No verán ustedes a un juez Peinado que investigue el chalé de la mujer de Feijóo

Llama la atención el doble rasero de la Justicia al investigar asuntos que tienen que ver con las esposas de los dos hombres fuertes del bipartidismo

14 de Noviembre de 2024
Actualizado a la 13:55h
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El juez Peinado a la salida del juzgado, donde instruye el caso contra Begoña Gómez.
El juez Peinado a la salida del juzgado, donde instruye el caso contra Begoña Gómez.

Llama la atención la rapidez con la que la Justicia se está empleando en el caso del máster de Begoña Gómez, esposa de Pedro Sánchez, y la pasividad que demuestra ante otras esposas de políticos destacados, en este caso Eva Cárdenas, la pareja de Alberto Núñez Feijóo. En los últimos días han aparecido diversas informaciones sobre cierto chalé asociado a la primera dama del PP, noticias que hablan de una edificación que no cumpliría estrictamente con lo ordenado con la Ley de Costas. ¿Se ha abierto una investogación al repecto? Hasta donde se sabe, no.

Según publica El Plural, una asociación de pescadores ha denunciado el “chalé ilegal” de la esposa del jefe de la oposición. La Plataforma en Defensa del Sector Marítimo Pesquero de Galicia (Pladesemapesga), así se llama la organización, prepara una denuncia contra la casa de la mujer Feijóo, situada en la playa de O Con, Moaña (Pontevedra), al calificarla de “ilegal” en cuanto a la ubicación y las obras que se anunciaron en 2019, momento de adquisición de la vivienda. La plataforma de la pesca gallega acusa a la mujer del presidente del PP de ser una “okupa ilegal del dominio público”, y denuncia el silencio de las instituciones ante las que han presentado su acción contra la “mansión ilegal”. Según los informes, esta propiedad se construyó en suelo de dominio público, lo cual ha generado un proceso administrativo para clarificar su situación y posibles irregularidades en la ocupación de terrenos protegidos.

En los últimos meses Feijóo ha saltado a las primeras páginas de los periódicos por las noticias que hablan de adjudicaciones a dedo a empresas ligadas a su familia y nepotismo en la Xunta de Galicia. De la comisión de investigación que se ha abierto en la Asamblea regional gallega se ha hablado poco, y menos se hablará ahora que el foco informativo se sitúa casi íntegramente en Valencia, arrasada por la dana. Sin embargo, siguen saliendo, con cuentagotas, inquietantes informaciones sobre el clan Feijóo, como la que ahora se centra en el “chalet ilegal” de la esposa del jefe de la oposición. Faltan muchas explicaciones. Pero no verán ustedes a ningún juez Peinado tomándose en serio los muchos rumores que están saliendo alrededor del hombre que quiere ser presidente del Gobierno algún día. Ya se vio qué interés le pone la Justicia española a examinar si la conducta del líder del PP es ejemplar cuando apareció aquella infame fotografía de Feijóo subido a un yate junto a un conocido narcotraficante gallego. ¿Se imaginan ustedes qué hubiese ocurrido si en lugar de aparecer en esa instantánea el mandatario conservador hubiese sido retratado Pedro Sánchez? Lo habrían calificado como el nuevo Pablo Escobar del socialismo, le habrían montado un 36 a las puertas de Ferraz y toda la artillería judicial, el juez Peinado, Llarena, la Audiencia Nacional, Plaza Castilla y el Supremo de Marchena se hubiesen puesto manos a la obra para desentrañar hasta la última conexión del hoy presidente socialista con el cártel de Medellín.

Es evidente que hay un preocupante doble rasero en la Justicia de este país. A los rojos se les mira con lupa hasta el último número del carné de identidad mientras que los azules tienen bula total. El ejemplo lo tenemos con las dos primeras damas del bipartidismo. A Begoña Gómez la están sometiendo a un tercer grado de índole inquisitorial que ni a los gánsteres de las películas de Al Capone, mientras que nadie se mete en el soleado chalé de Eva Cárdenas en primera línea de playa, pese a que la indagatoria en ese caso es más que sencilla: se trata de coger los planos de la edificación y comprobar si cumple con la legalidad vigente. No hace falta enviar a la UCO, ni de poner en marcha complejas indagatorias, ni de aplicar sofisticadas pruebas de la Policía Científica. Basta con echarle un vistazo a las escrituras de la casa que fijan la ubicación y los metros cuadrados.

Pero hay más. Los rumores de nepotismo y adjudicaciones a dedo en la Xunta gobernada por Feijóo son ya insoportables. Empecemos por Micaela Núñez Feijóo, hermanísima del dirigente popular. Según publica O Salto diario, periódico de referencia en tierras gallegas, Eulen, la mercantil en la que trabaja esta mujer, se ha embolsado “4,8 millones en contratos a dedo”, lo que le ha reportado “un ascenso meteórico”. No le ha ido mal a la señora con el nuevo régimen que, tal como decimos, no es más que el antiguo régimen por otros medios.

Otro al que le ha tocado la lotería es Ignacio Cárdenas, hermano de la pareja de Feijóo, Eva Cárdenas. O sea, otro cuñadísimo. Siempre según O Salto, la empresa de la que es director comercial “obtuvo 204.076,18 euros en contratos menores a dedo”. Y todo ello mientras la sociedad de telemarketing que dirige comercialmente no guarda “relación alguna con el sector sanitario”, lo cual tiene mucho más mérito (percíbase el modo irónico on, como dicen los posmodernos contemporáneos de las redes sociales).

Seguimos nuestro somero recorrido por la floreciente dinastía feijoísta. Según cuenta el combativo diario gallego, la primísima del líder del PP, Eloína Núñez Masid, fue colocada a dedo para dirigir el área sanitaria de Santiago (qué dulce miel la de la Sanidad pública que atrae a tantas moscas). “Tuvo un ascenso meteórico en su carrera sanitaria [oh casualidad] apenas unos días después de que su primo fuera investido presidente de la Xunta de Galicia en mayo de 2009”. Otro posible caso de nepotismo posfranquista en el horizonte.

Toda esta forma de gobernar, de medrar a la sombra del árbol de la política, nos remite, inevitablemente, a tiempos pasados, al cuarentañismo, donde los ilustres parientes del Caudillo iban para arriba en la vida sin dar un solo palo al agua. Franco practicaba el dedazo sin complejos ni pudor. Feijóo sigue las enseñanzas del patriarca fundador. Al igual que el franquismo tenía a sus hermanísimos, cuñadísimos, yernísimos y nietísimos (véase La familia Franco S.A., el genial ensayo sobre el tema de Mariano Sánchez Soler), la democracia fermentada y putrefacta también ha germinado en ese mismo modus operandi. Lo dicho: algunos en este país tienen inmunidad. Y no solo política, también judicial.

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