El Instituto Nacional de Estadística (INE) hizo pública ayer la Encuesta de Población Activa (EPA). En el gobierno de Pedro Sánchez se despertó la euforia, lo mismo que en los sindicatos que firmaron la reforma laboral. El gran titular fue que la tasa de paro de 2023 fue del 11,75% y, por primera vez en 16 años, se bajó de los 3 millones de parados.
Entre las palabras que se escucharon ayer destacó «robustez» del mercado laboral. Sin embargo, los propios datos de la EPA demuestran que, más bien, se están creando puestos de trabajo, pero manteniendo las tasas de precariedad.
Los datos anuales son mejores que los trimestrales: bajada del paro o subida de los ocupados. No obstante, la tasa de paro de la España de Pedro Sánchez continúa prácticamente duplicando la media de la Unión Europea.
En este «Ágora» se ha insistido en repetidas ocasiones en que la calidad del empleo que se crea no debe fijarse sólo en la tipología de los contratos, es decir, si son indefinidos o no, sobre todo cuando la figura del «fijo discontinuo» es la que están utilizando los empresarios para mantener los niveles de temporalidad. Las cifras de contratación publicadas por el SEPE así lo demuestran.
Las cifras de la EPA muestran cómo, en el último trimestre de 2023, se han destruido 211.000 empleos a tiempo completo. Mientras tanto, los puestos de trabajo a tiempo parcial aumentaron en 192.100. En consecuencia, se está parcelando el empleo y desde el gobierno de Pedro Sánchez parece que se han instalado en la posición defendida por el Partido Popular, Angela Merkel o por Felipe González: es mejor un mal empleo que no tener empleo.
La partición de los puestos de trabajo es una de las muchas asignaturas pendientes que tiene que afrontar el gobierno de Sánchez, porque queda la duda de si se está creando empleo o si lo que realmente está sucediendo es que se esté repartiendo el que hay.
Por otro lado, cerca de 1 millón de hogares tienen a todos sus miembros en paro. Este es un factor clave para entender que los índices de pobreza estructural y de riesgo de exclusión social se estén incrementando, tal y como han mostrado diferentes informes hechos públicos en los dos últimos meses.
Otro dato que impacta es que los empresarios contratan más a inmigrantes que a españoles. El INE lo justifica por una cuestión relacionada con la pirámide de edad. Sin embargo, hay otros factores estructurales.
Las cifras negativas que arroja la EPA son las que deben ser tomadas en cuenta por parte del gobierno de Pedro Sánchez porque, por más que la fotografía es buena, la radiografía es pésima. Los datos que no aparecen en los titulares del Ejecutivo han de ser tomados como la oportunidad de encontrar el camino correcto a seguir: políticas de empleo transversales y realmente efectivas que garanticen una verdadera fortaleza y robustez del mercado laboral.