Una investidura que huele a entierro

14 de Noviembre de 2023
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Hoy se inicia la investidura de Pedro Sánchez, un procedimiento para el que el Partido Socialista Obrero Español se ha visto obligado a renuncias muy importantes, a pagos desorbitados y, sobre todo, a mentir respecto a lo que decían sus representantes sólo unos días antes de las elecciones.

El eufemismo de los «cambios de opinión» no tapa lo que ha sucedido en realidad con el PSOE: han mentido y eso tendrá un precio de cara a los votantes.

Quien espere sorpresas de cara a la investidura, puede esperar sentado. Habrá cierre de filas. Ninguno de los diputados del Grupo Socialista va a protagonizar ninguna salida de tono porque, tal y como se analizó en este Ágora, el voto es en conciencia y todos y cada uno de los escaños del PSOE quieren que Pedro Sánchez sea presidente. Otra cosa será lo que suceda en un futuro cercano, pero mañana todos votarán a favor.

Sin embargo, esta Presidencia de Pedro Sánchez va a tener unas consecuencias gravísimas para el Partido Socialista. La factura a pagar será la irrelevancia y, de este modo, Sánchez sobrevivió al aparato del PSOE pero el PSOE no sobrevivirá a él. Todos los que ahora le vitorean, los que le ríen las gracias, los que le ven como a un estadista o al mesías del progresismo, en el medio plazo se echarán las manos a la cabeza cuando, en las próximas elecciones generales, apenas llegue al medio millón de votos.

El PSOE siempre ha tenido una cultura muy hedonista. En cambio, son los votantes los que han propiciado que Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez sean presidentes del Gobierno. Y los votantes del Partido Socialista están absolutamente desconcertados y decepcionados porque Sánchez les ha mentido a la cara vilmente. La verdad es que los votantes tienen la piel demasiado fina, porque miente a todo el mundo, no iban a ser ellos especiales.

A nivel interno, dirigentes y militantes socialistas afirman que tanto la ley de amnistía como las cesiones milmillonarias a Cataluña y Euskadi no van a tener un coste electoral porque todo esto en un par de años se ha olvidado. Asimilan la situación con lo ocurrido con la concesión de los indultos a los políticos catalanes encarcelados y es un gravísimo error realizar esa comparación. Son dos situaciones absolutamente diferentes.

En primer lugar, habrá que ver si el próximo gobierno aguanta más de esos dos años. Las condiciones pactadas entre el PSOE y los partidos soberanistas están circunscritas en exclusiva a la investidura, nada más. El equilibrio parlamentario es tan débil que ese gobierno puede caer en cualquier momento, salvo que Sánchez fuerce la situación para permanecer en el cargo a pesar del bloqueo. Esto, conociendo al personaje, no es descartable.

En segundo término, el votante socialista se siente traicionado porque ni la amnistía ni las concesiones a Cataluña estaban incluidas en el programa electoral. Durante la campaña, Sánchez prometió lo contrario de lo que ha hecho ahora, algo muy propio de su mitomanía.

Cuando desde el PSOE, o desde otras fuerzas, se dice que eso es lo que votó la ciudadanía es falso. Cuando Patxi López afirma cosas como que «hemos tejido un acuerdo transversal que representa a la pluralidad del país y del que saldrá un gobierno con una gran agenda social y para el reencuentro» la gente sólo entiende que se ha utilizado su voto para hacer lo contrario de lo que prometieron. Eso pasa factura y la gente no olvida.

La mejor demostración de que los socialistas saben que han actuado mal y que han mentido vilmente a sus votantes es la respuesta que dirigentes y militantes dan cuando se les pregunta que por qué no lo incluyeron en el programa electoral o lo incluyeron en la campaña: «Es que entonces no nos vota ni ‘El Tato’». Desde luego, esa actitud no es muy transparente.

Que se lo digan al Partido Socialista Francés, que vaga como «La Llorona» después de que el último gobierno mintiera de una manera tan miserable a como lo ha hecho el PSOE para garantizar que Sánchez siga en la Presidencia del Gobierno. En las últimas elecciones, sólo un 1,4% de los votantes. Ese es el camino que ha emprendido el Partido Socialista español.

Pedro Sánchez puede formar gobierno, evidentemente y está en su legítimo derecho de hacerlo. La reclamación de exclusividad de Feijóo porque el PP ganó las elecciones es absurda porque España es una democracia parlamentaria. Sin embargo, llegar a la Presidencia del Gobierno a través de la mentira, el engaño y los juegos de trilero restan legitimidad porque al pueblo no se le puede mentir, ese es el primer deber de un político…, salvo que seas Pedro Sánchez y te creas por encima de todos y de todo porque él lo vale.

El votante del PSOE, la gente que madruga todos los días para levantar el país y mantener a su familia, no entiende de plurinacionalidades, de que se regale la impunidad a cambio de unos pocos votos, de que por el interés egoísta de una persona o de un partido se haga borrón y cuenta nueva que en otros casos no se hace. La gente que votó al PSOE no va a volver a hacerlo y ese es el legado que dejará Pedro Sánchez y por el que pasará a la historia, por enterrar a un partido histórico.     

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