sémper está de acuerdo

El pasado jueves, en Bruselas, Feijóo afirmó que “respetará” la reforma laboral que aprobó el Gobierno en consenso con patronal y sindicatos. “Yo no he dicho que no voy a respetar la reforma laboral. He dicho que esa reforma es muy importante y trataré de llamar a sindicatos y patronal para ver si las quejas se pueden mejorar, pero voy a respetar la reforma laboral pactada”, sostuvo Feijóo en una rueda de prensa tras una reunión en la capital belga del Partido Popular Europeo (PPE). “Entiendo que esa reforma, sustancialmente, es una buena reforma”, dijo, y añadió: “Dentro de mis propuestas no está modificarla”.

Yolanda Díaz ha reaccionado de inmediato a esta rectificación del presidente del Partido Popular preguntando por qué “votaron en contra”. “Feijóo no tiene ni programa ni palabra”, aseveró la ministra de Trabajo en sus redes sociales. Y con razón. La envainada del jefe de la oposición ha sido mítica, antológica, histórica.

Las declaraciones de Feijóo son toda una autoenmienda a su gestión política, ya que hace solo dos semanas aseguró que modificará varios aspectos de la norma si llega por fin a la Moncloa. Ante estas declaraciones, tanto sindicatos como el propio presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, defendieron la reforma y aseguraron que los pactos se hacen “para que sean estables en el tiempo”. Garamendi, en su momento, manifestó que defenderá hasta el final, “que lo firmado, firmado está”.

A su vez, el portavoz de campaña del PP, Borja Sémper, considera que fue “un error” que la antigua dirección de Génova, con Pablo Casado a la cabeza, decidiera votar en contra de esta legislación. “Lo que no va a hacer [el PP] es ir en contra de los agentes sociales y del tejido empresarial”, afirmó en referencia al acuerdo con el que se aprobó la reforma laboral. Sin embargo, el dirigente popular recordó que él mismo no estaba en política cuando se votó el decreto en el Congreso, al igual que Feijóo no dirigía el partido en aquel momento.

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