Elusión fiscal y codicia, las claves del apoyo de Elon Musk a Trump

El hombre más rico del mundo afirmó que si no ganaba el candidato republicano estaría «muy jodido»

04 de Noviembre de 2024
Actualizado a las 11:39h
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Elon Musk
Elon Musk participa en un acto de campaña de Trump en Pennsylvania

Quedan dos días para las Elecciones Presidenciales de los Estados Unidos y, además de las charlotadas de Donald Trump, uno de los elementos que más ha sorprendido ha sido la entrega del hombre más rico del mundo, Elon Musk, al candidato republicano. Incluso, ha llegado a dar mítines en solitario para intentar captar votos para el expresidente.

Musk lo está apostando todo por Trump. Según el New York Times, ya se ha gastado más de 120 millones de dólares en financiar la campaña republicana y todo indica que pondrá más dinero en esta recta final.

Todo el mundo se pregunta las razones de un apoyo casi fanático y la única respuesta es el dinero. Para el hombre más rico del mundo, Trump es una inversión, es el camino para seguir eludiendo el pago de impuestos y, de este modo, continuar acumulando riqueza.

Musk ha centrado sus esfuerzos en el apoyo a Trump en Pensilvania, el estado que se considera será clave en estas elecciones. Incluso ha llegado a amenazar con ir puerta por puerta él mismo para captar votos. Musk, por supuesto, también está difundiendo información falsa y manipulada sobre las elecciones en X, el antiguo Twitter, a un ritmo frenético.

Musk ha tenido una epifanía, como la tuvo con Pedro Sánchez tras el 23J, ya que en 2020 votó por Joe Biden y llamó a Donald Trump en conversaciones privadas un «perdedor absoluto». Según el dueño de Tesla, ese cambio de opinión política se debe a que los demócratas están tratando de «llenar el país de inmigrantes indocumentados».

La única razón real por la que Musk apoya a Trump es cuánto eludirá en impuestos federales si Trump triunfa. La cronología del cambio de Musk de escéptico a defensor de Trump no deja lugar a dudas sobre cuándo y por qué la postura política del dueño de SpaceX cambió tan abrupta y radicalmente.

En 2021, menos de un año después de que Musk votara por Biden, los demócratas de la Cámara de Representantes aprobaron el paquete presupuestario Build Back Better, respaldado por el presidente. Esa legislación incluía un impuesto adicional del 8% sobre los ingresos superiores a 25 millones de dólares.

En el Senado, el presidente del Comité de Finanzas, Ron Wyden, pronto añadiría a la mezcla de impuestos legislativos de 2021 una propuesta, el Impuesto sobre la Renta de los Multimillonarios, que obligaría a los más ricos del país a pagar impuestos sobre las ganancias de sus inversiones a medida que se acumulan. Unos meses más tarde, la administración Biden anunció su propia medida para gravar a los superricos, el Impuesto sobre la Renta Mínima de los Multimillonarios.

Tanto la propuesta de Wyden como la de Biden tenían como objetivo cerrar la laguna fiscal del sistema de «comprar, pedir prestado y morir» que tanto utilizan los millonarios. Este sistema permite a la minoría del 1% mantener activos durante toda su vida sin pagar impuestos sobre los beneficios, mientras piden préstamos contra los activos siempre que necesitan efectivo.

Al morir, sus ganancias no gravadas desaparecen a efectos fiscales. El historial de Musk de pedir préstamos contra sus acciones de Tesla indica claramente que entiende lo lucrativo que puede ser el sistema de «comprar, pedir prestado y morir».

El debate fiscal del Congreso de 2021 dejó a Musk en una situación complicada en términos impositivos. Tenía opciones para comprar acciones adicionales de Tesla que vencían en 2022 que tenían un precio de ejercicio de solo una fracción del precio de cotización de las acciones de Tesla en ese momento. Un multimillonario en la posición de Musk normalmente esperaría para ejercer estas opciones (y obtener un enorme beneficio inesperado) hasta justo antes de que las opciones expiraran.

En 2022, el impuesto adicional del 8% sobre los ingresos superiores a 25 millones de dólares aprobado por la Cámara de Representantes podría ser ley. Si Musk esperara hasta 2022 para ejercer sus opciones, su ganancia inesperada podría enfrentar una enorme nueva obligación tributaria.

Esta realidad significó que Musk no tenía otra alternativa racional que seguir adelante y ejercer sus opciones en el otoño de 2021, antes de que entrara en vigor el nuevo impuesto, lo que desencadenó una factura de impuesto a la renta federal de 11.000 millones de dólares para el año.

Así que Musk hizo exactamente eso y trató de manipular el resultado para pulir su imagen pública. Pretendió dejar la decisión sobre si debía vender el 10% de su participación en Tesla a sus seguidores de Twitter. Y utilizó el proyecto de ley fiscal resultante de 2021 para ganar una guerra en Twitter con legisladores como la senadora Elizabeth Warren, que había estado señalando lo poco que Musk había estado pagando en impuestos federales en años anteriores. En 2018, como informó ProPublica a través de documentos del IRS, Musk no pagó nada en impuestos federales sobre la renta mientras veía cómo su riqueza aumentaba en miles de millones.

Musk no solo presentó sus pagos de impuestos de 2021 ante la opinión pública. También comenzó a atacar la propuesta del senador Wyden de gravar las ganancias de inversión de los multimillonarios, advirtiendo a sus seguidores de Twitter que, una vez que los políticos se quedaran sin los dólares de impuestos que recaudan de él y sus compañeros multimillonarios, «irían a por ellos».

El dueño de Tesla se quejó de que el gobierno federal estaba simplemente desperdiciando demasiado dinero. Si pagara menos impuestos, afirmó Musk, «utilizaría el dinero para llevar a la humanidad a Marte», una promesa que podría explicar la reciente afirmación de Musk de que la humanidad nunca llegará a Marte sin Trump y sus recortes de impuestos para los multimillonarios.

En enero de 2022, tras la venta de acciones de Tesla, Musk empezó a acumular acciones de Twitter, la plataforma de redes sociales más conectada con la política y la opinión pública. En abril de 2022, se había convertido en el mayor accionista, con más del 9 por ciento de las acciones de la empresa. En octubre de 2022, cerró la compra de Twitter.

En la primavera del año pasado, al mismo tiempo que compraba Twitter, Musk y sus seguidores usaban esa plataforma para afirmar que SpaceX y Tesla nunca habrían sobrevivido si la propuesta de Biden de un impuesto sobre la renta mínima para los multimillonarios hubiera sido ley en 2008.

En 2022, Musk también comenzó a hacer contribuciones multimillonarias a causas republicanas. Entre ellas, 50 millones de dólares fueron para Citizens for Sanity, un grupo vinculado al asesor de Trump, Stephen Miller. Citizens for Sanity utilizó la financiación para publicar anuncios de ataque contra los demócratas en las elecciones de mitad de mandato de 2022.

Ese mismo año, Musk hizo contribuciones a otro grupo republicano, Building America's Future. Se desconoce el monto exacto de esas contribuciones, pero sí se sabe que los ingresos del grupo aumentaron en 42 millones de dólares entre 2021 y 2022.

El año 2023 trajo aún más participación política de Musk, más notablemente una contribución de 10 millones de dólares a la campaña presidencial de Ron DeSantis.

Detrás de estas contribuciones hay una matemática simple: Musk prioriza la acumulación de riqueza por encima de todo lo demás y desdeña profundamente el pago de impuestos.

A principios de 2022, Musk había empezado a ver al Partido Demócrata como una amenaza directa a su continuo trato fiscal favorable y al futuro de su enorme fortuna. La Cámara de Representantes había aprobado un impuesto adicional del 8 por ciento sobre los ingresos enormes. El Senado tenía ante sí una legislación para eliminar la laguna jurídica de los multimillonarios que compran, piden préstamos y mueren. En respuesta, Musk comenzaría a usar su riqueza y Twitter para poner a la opinión pública en contra del Partido Demócrata y sus propuestas fiscales, y ayudar a los candidatos republicanos en las contiendas electorales.

En otras palabras, Musk empezó a seguir la práctica de la mayoría de sus colegas multimillonarios y, como ellos, dedicó grandes sumas de dinero a Trump y a otros republicanos radicales.

Los multimillonarios anteponen su yo al país. Al igual que sus homólogos alemanes en los años 30, los mismos que financiaron al Partido Nazi, su afán de riqueza los ciega. Su adicción a la acumulación de riquezas supera cualquier otro camino. Musk es igual y, por más que quiera, nunca será Tony Stark.

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