En el pasado Congreso Nacional del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo volvió a demostrar su absoluta falta de altura política y su total analfabetismo respecto al análisis sobre la situación actual. Es normal que en un evento de partido los líderes se vengan arriba. No hay más que ver cómo Santos Cerdán apelaba a la limpieza de los dirigentes del PSOE frente al supuesto acoso judicial.
Feijóo trasladó su compromiso de gobernar en solitario porque, según su análisis, las coaliciones no han funcionado. En parte, es cierto, ni en el gobierno central ni en los autonómicos ha habido problemas salvo, quizá, en Andalucía con los acuerdos PSOE-Ciudadanos (último gobierno de Susana Díaz) o PP-Ciudadanos (primer gobierno de Juan Manuel Moreno Bonilla). En política municipal los consistorios de coalición sí que han funcionado, incluso con acuerdos transversales.
Sin embargo, hay varios elementos que Feijóo no tiene en cuenta para analizar las razones de los fracasos de los gobiernos de coalición. En primer lugar, en lo referente al Ejecutivo central, en ningún momento se ha tenido mayoría absoluta con la suma de los partidos que conformaban los pactos de gobierno. El PSOE de Pedro Sánchez se ha coaligado con Podemos y con Sumar en las dos últimas legislaturas pero precisaban de otras formaciones, sobre todo nacionalistas e independentistas que han estado utilizando el chantaje como herramienta para mantener el apoyo en el Congreso de los Diputados. Lo malo es que Sánchez ha tragado con esos chantajes sin ningún tipo de resistencia.
En segundo término, se ha demostrado que Vox no es un socio fiable para acometer una legislatura. No es sólo por su posicionamiento ultraderechista que es antitético a lo que significa un sistema democrático. La cuestión es que sus bases reivindicativas rozan la inconstitucionalidad, la ilegalidad o confrontan directamente con el contenido de los tratados internacionales firmados por España.
Además, las coaliciones se han realizado casi siempre dentro del mismo espacio ideológico sin explorar la posibilidad de generar una gran coalición al estilo alemán. El caso de Andalucía durante el último gobierno de Susana Díaz demuestra que romper el dogma ideológico puede ser efectivo para la ciudadanía que, al fin y al cabo, es la primera misión de un representante político.
Otro elemento que obvia Feijóo es su objetivo de lograr 10 millones de votos en unas elecciones generales para conseguir gobernar en solitario. Esto, en el escenario actual, es utópico, porque esa cifra que ha dado el líder del PP es, prácticamente, el techo de apoyo electoral de las derechas.
Como se puede comprobar en el historial electoral español, el techo de las derechas es 11,2 millones de votos. ¿De dónde pretende sacar Feijóo 10 millones? Hay que tener en cuenta que Vox, a día de hoy, está creciendo y según los sondeos estaría situado en el entorno del 15%. Eso supone más de 3 millones de votos. ¿Feijóo se ve capaz de restarle un 60% de apoyo popular a una extrema derecha en auge, sobre todo entre el electorado más joven? Por otro lado, está la figura de Alvise Pérez, cuya agrupación ya logró 800.000 votos en las elecciones europeas. Las encuestas difundidas por los medios de derechas y de izquierdas siguen colocando al Partido Popular por debajo del 30%. Este análisis no lo ha debido hacer Feijóo y, además, en el caso de que haya incluido la variable del “voto útil”, el escenario de desafección no le servirá, del mismo modo en que a Sánchez ya no le vale el miedo a la extrema derecha.
En consecuencia, el líder del Partido Popular no va a gobernar en solitario nunca. Va a tener que coaligarse con alguien. Posiblemente con Vox no le den los números y, además, la presencia de la extrema derecha provoque el rechazo de las formaciones nacionalistas conservadoras. La única solución para gobernar la tendría con un PSOE que se quite el lastre que supone Pedro Sánchez. Pero, de momento, eso no lo puede decir públicamente aunque, según aseguran fuentes del PP, no es una cuestión nada descartable con la única condición de que los socialistas exterminen cualquier rastro de sanchismo.