Comité Federal del PSOE: Sánchez huele a 2016

La situación interna de Pedro Sánchez, tras el encarcelamiento de su mano derecha Santos Cerdán por liderar presuntamente una trama criminal, es cada vez más precaria y va recordando a la situación de 2016, cuando se le echó de la Secretaría General

01 de Julio de 2025
Guardar
Pedro Sanchez tic tac Comité

La historia es cíclica y los acontecimientos suelen repetirse pasados los años, las décadas o los siglos. Esto es lo que está ocurriendo en la actualidad con el PSOE y con Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno y secretario general de los socialistas se encuentra en una situación cada vez más precaria, como aconteció en el otoño de 2016.

En aquellos primeros meses tras el verano la tensión interna en el PSOE era cada día que pasaba más insostenible. Sánchez se había encabezonado con la idea de gobernar con los 85 ridículos escaños que logró en las elecciones generales de junio a través de una serie de coaliciones parlamentarias muy parecidas a las que sostienen a Sánchez en la actualidad. Eso provocó que un sector se revolviera y en el Comité Federal del 1 de octubre de 2016 el líder socialista fuera defenestrado. El gran error fue que le dejaron herido, pero no muerto, y con un personaje como Pedro Sánchez no se puede hacer.

Evidentemente, Sánchez volvió tras las primarias del Peugeot acompañado de Santos Cerdán, Koldo García y José Luis Ábalos. En el 39 Congreso se encargó de que lo que le ocurrió en octubre no le volviera a suceder y aplicó una reforma radical de reglamentos y estatutos en las que se erigía como el líder supremo y absoluto. El Comité Federal, por ejemplo, pasó a ser una reunión de colegas en vez del órgano máximo entre congresos, poder que se traspasó a la Ejecutiva Federal que, evidentemente, está controlada por Sánchez.

Sin embargo, la situación actual, con varios casos de presunta corrupción, tráfico de influencias, conflictos de interés y enchufismo, han vuelto a tensar la situación como no se recordaba desde aquel año 2016. Evidentemente, las cosas han cambiado. El Comité Federal no tiene atribuciones para cargarse a Sánchez, para disolver la Ejecutiva y poner el partido en manos de una Comisión Gestora, ni, por supuesto, para convocar un Congreso Federal Extraordinario.

La tensión y la fragmentación van en aumento, sobre todo porque muchos de los engañados o abducidos por el sanchismo están empezando a recuperar la cordura y a darse cuenta que la única salida para el PSOE es una vuelta de tuerca. Ya no se trata sólo del sector liderado por Emiliano García-Page, ya son sanchistas en activo los que están pidiendo cambios e, incluso, dimisiones y convocatoria de elecciones.

El sanchismo se va a defender porque quienes componen sus órganos directivos no habrían alcanzado los puestos que ocupan si no estuvieran bajo el mando de un líder que prefiere rodearse de mediocres para resaltar él por encima del resto. No hay más que ver que se haya elegido a secretarios de Organización como Santos Cerdán o José Luis Ábalos y, anteriormente, a César Luena.

El Comité Federal del próximo fin de semana es crucial para el PSOE y, en consecuencia, para los españoles. Pedro Sánchez se defenderá pero cada vez tiene menos margen de maniobra porque el partido le está estallando por flancos por los que él no esperaba. No se trata de traiciones, se trata de cerrar un ciclo terrible para el Partido Socialista. Se recuperó el gobierno, es cierto, pero se ha perdido la credibilidad ante la ciudadanía.

Pedro Sánchez ha fracasado y, a pesar de su avanzado síndrome de Hubris, el fin de semana tiene una oportunidad para reconocerlo, coger su petate y dejar el partido en manos de las decisiones que adopte la militancia desde la democracia directa, sin ningún tipo de manipulaciones ni injerencias, como viene siendo habitual durante la etapa del sanchismo.

El PSOE sólo podrá enfrentarse al Partido Popular y a la extrema derecha con el sanchismo totalmente “tumorectizado”. El partido precisa de prácticamente una nueva refundación porque el daño que ha hecho Sánchez a nivel ciudadano es irreparable. No se trata de progresismo o conservadurismo, es otra cosa, es la aplicación de la política real que precisan tanto el país como la ciudadanía, una política sin estridencias, sin populismo, sin totalitarismos. Si el PSOE pretende ser el muro contra la extrema derecha sólo tiene una salida, la que Sánchez ha despreciado porque le podía afectar. Sin embargo, la cortedad de miras, el sectarismo, el dogmatismo o la suma de los tres conceptos le llevó hacia una senda en la que ha sido peor el remedio que la enfermedad.

El fin de semana no se puede producir el Comité Federal que quiere Sánchez, es decir, con intervenciones de 5 minutos y sin ningún tipo de debate. La crisis actual es tan dura que la confrontación de ideas, aunque no le gusten al líder supremo, es clave para la supervivencia de un proyecto que nació sin ningún tipo de egocentrismo y que va camino de la tumba con una corona de flores forjada bajo la egolatría, el trilerismo, el autoritarismo, la manipulación, la propaganda, la mentira... y la corrupción.

Lo + leído