Pedro Sánchez, su gobierno y el sanchismo viven totalmente alejados de la realidad. Su único objetivo es tener argumentarios propagandísticos positivos, plagados de datos manipulados o incompletos. Sin embargo, lo real no se puede ocultar. La macroeconomía no es un indicador real de la eficacia de un gobierno. Al contrario, el deber de un Ejecutivo, sobre todo si se autoproclama progresista, es llevar la prosperidad macro a los bolsillos de los ciudadanos. Ese es el mayor fracaso de Pedro Sánchez, su incapacidad para aprovechar la recuperación económica para generar un escenario próspero similar o superior al del último lustro del siglo XX y la primera década del XXI.
Acceder a una vivienda en España se ha convertido en un reto cada vez mayor para las familias trabajadoras. El último informe de Idealista señala que el porcentaje de los ingresos que los hogares deben destinar para poder alquilar o comprar su vivienda se ha disparado en el segundo trimestre del año.
En el caso del alquiler, el esfuerzo medio alcanza ya el 38% de los ingresos familiares, dos puntos más que el año anterior, mientras que la compra exige destinar el 24%, un punto por encima del mismo periodo de 2024. Estas cifras superan con creces el límite del 30% recomendado por los expertos, especialmente en el mercado del alquiler.
El mercado del arrendamiento se encuentra en un auténtico estado de emergencia y está próximo a desbordarse en muchas localidades. La falta de oferta y el incremento sostenido de los precios empujan a las familias que tienen la más mínima posibilidad hacia la compra, lo que a su vez tensiona enormemente ese mercado.
El problema es especialmente grave en las grandes ciudades. Barcelona es la capital donde el alquiler exige una mayor parte de los ingresos familiares, con un 44%. La siguen Palma, Málaga, Valencia, Alicante y Madrid, donde el esfuerzo oscila entre el 39% y el 43%. También en ciudades como Segovia, San Sebastián o Las Palmas de Gran Canaria el esfuerzo para pagar el alquiler supera ampliamente el umbral del 30%. Por provincias, Málaga se sitúa en cabeza, ya que sus habitantes deben dedicar el 55% de sus ingresos a alquilar una vivienda, seguida de Baleares, Barcelona y Valencia.
El mercado de la compra tampoco es ajeno a esta situación. Aunque el esfuerzo para adquirir una vivienda suele ser menor que el del alquiler, en capitales como Palma, Málaga, San Sebastián, Madrid y Barcelona el porcentaje necesario supera igualmente el 30%. En provincias como Baleares o Málaga la compra de una vivienda absorbe el 44% de los ingresos familiares, mientras que en territorios como Ciudad Real o Jaén el esfuerzo apenas alcanza el 10%.
Fracaso de Sánchez: salarios estancados y vivienda más inaccesible
La fotografía que dibuja el informe de Idealista pone en evidencia el fracaso de Pedro Sánchez en materia de vivienda y salarios. Durante los últimos años, la Moncloa sanchista ha sido incapaz de corregir el desequilibrio estructural del mercado, en el que la oferta sigue siendo insuficiente y los precios continúan al alza. Las promesas de impulsar un gran parque de vivienda pública en alquiler han quedado en gran medida en papel mojado. Menos del 2,5% del parque residencial español es de titularidad pública, muy por debajo de la media europea, que ronda el 15%.
Las medidas adoptadas para limitar los precios de los alquileres tampoco han tenido el efecto esperado. Expertos del sector señalan que los controles han reducido la oferta disponible en el mercado privado y han generado inseguridad jurídica, lo que ha contribuido a tensionar aún más los precios. A ello se suma el impacto de la subida de los tipos de interés, que ha encarecido la compra y ha dejado a muchas familias atrapadas en un mercado de alquiler cada vez más hostil.
En paralelo, los salarios han crecido muy por debajo del coste de la vida, sobre todo en los baremos más bajos, que es donde se mueven las familias de clase trabajadora. Aunque el Gobierno ha aprobado sucesivos incrementos del Salario Mínimo Interprofesional, no ha sido suficientes para compensar la inflación acumulada y el encarecimiento de la vivienda. Para miles de familias, especialmente jóvenes, destinar más del 40% de sus ingresos al alquiler en las principales ciudades es ya una realidad insostenible.
Sin soluciones a la vista
La crisis del acceso a la vivienda se ha convertido en un problema estructural en la España de Pedro Sánchez. Con un mercado privado tensionado, salarios insuficientes (impropios de la cuarta economía y del supuesto “motor económico” de la UE) y políticas públicas que no han logrado revertir la tendencia, las perspectivas a corto plazo no son halagüeñas. La única salida pasa por adaptar los salarios al coste real de la vida.
Mientras eso no ocurra, el esfuerzo que los hogares españoles deben destinar a pagar su vivienda seguirá disparándose y situará a España entre los países europeos con mayor tasa de sobrecarga habitacional. De esto, Sánchez calla porque, en realidad, está como ausente.