La UCO halló un disco duro oculto por una mujer que fingía pasear al perro para despistar a la policía

Mientras la UCO descubría un dispositivo oculto bajo la ropa de una mujer en casa de Ábalos, el caso Koldo abría una cloaca de grabaciones, chantajes y miedo transversal que nadie quiere destapar

18 de Junio de 2025
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La UCO halló un disco duro oculto por una mujer que fingía pasear al perro para despistar a la policía
La UCO halló un disco duro oculto por una mujer que fingía pasear al perro para despistar a la policía

La imagen es demoledora: una mujer que acompaña a José Luis Ábalos durante el registro judicial de su vivienda en Valencia intenta salir por la puerta con un disco duro oculto en la ropa interior. No es una serie de televisión. Es España, junio de 2025.

El intento de burlar a la Guardia Civil no sólo fracasa, sino que confirma una sospecha que venía creciendo: en este caso no estamos hablando solo de comisiones, sobres ni adjudicaciones amañadas. Estamos ante algo más turbio y más complejo. El caso Koldo —con sus memorias externas, audios comprometidos y estrategias de chantaje— es una amenaza para muchos. Tantos, que se ha puesto en marcha una maquinaria de nervios y silencios que no entiende de colores políticos.

Los medios en la puerta de la casa de Ábalos en Valencia
Los medios en la puerta de la casa de Ábalos en Valencia

Ese disco duro no era un objeto cualquiera. No se esconde algo sin importancia bajo el pantalón de una persona que finge sacar al perro. Se trata, en realidad, del símbolo de una forma de hacer política que se ha podrido por dentro. Y que ahora, acorralada, trata de tapar la vergüenza con parches y excusas.

Grabaciones como póliza de seguro

Cuatro memorias externas con decenas de grabaciones realizadas por Koldo García. Audios con ministros, dirigentes socialistas, responsables del PP, socios de Gobierno y directivos de empresas. Koldo, el exasesor todopoderoso de Transportes, no grababa por afición. Lo hacía porque sabía que un día todo esto estallaría. Y ese día ha llegado.

Lo que estamos descubriendo no es simplemente corrupción. Es un método de supervivencia: grabar a todo aquel que te pide un favor, una gestión o una adjudicación. Construir un arsenal sonoro que te permita negociar tu caída, arrastrar a otros contigo o salvar a tu entorno. De hecho, según su entorno, Koldo no tiene otra prioridad ahora que proteger a su mujer y a su hermano. A cambio de qué o de quién, está por verse.

Y lo más aterrador es que, en medio de esta tormenta, casi nadie levanta la voz. Ni para exigir dimisiones inmediatas, ni para prometer limpieza. ¿Por qué? Tal vez porque hay muchos que se oyen a sí mismos en esas grabaciones. O que temen que lo siguiente que salga no sea una noticia, sino su nombre completo con voz reconocible.

Ábalos y la cadena de despropósitos

José Luis Ábalos ya ha sido descrito por el Tribunal Supremo como una pieza clave de la trama que encabezaba su mano derecha. No sólo se le acusa de beneficiarse económicamente de la red, sino que el intento de ocultación durante el registro lo sitúa en un terreno todavía más oscuro.

La escena, según relata el acta de la Guardia Civil, es de película: el exministro pide que la mujer que le acompaña pueda salir a pasear al perro. Luego le indica que se lleve algo para desayunar. Ella entra en una habitación y, al salir, lleva algo oculto. Un agente lo detecta. La cachean. Es un disco duro azul. Precintado e incautado.

¿Puede alguien explicar por qué se intentó esconder ese dispositivo? ¿Qué contenía? ¿Por qué se intentó sacar de ese modo? No lo sabemos, pero lo sospechamos. Y el hecho de que aún mantenga el escaño —aunque apartado del PSOE— es una muestra más de que en la política española hace falta algo más que un disco duro escondido entre las piernas para perder privilegios.

Un país grabado en bucle

La corrupción ya no es un sobresueldo o una mordida ocasional. Es una arquitectura paralela que se sostiene sobre el miedo mutuo. Koldo grababa para protegerse. Pero también lo hacía para poder negociar. Y ahora tiene a media clase política en vilo.

El hecho de que haya grabaciones con decenas de políticos, de todos los colores, no puede ser un dato menor. Ni mucho menos anecdótico. Es la constatación de que la política española ha tolerado y normalizado la trampa como forma de gestión. Que todo se puede pedir, dar, negociar… siempre que haya alguien grabando por si acaso.

Y lo más desesperanzador es que todo esto ocurre mientras el ciudadano medio ve cómo los precios suben, los alquileres se disparan y la sanidad pública se desangra. A ellos no se les graba. Se les ignora. Porque los favores, las adjudicaciones y las estrategias de encubrimiento solo circulan en la parte alta del edificio.

¿Hasta dónde va a llegar esto?

Si no se toman medidas políticas serias, si no se depuran responsabilidades más allá de lo que marque un juez, si no se rompen los pactos de silencio, este país será rehén de sus propias cloacas. Porque el problema no es sólo Koldo, ni Ábalos, ni el PP, ni el PSOE. El problema es un sistema que ha convertido la información sucia en capital político.

Hoy es un disco duro escondido entre las piernas. Mañana será una grabación difundida para salvar a un culpable o para hundir a un rival. Si no se actúa ya, lo que se está gestando no es una limpieza, sino una guerra de chantajes encubiertos que destruirá lo poco que queda de credibilidad institucional.

Aquella mujer no sacaba al perro. Sacaba un secreto. Tal vez el suyo. Tal vez el de todos. Porque ese pequeño objeto escondido bajo la ropa contenía más que datos. Contenía el miedo, la traición y el precio de una política que dejó de servir al pueblo para empezar a servirse a sí misma.

Y ya va siendo hora de que alguien diga basta.

 

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