Cuentan que los niños y los borrachos son los únicos que dicen toda la verdad, lo mismo que no hay mayor corrupto que el que se cree impune frente al peso de la ley. Cuentan que la semana pasada el hijo de Elon Musk, mientras pegaba un moco en el escritorio Resolute del Despacho Oval, le dijo a Donald Trump que cerrara la puta boca, que él no era el presidente y que debía irse. No se escucha muy bien el audio de lo que dijo X Æ A-12 (sí, así se llama el hijo de 4 años de Elon Musk), por lo que no se puede asegurar que esas fueran sus palabras. Sin embargo, lo que muchos entendieron es que fue una toma de poder absoluta mostrando ante todo el mundo quién es el que realmente manda en Estados Unidos.
La cuestión es que el hombre más rico del mundo ha sido elevado por Trump a tener unas cotas de poder político ignotas hasta ahora. Es evidente que el dinero de Musk fue clave para la victoria de Trump. Una limosna de más de 250 millones de dólares le ha dado todo el poder. Eso sí, aquellos que llegaron a la Casa Blanca con el discurso de que iban a acabar con la corrupción, son los primeros que están teniendo comportamientos absolutamente corruptos. Sorprende que millones de personas en todo el mundo aplaudan lo que está sucediendo en Estados Unidos mientras claman contra la corrupción en sus países y hablan de «sistema corrupto y criminal».
La realidad es que Elon Musk está transitando por una línea peligrosa en la que ya no se sabe lo que es conflicto de intereses y lo que es corrupción. Donald Trump, tal y como publicamos en Diario16+, ya se está encargando de suprimir todos los órganos de lucha contra la corrupción. Ahora, Elon Musk va a tener control sobre proyectos federales y partidas presupuestarias cuando sus empresas son el principal contratista del país, incluso en cuestiones de defensa, seguridad nacional e inteligencia.
Cuando se le pregunta por esto, Musk se sale por la tangente con respuestas en las que trata a la ciudadanía de imbéciles profundos. No hay conflicto de interés porque «no soy yo, es la empresa la que presenta los proyectos». Estas palabras se definen por sí mismas.
Dos de las principales operaciones comerciales de Musk, Tesla y SpaceX, han recibido cerca de 20.000 millones de dólares de dinero público. El gobierno de los Estados Unidos ha «subcontratado su programa espacial a SpaceX, y Tesla, una empresa de vehículos eléctricos inestable cuando Musk la compró, sólo despegó después de recibir 465 millones de dólares en subsidios de la administración Obama en 2010», señala Político en una investigación basada en documentos oficiales.
Musk ha cobrado muchos millones de dólares del Departamento de Defensa, la NASA y la comunidad de inteligencia estadounidense, a lo que hay que sumar los subsidios gubernamentales y créditos fiscales a la industria de vehículos eléctricos que tanto han impulsado a Tesla.
En 2021, según destapó el Wall Street Journal, SpaceX firmó un contrato clasificado con el gobierno por valor de 1.800 millones de dólares. En agosto de 2023, el Pentágono firmó un contrato de cerca de 100 millones de dólares con Starshield, una filial de SpaceX. Además, Musk mantiene contratos con la NASA por valor de más de 3.000 millones.
Estas cifras han generado la alarma incluso en el Partido Republicano, el de verdad, no el aquelarre de fanáticos supremacistas de MAGA. El excongresista por Illinois Adam Kinzinger fue muy claro: «El gobierno necesita eliminar a Elon Musk y sus empresas de los contratos con el gobierno de Estados Unidos. No puedo pensar en nada más peligroso que esto», afirmó en, precisamente, la red social X.
The government needs to cut @elonmusk and his companies out of contracting for the US Govt.
— Adam Kinzinger (Slava Ukraini) 🇺🇸🇺🇦🇮🇱 (@AdamKinzinger) October 8, 2024
I can think of nothing more dangerous than this https://t.co/CFaTE0caUZ
En otro post, fue absolutamente contundente: «Ser rico no te pone por encima de la ley».
Lo que este mes en el poder ha demostrado es que Donald Trump y toda su tropa han llegado para enriquecerse, no para acabar con el sistema. Eso es corrupción, además de la mayor estafa política de la historia de occidente.