Dignidad en tiempos de cólera

22 de Mayo de 2021
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oriol junqueras parlament

Oriol Junqueras ha salido de la cárcel de permiso para acompañar a Pere Aragonès en su investidura como presidente de la Generalitat. En una cita histórica para su formación, que no presidía Cataluña de manera oficial desde la II república. Junqueras asistía a una ceremonia de la que debería ser el protagonista. Pero la cárcel le ha robado ese privilegio. Como también le ha robado la libertad y el tiempo para ver crecer a sus dos hijos. Junqueras ha sido recibido en el Parlament con aplausos. Como una figura que aporta dignidad a una cámara de representantes públicos más acostumbrados a ver entrar en prisión a algunos de sus compañeros por motivos más materialistas que plantarle cara al Estado

LA CÁRCEL

En estos tiempos, la figura del político se dibuja a menudo como la de un individuo colérico, embustero y maquiavélico. Debido quizá por mérito propio; o quizá por una mediatización efervescente y superficial; o quizá por un discurso, que empujado desde las derechas, se lleva al paroxismo. Sea como sea, los políticos son los servidores públicos peor valorados. Es común ver unsuspenso de los lideres de las formaciones políticas en todos los barómetros habidos y por haber. Pero hay otro medidor que sirve para valorar el compromiso de unos y la corrupción de otros: la cárcel. Por ella han pasado toda una gama de políticos arrogantes: Rodrigo Rato, Carlos Fabra, Jaume Matas, Eduardo Zaplana y la lista seguiría hasta ocupar un espacio demasiado grande incluso para el mundo virtual. Pero también existe otra lista: la de los Sartorius, Coscubiela, Ferrer Guardia y toda una, por desgracia, larga lista de políticos que dieron con sus huesos en la cárcel o directamente fueron asesinados por la autoridades de la época por defender sus ideas. Y en esta lista  -mal que le pese a muchos- habría que incluir al líder de Esquerra Republicana, Oriol Junqueras.

FIEL A SUS IDEAS

Aunque se le haya acusado de malversación de caudales públicos y sedición, Junqueras está en la cárcel por haber sido fiel a sus ideas, consecuente con el programa con el que acudió a las elecciones y con su idea de aplicar la acción política. Aunque esto supusiera desafiar la legalidad vigente. El líder de ERC siempre se ha mostrado alejado de la defensa del uso de la violencia y, también, siempre con un cariz dialogante y respetuoso. ¿Qué muestra puede haber de mayor dignidad y compromiso que estar dispuesto a perderlo todo por defender sus ideas y llevarlas a la práctica dentro del terreno de la política y la acción social? Así nos encontramos con dos polos bien opuestos: el que entra en la política para aprovecharse y el que lo hace para mejorar las cosas.

EL LEGADO DE COMPANYS

Junqueras, más allá de sus errores y aciertos, ha sabido aunar las dos almas que habitan en ERC: la nacionalista y la de izquierdas. Y seguir en aquella estela que se inició con Carod Rovira y que pretendía incluir en las filas independentistas a aquellos que no les importaba demasiado el asunto de una identidad nacional catalana. Muchos ven ahora el pacto con los de Puigdemont como una renuncia a ese camino. Una renuncia al legado de Companys y un giro hacia el de Macià. Presionados, eso sí,  por Junts y su huida hacia ninguna parte.

CUANDO DOS DISCUTEN

Estos tiempos de ruido y cólera confunden y nos alejan de un análisis sensato que nos permita dilucidar quién es quién. Y en una pelea constante de adjetivos grandilocuentes se difuminan los certeros: fascistas, xenófobos, racistas… con otros que no tienen fundamento: golpistas, comunistas, terroristas… Solo nos queda que el electorado vea más allá; porque cuando dos discuten, la mayoría de las veces, es uno de los dos el que tiene razón. Y que confiemos, sobre todo, en que aun en tiempos de cólera hay lugar para la dignidad.

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