La tramitación parlamentaria de la Ley Trans de Irene Montero y Pedro Sánchez se acerca a su fin, por más que se estén produciendo ampliaciones en los plazos para la presentación de enmiendas. Esta norma, tal y como está planteada, ha recrudecido la guerra existente entre el lobby gay y las feministas porque el actual presidente del Gobierno se ha posicionado claramente a favor de las posiciones queer de Irene Montero. Esto supone un repudio de facto de uno de los pilares fundamentales del PSOE: el feminismo.
No es noticia que el proyecto de ley ha provocado una división enorme dentro del PSOE entre las feministas y el lobby gay, una verdadera guerra porque éstos pretenden imponer aspectos que van en contra de los principios fundamentales que debería defender un partido que se llama «socialista». Todo ello con la aprobación y la anuencia de Pedro Sánchez.
Una vez que pase el periodo de enmiendas, la Ley Trans llegará al Congreso de los Diputados y en ese momento la dirección del Grupo Parlamentario Socialista pretenderá imponer el voto favorable a través de lo que se ha dado en llamar «disciplina de voto» que, en realidad, es un sistema perverso y dictatorial que en nada se diferencia de las votaciones del Consejo Nacional del Movimiento franquista o del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética.
En este punto de la tramitación, las feministas del PSOE, las que llevan luchando durante toda su vida por lograr la igualdad real de género, están obligadas a romper esa disciplina de voto y votar en conciencia, por más que luego las sancionen. Es la única forma de parar esta ley, a través de una rebelión democrática, de conciencia, de ética, de moral y de coherencia ideológica. Es decir, anteponer todos los aspectos de los que carece Pedro Sánchez.
En este sentido, se está focalizando mucho en la figura de Carmen Calvo, como referente del feminismo dentro del PSOE. También se está haciendo hincapié en que son las feministas históricas las que se oponen a la Ley Trans. Es cierto que la exvicepresidenta del Gobierno es un referente que ya está en la historia del Partido Socialista. Sin embargo, no se trata de feminismo histórico o del nuevo feminismo. Una feminista que se precie de defender la igualdad no puede estar a favor jamás de una ley que borra del mapa la propia naturaleza de la mujer. Por eso, sea Carmen Calvo, Laura Berja o las decenas de mujeres socialistas que están en contra de esta aberración jurídica, deben levantar su voz, como lo han hecho en tantas ocasiones para defender los derechos de las mujeres, y oponerse con su voto negativo.
Por otro lado, los hombres del PSOE también tienen que estar a la altura y apoyar a sus compañeras. Fuentes internas del Partido Socialista han confirmado que también hay diputados que están en contra de la Ley Trans. Demuéstrenlo fuera de un comentario de pasillo y de una charla de café. Voten en contra de esta aberración.
Una feminista que se precie de defender la igualdad no puede estar a favor jamás de una ley que borra del mapa la propia naturaleza de la mujer
Uno de los puntos más polémicos es la entelequia de la autodeterminación de género, un concepto utópico y lleno de vacíos legales que abre demasiadas puertas al abuso e, incluso, al incremento de la criminalidad y la impunidad de determinados delitos.
Los diputados y diputadas deben tener en cuenta, cuando la Ley Trans de Irene Montero llegue al Pleno del Congreso, que su voto debe ser útil para la defensa de los derechos de la mujer y de la infancia. Esta norma es una verdadera arma de destrucción masiva que puede destrozar todos los avances logrados en España.
Por otro lado, no se puede olvidar que en otros países donde ya hicieron el experimento de la autodeterminación del sexo registral se está legislando para dar marcha atrás por las graves consecuencias que una entelequia queer ha provocado, porque ese concepto atenta directamente contra los derechos de las mujeres y han sido muy nocivos para la infancia y la adolescencia.
La autodeterminación libre de género, tal y como está planteada en el proyecto de ley, elimina que la transexualidad de la persona sea referida o confirmada como real por un especialista médico. Los defensores de la ley afirman que no se puede patologizar el sentimiento de pertenencia a un género u otro e, incluso, están promoviendo la idea de que todos los hombres y mujeres pueden haber nacido en un cuerpo equivocado.
La disforia de género existe y puede ser confirmada por un profesional médico. No es ninguna patología ni ninguna enfermedad, por tanto, si no se trata de un trastorno no puede patologizarse. La propia Organización Mundial de la Salud descartó la disforia como un trastorno mental o psiquiátrico. Por tanto, lo que puede provocar la Ley Trans de Irene Montero y Pedro Sánchez es hipotecar la vida de los jóvenes y de los menores, sobre todo si inician tratamientos hormonales que no tienen vuelta atrás. Si no existe una disforia real y, gracias al articulado de la Ley Trans, se produce un cambio de sexo biológico esa persona no puede volver atrás. Por esta razón es importante que haya un control médico para no basar una decisión vital en un sentimiento.
En otros países donde ya hicieron el experimento de la autodeterminación del sexo registral se está legislando para dar marcha atrás por las graves consecuencias que una entelequia queer ha provocado, porque ese concepto atenta directamente contra los derechos de las mujeres y han sido muy nocivos para la infancia y la adolescencia
Por otro lado, el régimen sancionador propuesto en la Ley Trans elimina de facto la tutela judicial efectiva reconocida por la Constitución, la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea y la Carta de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Además, pone en cuestión otras libertades reconocidas por la Carta Magna como la libertad de pensamiento y expresión, lo que, en realidad, demuestra que Irene Montero pretende, desde el sectarismo queer más absoluto, imponer una nueva ley mordaza que elimine cualquier disidencia. Por esta razón, las feministas del PSOE deben rebelarse, saltarse la disciplina de voto e intentar frenar este proyecto de ley.
Respecto a los menores de edad, la Ley Trans, tal y como está redactada en la actualidad, contiene aspectos que enajenan la patria potestad de las madres, los padres o de las personas con responsabilidad.
En consecuencia, las mujeres feministas del PSOE (también los hombres) no pueden permitir que uno de los pilares sobre los que se sustenta el edificio ideológico del Partido Socialista Obrero Español se derrumbe. Ya se ha roto la disciplina/dictadura de voto anteriormente. A Pedro Sánchez no le importó que varios diputados, como la actual presidenta del Congreso, votaran en contra de la investidura de Mariano Rajoy. Odón Elorza, por ejemplo, antepuso su ética y sus convicciones al votar contra el nombramiento de Enrique Arnaldo para el Tribunal Constitucional.
Un acto de rebelión puede salvar la dignidad de un partido que, desde el año 2014, está abandonando principios insustituibles en favor de los intereses de una persona que, cuando se vaya a Europa, la OTAN o la Internacional Socialista, dejará un solar político e ideológico.