El PP y la paradoja de la política migratoria: entre gestos y vacío

La postura del Partido Popular sobre la reforma de la Ley de Extranjería muestra un claro intento de evitar responsabilidades mientras se critica al Ejecutivo por su falta de acción

20 de Julio de 2024
Actualizado a las 11:00h
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Feijóo

En la reciente declaración del portavoz del Partido Popular, Borja Sémper, queda patente una nueva estrategia del PP: la gran táctica de la resistenciaa colaborar en la reforma de la Ley de Extranjería. Según Sémper, el Ejecutivo de Pedro Sánchez se encuentra en un callejón sin salida debido a la negativa de sus socios de gobierno, ERC y Junts, a acoger menores migrantes en Cataluña. En este contexto, el PP ha dejado claro que no está dispuesto a “salvar la papeleta” del Gobierno con esta reforma crucial y ha abogado por un debate migratorio “de futuro” que, curiosamente, parece estar tan ausente como los acuerdos concretos sobre el tema.

El dilema de la política migratoria: palabras contra hechos

Sémper ha lanzado una crítica severa hacia el Ejecutivo al señalar que el problema de la migración no puede ser tratado con “frivolidad”. Sin embargo, es preciso preguntarse si la postura del PP es una verdadera propuesta de solución o simplemente una estrategia de imagen. En su alocución, el portavoz popular enfatiza la necesidad de una política “solvente, seria e identificable” en materia migratoria, pero omite mencionar cómo su partido ha contribuido de manera constructiva a esta cuestión en el pasado reciente. La retórica del PP se centra en la crítica al Ejecutivo por no tener una política migratoria clara, mientras que el partido se niega a apoyar cambios concretos que podrían mejorar la situación actual.

El vacío de propuestas y la ironía de la “solidaridad”

En su intervención, Sémper insistió en que el PP ha demostrado una “vocación de solidaridad” al responder a problemas puntuales. Sin embargo, el discurso se queda en la superficie cuando se trata de definir qué significa exactamente esta solidaridad en términos de acción política real. La solicitud de una política migratoria de “altura” parece una invitación a que el Gobierno actúe con una eficiencia ejemplar, mientras el PP mantiene una postura que, en lugar de colaborar, se limita a demandar gestos sin comprometerse con soluciones prácticas. La ironía no pasa desapercibida: pedir una política migratoria efectiva mientras se rechaza participar en la reforma necesaria para abordar el colapso actual es una contradicción que merece atención.

El efecto de los “gestos” en la política de migración

Sémper ha criticado la inclinación del Gobierno hacia “gestos y tácticas”, argumentando que el problema de la inmigración requiere un enfoque más serio. Sin embargo, es pertinente preguntarse si el propio Partido Popular no está ofreciendo más gestos que soluciones reales. La estrategia del PPparece ser la de esperar que el Gobierno se vea atrapado en sus propios problemas y, mientras tanto, evitar implicarse en una reforma que, aunque necesaria, puede no ser políticamente rentable para ellos en el corto plazo. La falta de una propuesta alternativa y el rechazo a colaborar en la reforma proponen una política de “sólo crítica” que no contribuye a la resolución de los problemas.

En resumen, la postura del Partido Popular sobre la reforma de la Ley de Extranjería muestra un claro intento de evitar responsabilidades mientras se critica al Ejecutivo por su falta de acción. El llamado a un debate migratorio “de futuro” contrasta con la falta de propuestas concretas por parte del PP, y la retórica sobre la necesidad de políticas “serias” parece más un recurso para evitar el compromiso real que una invitación a la cooperación. En la arena política, donde las acciones deben hablar más fuerte que las palabras, el PP parece decidido a mantenerse en la crítica constante en lugar de contribuir a una solución efectiva

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