Sánchez coloca al PSOE en puestos de descenso

Tras la entronización de Pedro Sánchez en el Congreso de Sevilla, la realidad es que el Partido Socialista se encuentra en puestos de descenso si se transponen los resultados electorales desde 2014 hasta hoy con la clasificación de la liga de fútbol

09 de Diciembre de 2024
Actualizado el 11 de diciembre
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Pedro Sanchez PSOE descenso
Pedro Sánchez, en Ferraz | Foto: Flickr PSOE

El 41 Congreso Federal del PSOE fue un nuevo ejercicio de entronización de Pedro Sánchez, un congreso a la búlgara en la que todo estaba controlado. Lo que no lo estaba, se controló a través de la ejemplarización.

Sin embargo, a pesar de lo que crean los militantes socialistas, que en muchos casos están alienados por la propaganda de los aparatos sanchistas, Pedro Sánchez tiene al PSOE en puestos de descenso.

A través de un paralelismo con el modelo de clasificación de la liga de fútbol, y haciendo un repaso al currículo electoral del PSOE desde que Pedro Sánchez está tiene el mando absoluto (y absolutista) del partido, se comprueba que los resultados son un fracaso.

Para los lectores que no estén familiarizados con este tipo de modelo de puntuación, la victoria se premia con 3 puntos, el empate con 1 punto y la derrota con 0 puntos. Cuando empieza una temporada, existe una barrera de 42 puntos que marca el descenso. El PSOE de Pedro Sánchez estaría por debajo de ese puntaje.

Tras las derrotas en las elecciones gallegas, vascas y europeas de 2024, sólo paliadas con la victoria en Cataluña, se demuestra que es un verdadero desastre.

La elección de determinados candidatos a las elecciones, sobre todo las apuestas personales de Pedro Sánchez que han fracasado estrepitosamente, la utilización de las listas como lugar de acomodo de perdedores en anteriores comicios olvidando la implantación territorial, son algunos de los factores que están provocando la revoltura orgánica.

Son cada vez más los militantes o dirigentes que empiezan a ver la luz o a darse cuenta de que Pedro Sánchez ha pasado de ser un activo para convertirse en un lastre electoral. El PSOE es un partido ganador y, desde que el actual secretario general alcanzó el poder (con el lapso de la gestora) los socialistas han perdido mucho más que han ganado, por más que hayan conseguido alcanzar el gobierno.

Un análisis de los resultados electorales desde el año 2014 demuestra que el PSOE ha perdido más del 60% de los comicios en los que ha comparecido. Sólo ha logrado ser la primera formación en un 35% de las convocatorias.

En una liga de fútbol cada equipo pone en juego 114 puntos. Con la estadística de los resultados electorales, el PSOE de Pedro Sánchez apenas ha logrado desde 2014 39 puntos, es decir, está en puestos de descenso.

En las elecciones generales, Pedro Sánchez se ha presentado en cinco ocasiones y sólo logró la victoria en las dos convocatorias del año 2019, es decir, cuando la esperanza tras la moción de censura y las medidas progresistas aprobadas por ese primer gobierno aún estaban candentes. Aun así, entre las elecciones de febrero de 2019 a las de noviembre, Sánchez se dejó más de 700.000 votos y un 11,9% del apoyo popular.

En las otras tres ocasiones Sánchez no consiguió llevar al PSOE a ser la fuerza más votada. En 2018 y 2019 cosechó las dos derrotas más duras de la historia del Partido Socialista con 90 y 85 escaños, respectivamente. En 2023, aunque logró a través de la aritmética parlamentaria ser investido como presidente, el PSOE fue la segunda fuerza más votada, tras el PP de Alberto Núñez Feijóo.

Respecto a las elecciones municipales, Sánchez jamás ha conseguido superar los 8 millones de votos. Ganó las de mayo de 2019, pero tuvo dos debacles en 2015 y 2023. En concreto, en las últimas se obtuvo el tercer peor resultado de la historia del PSOE, con 6,29 millones de votos, sólo por encima de las de 2011 (6,27 millones) y las de 1979 (4,62 millones).

En las autonómicas de las regiones históricas, en Andalucía perdió la mitad de los votos que tenía el PSOE-A antes de su llegada y, sobre todo, ha perdido el gobierno dejando al PP con una mayoría absoluta impensable.

En Cataluña ganó las últimas elecciones gracias a la captación del voto de Ciudadanos, pero en 2015 apenas superó el medio millón de votos, colocando al PSC en tercer lugar y en 2017, cuando fue la cuarta fuerza política de Cataluña.

En el País Vasco, desde que Pedro Sánchez es secretario general, el PSOE ha perdido casi la mitad de los votos, llegando a ser en 2016 cuarta fuerza política.

De Galicia, ya se ha visto que desde el bipartito PSOE-BNG, ha sido una caída en picado hasta lograr los peores resultados de la historia del PSdeG.

En el resto de las comunidades autónomas, salvo Asturias Extremadura, se han perdido elecciones en alguna de las convocatorias desde 2014. Resulta absolutamente impresentable la situación en la Comunidad de Madrid, donde el PSOE ha quedado relegado como tercera fuerza política de la región, siendo, quizá, la federación socialista más castigada por las decisiones de Pedro Sánchez.   

Las cifras son incuestionables. Pedro Sánchez no ha sido jamás un activo para el PSOE. Ha perdido mucho más de lo que ha ganado y, de continuar con la dinámica de liderazgo personalista, mesiánico y sin ningún tipo de debate interno, el Partido Socialista va camino de la extinción o, lo que sería incluso más doloroso, a la escisión, porque la gente no aguanta una debacle más y en el horizonte no hay ningún atisbo de esperanza.

La cuestión es que esas cifras serían defendibles si el PSOE no fuese uno de los dos partidos que ha gobernado España desde la restauración de la democracia tras la muerte del dictador. Volviendo al símil futbolístico, es como si el Real Madrid o el FC Barcelona hubieran descendido a segunda división. En el fútbol, con estos resultados, el entrenador habría sido cesado hacía tiempo.  

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