Denunciar lo que no quieren que sepas, una obligación

Los mensajes de WhatsApp entre José Luis Ábalos y Pedro Sánchez muestran solo una parte de lo que muchos llevamos denunciando desde hace más de una década

13 de Mayo de 2025
Actualizado a las 11:41h
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Denunciar lo que no quieren que sepas
Pedro Sánchez en un acto del Partido Socialista | Foto: PSOE

La publicación por parte del diario El Mundo de las conversaciones de WhatsApp entre Pedro Sánchez y José Luis Ábalos ha mostrado a la ciudadanía un perfil del presidente del Gobierno que muchos llevamos denunciando desde hace más de una década, prácticamente desde el momento en que Sánchez ganó legítimamente las primarias en el año 2014.

Realizar estas denuncias desde un posicionamiento de izquierdas ha supuesto muchos quebraderos de cabeza, llamadas telefónicas muy duras, reproches, discusiones y algo más. Desde el Partido Socialista muchas personas recriminaban que eso no se podía hacer desde el progresismo, que era fundamental un cierre de filas total con Pedro Sánchez, sin crítica de ningún tipo, todo alabanzas y focalizar el enfrentamiento con la derecha. Bueno, habrá quien haya estado dispuesto a hacerlo. La independencia, la conciencia, la ética profesional y el espíritu crítico libre no aceptan jamás el sectarismo. Y muchos nos hemos quedado en el lado correcto, es decir, no nublar el entendimiento con consignas o argumentarios enviados a primera hora de la mañana. La gente tiene que saber lo que el poder no quiere que se sepa, duela a quien le duela.

Este Ágora es un espacio absolutamente libre, aquí se es crítico con Sánchez, con Isabel Díaz Ayuso, con Alberto Núñez Feijóo, con la extrema derecha, con la extrema izquierda, con Donald Trump. Pero la crítica jamás debería ser vista como un ataque, sino como un punto de reflexión para analizar si lo que se está haciendo es correcto o no para los ciudadanos. Analizar los errores de quienes ostentan el poder es una obligación ni, por supuesto, puede ser interpretado como el alineamiento con un determinado sentimiento ideológico.

Lo que han mostrado los mensajes filtrados es el autoritarismo de Pedro Sánchez, el desprecio que demuestra hacia quienes se le oponen. Eso es algo que tanto en este espacio como en este medio.

Del mismo modo en que se defiende la crítica como deber periodístico, también se pondera el respeto a los off the record o a las conversaciones extraoficiales con personas con cargo de representatividad en el PSOE, algunas aún cercanas al propio Sánchez. En este Ágora jamás se ha revelado el contenido de esas conversaciones, ni se hará, porque es lo ético y correcto.

Sin embargo, la crítica al autoritarismo de Sánchez no es gratuita. Viene determinada por el análisis de sus hechos y, precisamente, por esas conversaciones que cuentan cosas tremebundas en la actuación de la actual administración del PSOE. Pongamos un ejemplo. En octubre de 2016 hubo varias personas cercanas al secretario general socialista que le advirtieron de que el plan de gobernar con el apoyo de los nacionalistas y los independentistas era un error que tendría un coste enorme para el partido. No era gente que se oponía a él, pero entendieron que la ciudadanía española no iba a entenderlo, como así ha sido. No se pueden dar más detalles de esto, pero está claro que buena parte del desprecio ciudadano al actual gobierno viene de ahí, de que no se ha entendido que cuestiones que están muy bien desde un punto de vista de la teoría política, que son legítimas desde la interpretación legal más estricta, la ciudadanía no lo comprende y pasará su factura.

También se hace necesario dejar claro que la polarización y el sectarismo actual llevan a hacer interpretaciones de los hechos desde el tamiz del interés. Desde la izquierda, sobre todo desde el PSOE, se critica que se hayan difundido conversaciones privadas, que eso es un atentado contra el secreto de las comunicaciones. Bueno, hay que recordar que desde la izquierda no se dijo lo mismo cuando se filtraron los mensajes SMS de Mariano Rajoy con Luis Bárcenas, el famoso “Luis, ¡se fuerte!”. Entonces se trató como un elemento del derecho a la información. El hecho es el mismo, pero, claro, entonces afectaba al PP y beneficiaba al PSOE. El sectarismo es la podredumbre del ser humano porque le hace perder el carácter crítico absoluto y se ve la realidad con antojeras. Siempre ha habido filtraciones y esas filtraciones siempre son interesadas porque buscan algo.

Cuando en Diario16+ hemos publicado estos días en exclusiva los documentos que muestran cómo la administración de Donald Trump tiene intención de regalar tierras públicas para que los magnates petrolíferos que le donaron millones de dólares realicen prospecciones, ¿estamos difundiendo una cuestión interna o estamos denunciando un comportamiento cercano a la corrupción?

Eso sí, da mucho placer cuando las propias palabras de los implicados dan la razón a las denuncias de tantos años y callan las bocas que emiten sonidos dirigidos desde el sectarismo.

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