Pedro Sánchez, inhabilitado

El giro hacia posicionamientos de extrema izquierda que se quiere dar en el Congreso Federal que se celebra este fin de semana es, precisamente, lo contrario a lo que necesita el país

26 de Noviembre de 2024
Actualizado el 27 de noviembre
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Pedro Sanchez Inhabilitado Congreso PSOE
Pedro Sánchez, alza la mano extendida en un acto de "su" partido | Foto: Flickr PSOE

No se trata de la declaración de Víctor de Aldama, el Caso Koldo o la instrucción de la causa contra Begoña Gómez por la presunta comisión de los delitos de apropiación indebida, intrusismo, corrupción en los negocios y tráfico de influencias. Eso son asuntos muy serios a los que se tiene que enfrentar Pedro Sánchez y que, dependiendo de cómo avancen, podrán hacerle caer del gobierno.

La cuestión es que Pedro Sánchez está absolutamente inhabilitado para ejercer cualquier tipo de responsabilidad de liderazgo porque su propia actuación a los mandos del PSOE así lo demuestra. En una democracia, el líder de uno de los partidos de gobierno no puede moverse en base a sus intereses o a su ambición personal. Sánchez lo lleva haciendo desde 2014.

Además de imponer en el PSOE un régimen de corte absolutamente estalinista, las líneas políticas del partido que ha gobernado España en 27 de los 47 años que han pasado desde las primeras elecciones democráticas tras la muerte de Franco, Pedro Sánchez ha ido modificando la línea política del partido en base a sus intereses y sus cálculos.

No hay más que hacer un repaso a los congresos federales desde que Pedro Sánchez fue elegido secretario general en 2014. El 39 Congreso, celebrado en Madrid en 2017, fue la palanca que utilizó Sánchez para imponer su poder absoluto. Creó una estructura estatutaria y reglamentaria que prácticamente le blindaba en el cargo y, sobre todo, eliminaba de facto cualquier disidencia que pudiera surgir.

Hay que recordar que ese 39 Congreso debió celebrarse en el mes de febrero de 2016. Sin embargo, Pedro Sánchez maniobró de manera hartera para posponerlo tras los fracasos electorales en los que consiguió los peores resultados de la historia del PSOE. Sabía que si se enfrentaba a un congreso, era el final de su carrera política. Por eso llegó a propiciar negociaciones para intentar gobernar con sólo 90 escaños en los primeros meses de 2016 (pacto con Albert Rivera en el que renunció a un 90% de su programa electoral) y con 85 escaños en el mes de septiembre de ese año y que terminaron con su destitución el 1 de octubre de 2016. Cuando el PSOE era el PSOE.

En 2021, en el 40 Congreso de Valencia, a Pedro Sánchez le interesaba presentarse como más moderado. Por esa razón, todo el congreso se focalizó en la idea de la socialdemocracia. Incluso llegó a participar Felipe González en el acto central del sábado.

En aquellos meses muchos periodistas recibimos la información de que existía una estrategia supuestamente diseñada por el propio González y José María Aznar para, en los últimos meses de 2021 o los primeros de 2022 se rompiera el pacto de gobierno del PSOE con Podemos para, presuntamente, conformar una gran coalición con el Partido Popular.

La información, que a este medio llegó a través de distintas fuentes sin conexión aparente, señalaba tanto Sánchez como Pablo Casado estaban de acuerdo. Sin embargo, Ayuso dinamitó al PP y fulminó a Pablo Casado. Todo parecía indicar que con el nombramiento de Alberto Núñez Feijóo no habría inconvenientes en seguir adelante con la estrategia, dado el supuesto perfil moderado del actual presidente del Partido Popular. No fue así.

Esta semana se celebra el 41 Congreso Federal que Pedro Sánchez ha adelantado un año. Evidentemente, la única causa es el interés particular del secretario general. Las concesiones a los socios parlamentarios de Sánchez, los pactos sin ningún tipo de consulta real a la militancia, han provocado que la oposición interna en federaciones supuestamente sanchistas se haya incrementado en una proporción que Sánchez se ha visto amenazado. Por eso adelanta el Congreso Federal para, posteriormente, en los regionales intentar pasar a cuchillo a quienes han osado a posicionarse en contra de sus decisiones. Más que demócrata, este hombre es un ácrata de manual.

Según se puede comprobar en la Ponencia Marco del 41 Congreso, el PSOE vuelve a dar un giro en su línea política para colocarse en el posicionamiento del populismo de extrema izquierda. Eso sí, sin tocar aspectos como las relaciones con Marruecos y la defensa de la autodeterminación del Sáhara Occidental (no vaya a ser que su "amo" Mohamed filtre cosas) o la Monarquía. En el PSOE, eso sí, se habla con cierto sarcasmo que, tal vez, tras la actuación de Felipe VI en Paiporta, donde dejó como un cobarde a Pedro Sánchez, sea el momento en que sí que se acepten las enmiendas republicanas. La venganza de Sánchez suele ser cruel y no le importa sobre quien se dirija.

Un partido político de una democracia, sobre todo si es una formación de gobierno, no puede condicionar su línea política en base a los intereses de su líder. Ramón Rubial afirmaba que «primero España, luego el PSOE y después nosotros, los militantes. Porque el PSOE tiene que ser un instrumento al servicio de la sociedad, no al servicio de sí mismo». El socialismo de Rubial no puede ser puesto en duda jamás, aunque en el sanchismo haya quien piense que el único hacedor sea Pedro Sánchez. Estas palabras resumen lo que el actual Partido Socialista (o Partido Sanchista) ha olvidado. Desde que Pedro Sánchez es secretario general se ha pasado de una formación política con un proyecto para España a ser el instrumento de poder de su líder.

El PSOE, actualmente, no puede ofrecer nada a los ciudadanos de clase media y trabajadora. Sólo propaganda y exaltación del líder supremo porque esa es su línea política. El pensamiento único del PCUS se queda corto con lo que es ahora el PSOE.

Este giro a la extrema izquierda resulta incomprensible cuando, precisamente, lo que el país necesita es templanza, bajar el balón a tierra y reducir la crispación. Sin embargo, irse a los extremos lo único que provoca es incrementarla porque, en ese terreno, es donde mejor se maneja Pedro Sánchez, en el barro y el fango de la política…, salvo que ese barro y ese fango sean de Paiporta, que entonces huye como Boabdil.  

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