Alberto Núñez Feijóo precisa una lección urgente de procedimientos parlamentarios, de reglamentos, de la Constitución y de democracia. El primer acuerdo, antes de que el Jefe del Estado empiece sus consultas de cara a la elección del candidato a la investidura, es el de la Mesa del Congreso, donde, además de la Presidencia, se dirime la conformación de los grupos parlamentarios que compondrán ese órgano. Si no hay Mesa, no hay investidura y, en consecuencia, Feijóo deberá esperar a que esto suceda.
Pedro Sánchez, que lleva en el Congreso más tiempo que el líder del PP, conoce a la perfección cómo funciona la Cámara y ahí, con los resultados de las elecciones en la mano, tiene un arma de gran potencia que le abre la puerta a la investidura: la concesión de grupos parlamentarios a los independentistas catalanes.
Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y Junts Per Catalunya no han obtenido el porcentaje de voto para poder formar un grupo parlamentario propio. Por tanto, tendrán que buscar fórmulas para conseguirlo y ahí es donde Sánchez y el PSOE tienen herramientas para darles la posibilidad de obtenerlo.
Hay que tener en cuenta que para obtener un grupo parlamentario propio hay que cumplir una serie de condiciones que ni ERC ni Junts han logrado. En primer lugar, hay que tener más de 15 escaños y ni siquiera la suma de los dos llegarían a esa cifra. Hay otra opción en el porcentaje de voto obtenido: 5% a nivel nacional o 15% en todas las circunscripciones en las que concurrieron. Ni Junts ni ERC tampoco lo lograron.
Tanto para ERC como para Junts es muy importante lograr formar un grupo parlamentario propio por cuestiones tanto económicas como políticas. En este sentido, para un partido es muy importante tener garantizada su representación en todas las comisiones parlamentarias, en la Diputación Permanente y voz propia en la Junta de Portavoces, además de capacidad para intervenir en todos los debates en igualdad de condiciones con el resto de grupos, poder interpelar al gobierno dentro del cupo de preguntas en las sesiones de control e incluir proposiciones no de ley en los plenos. Todo eso es imposible si se está en el Grupo Mixto.
Desde el punto de vista económico, cada grupo propio recibía una subvención fija de más de 350.000 euros al año más un variable mensual de 1.746 euros por cada diputado que forme el grupo. Además, sólo por obtener grupo parlamentario propio se puede acceder al cobro de las subvenciones por envío gratuito de propaganda electoral durante la campaña.
Las ventajas se prolongan para las siguientes elecciones, porque los que ahora lo consigan tendrán opción a presencia en los futuros debates electorales y planes de cobertura informativa de los medios públicos.
El arma de Pedro Sánchez y el PSOE
El Partido Popular y todos sus voceros mediáticos se lanzaron, desde el mismo momento en que se cerró el recuento, a señalar que Pedro Sánchez quedaba a merced de Carles Puigdemont. Esta es otra demostración de la incultura democrática (analfabetismo en muchos casos) que existe en la derecha española.
Pedro Sánchez podría no tener que realizar ninguna cesión ni a ERC ni a Junts para lograr su apoyo en la investidura a través de la generación de grupos parlamentarios cumpliendo de manera estricta la ley.
La legalidad permite que para la conformación de grupos parlamentarios los partidos puedan ceder de manera temporal a diputados para alcanzar los requisitos marcados por la ley. Este es el arma de Sánchez porque tiene el músculo suficiente para poder dar a cada uno de los partidos catalanes un grupo propio.
Evidentemente, tanto ERC como Junts podrían unirse y que Bildu les cediese ese escaño con el alcanzarían los 15. Otra opción es que se forme un grupo a tres con los dos partidos catalanes y el BNG.
Sin embargo, las dos formaciones independentistas catalanas no ocultan, como se pudo comprobar en las comparecencias de sus líderes en la noche electoral, que existe un escenario de tensión absoluta entre ambas. Las estrategias de las dos formaciones son absolutamente opuestas. ERC mantiene que la solución al conflicto político en Cataluña debe ser dialogada y pactada. Junts, por el contrario, sigue abogando con el enfrentamiento frontal contra el Estado español. ¿Podrían aguantar una legislatura entera esa lucha dentro de un mismo grupo parlamentario? Evidentemente, no.
En este escenario, Pedro Sánchez no tendría ningún problema en ceder temporalmente 8 escaños a ERC y otros 8 a Junts para que cada uno forme su propio grupo parlamentario. Esto es algo muy difícil de rechazar y, evidentemente, tendrá un precio que las dos formaciones catalanas, por lógica, estarán dispuestas a pagar: la Presidencia del Congreso para el PSOE y la investidura para Sánchez. Esto es estrategia política cumpliendo la ley, algo que no entiende, porque no sabe de ello, Alberto Núñez Feijóo.