La insaciabilidad de los fondos buitre es infinita. Ya han expoliado a cientos de millones de familias en todo el mundo, sobre todo en países desarrollados. Ahora tienen un nuevo objetivo: arruinar y controlar las economías de los países pobres o en desarrollo.
El mejor ejemplo de ello se encuentra en la guerra iniciada entre el fondo CRF1 Ltd, constituido en 2009 en las Islas Caimán, uno de los mayores paraísos fiscales del mundo, contra la República de Cuba.
El país caribeño firmó en los años 80, cuando todavía estaba en el poder Fidel Castro, dos préstamos con varios bancos europeos. En estos días se está celebrando un juicio entre Cuba y el fondo buitre en un Tribunal de Justicia de Londres en que se dirime si CFF! es el titular real de la deuda.
Los fondos buitre, tal y como conocen bien los ciudadanos de las clases medias y trabajadoras, compran paquetes de deuda de difícil cobro por muy poco dinero y con que recuperen un mínimo porcentaje ya sacan una elevada rentabilidad de la operación.
Este modus operandi se pudo comprobar en España con la compra de carteras de créditos dudosos a los bancos que necesitaban liquidez. Desde el Santander hasta entidades más pequeñas recurrieron a los fondos buitre para colocarles a muy bajo precio préstamos que estaban ya provisionados. Una vez que se hacían con esas carteras, los fondos iniciaban una estrategia superagresiva de recobro en la que no dudan en utilizar la coacción, las mentiras y la extorsión.
Ahora CRF1 pretende cobrar la supuesta deuda de Cuba que, cuando se firmó el préstamo, era de 78 millones de dólares y que, tras la aplicación de intereses abusivos, supondría el pago de una cantidad que se acercaría al 10% del PIB. De no tener recursos económicos, el fondo se quedaría con activos del Estado cubano como tierras públicas o, incluso, material militar. Anteriormente, los derechos de esa deuda se encontraban gestionados por ICBC Standard Bank, filial británica de la entidad china ICBC.
Por su parte, Cuba ha dejado claro, a través de su Banco Nacional, que no reconoce al fondo buitre como acreedor. «El objeto de este procedimiento es deuda pública porque fue contraída por el BNC antes de 1997, cuando tenía funciones de Banco Central. Desde entonces, el BNC no tiene facultad para actuar en nombre del gobierno cubano. Tampoco para aprobar cesión de deuda pública sin la autorización previa del Ministerio de Finanzas y Precios y del Consejo de Ministros, dado que el BNC no puede, en ningún caso, autorizar la cesión de garantías otorgadas por el Estado (garantías soberanas). El BNC y Cuba jamás han desconocido sus deudas y han mantenido siempre el interés de negociar con sus legítimos acreedores», afirmó en un comunicado la Superintendencia del Banco Nacional de Cuba.
En el juicio que se celebra en Londres se dilucida si el traspaso de esos derechos de ICBC a CRF1 se hizo de manera legal, puesto que la autorización fue realizada por el funcionario Raúl Olivera Lozano, que en la actualidad se encuentra en prisión acusado de haber recibido sobornos de agentes tanto del fondo buitre como de la filial británica del banco chino que, supuestamente, se reunieron con el funcionario y le ofrecieron una cantidad cercana a los 30.000 dólares para obtener o acelerar la asignación de la deuda.
Además, la cesión realizada por Raúl Olivera Lozano es nula, según defienden tanto la República de Cuba como el Banco Nacional, puesto que consta sólo una firma en vez de las dos que son necesarias y, además, sin el consentimiento del Ministerio de Finanzas y del Consejo de Ministros.
Una estrategia que no es nueva
Los fondos buitre ya han dado duros golpes a las economías de otros países pobres o en desarrollo. En la primera década del siglo XXI, el fondo Elliot Management Corporation tumbó el acceso a los mercados internacionales de deuda de Argentina y llegó a embargar la fragata Libertad, un símbolo para el país.
El fondo rechazó las propuestas del gobierno argentino para reestructurar la deuda y consiguió que Argentina le pagara 1.300 millones de dólares por bonos que compró por 40 millones durante la crisis económica.