El enfoque religioso en el uribismo tiene un origen ya descrito en analistas e investigadores de las estrategias fascistas.
Ya Klemperer en 1947, a partir de su experiencia vivida, bajo los nazis en Alemania, describía que “el lenguaje del fascismo se centra por completo en despojar a la persona de su esencia individual, en narcotizar su personalidad, en convertirlo en una pieza sin ideas ni voluntad para hacerlo parte de una manada dirigida y asustada en una dirección determinada…ese es el lenguaje del fanatismo de masas.” (Klemperer, P 37).
Hecho ya observado en el movimiento de la ilustración francesa del siglo XVIII, donde también, señala Klemperer (P 38), no solo se cree en la verdad de las convicciones clericales sino que se ve en cualquier culto una oportunidad para fanatizar a una comunidad y explotar a los fanatizados.
Hecho que recuerda este mismo autor en los frecuentes discursos y publicaciones propagandísticas donde se señalaba a Hitler como “El Salvador” de Alemania, decían, “de nosotros los nacionalistas alemanes vendrá la salvación” recuerda Klemperer como frase frecuente en los mítines nazis.
Hecho incluso puesto en práctica con figuras lingüísticas religiosas repetidas, no solo por las masas sino por los medios de comunicación de la época, en donde mostraban que “la leyenda de Cristo se ha trasladado al presente: Adolf Hitler, el salvador viene a los trabajadores de Siemensstadt…Él hará el milagro, para Él no existe el demasiado tarde” (Klemperer P 54)
También señala este autor judío alemán que el Fürer en su discurso de Könisberg hizo evidente que tendía a tomarse a sí mismo como el nuevo redentor alemán (P 73), razón por la cual el término fanático, en otrora tomado como algo peyorativo y antiracional, fue tomado por los nazis como razón de orgullo como forma máxima de entrega al movimiento. (P 76).
Para Klemperer es evidente que el lenguaje nazi fue un lenguaje de fe dado que busca fanatizar al individuo para entregarse totalmente al partido y a sus designios (P140) por eso Hitler utilizaba figuras lingüísticas del cristianismo llegando incluso a cerrar sus fervorosos discursos con la palabra “amén”. (Klemperer P 143).
Dice Klemperer que no es extraño que el fascismo haya sido asumido como un evangelio dado que el movimiento y su caudillo utilizaban el lenguaje del mismo. (P 150)
Incluso cuando Hitler invitaba al exterminio judío también utilizaba lenguaje religioso, emulando el hecho como una cruzada de fe, “el Señor no negara la victoria a sus más valientes soldados” (Klemperer p 275).
Marcia Tuburi en Cómo conversar con un fascista? (2018 p 75) señala que estos rebrotes de fascismo generados como efecto de la crisis del neoliberalismo ha generado unos “neofundamentalismos” donde se ha asumido “la ignorancia como religión”, para dar paso a los fanatismos del neofascismo, donde la persona evita pensar por sí misma para que otro la dirija en el camino por la verdad, como está sucediendo con las iglesias cristianas.
Otro autor que también identifica este fenómeno y presenta ejemplos en diferentes momentos de la historia es Federico Finchelstein, quien en Breve historia de la mentira fascista, (2021 P 101), recuerda como El Fürer hacía declaraciones como “Por este acto, proclamo para mí y para mis sucesores en el liderazgo del partido, el derecho a la infalibilidad política” (Háganme el favor!!!) “Espero que el mundo se acostumbre a este derecho como lo ha hecho con el del Santo Padre”. Pueden creerlo?
Pero eso no es todo, en su juicioso trabajo Finchelstein hace comparaciones similares con situaciones presentes recordando las acciones de Donal Trump como cuando agradeció a uno de sus teóricos conspirativos por su mensaje en Twitter donde sostenía que los israelíes “aman a Trump como si fuera Dios que llega por segunda vez”, o como cuando su jefe de campaña afirmó que había sido enviado por Dios para salvar el país. (Finchelstein P 101).
Por su parte, Pere Bonnin (1973) también aborda la fenomenología religiosa construida por este movimiento durante su ascenso en Alemania, señala Bonnin que “la propaganda fascista no regatea esfuerzos para hacer del caudillo una imagen divina” donde “la fe en dios o la fe en Jesucristo se convierte mediante un extraño malabarismo lingüístico en “fe en el caudillo” (Bonnin P 50).
Plantea Bonnin que “si el miedo o el temor de Dios es el principal fundamento de toda religión, para sostener la suya el fascismo se cuidó de aterrorizar a las masas con imaginarias confabulaciones del comunismo… el terror ha sido siempre un buen instrumento de conversión” (pgs 51-52)
Dicho enfoque era convertido en propaganda incluso en los colegios donde según Bonnin a los alumnos se les hacía repetir frases como la siguiente:
Del mismo modo que Jesús libro a la humanidad del pecado y del infierno, así salvó Hitler al pueblo alemán de la ruina. Jesús y Hitler fueron perseguidos, pero mientras Jesús fue crucificado, Hitler fue elevado a canciller…Jesús edificó para el cielo, Hitler para la tierra alemana” (Bonnin p 76)
Dentro del mismo enfoque religioso Hitler también mostraba sus ataques contra los judíos como una lucha sagrada, de allí que Bonnin retome de sus discursos la frase “…Al defenderme del judío estoy luchando por la obra del creador supremo” (Bonnin p 96).
Los discursos de odio desde la fe, el Dios de la muerte
Una de las primeras expresiones del fanatismo religioso uribista son los insultos, que incluso se reciben con sorpresa cuando se ven las cuentas desde donde provienen donde mencionan a cristo a Dios y demuestran una aparente fe radical.
Otra de las acciones que hace muy reconocido al uribismo en Colombia son las amenazas de sus seguidores a casi todos los sectores de la población, obviamente amenazas de agresiones, principalmente las asociadas con causar la muerte.
Los seguidores del uribismo son famosos por amenazar jueces, periodistas, profesores, líderes sociales, y en general cualquier persona que critique a Álvaro Uribe o que denuncie las irregularidades o los frecuentes delitos en que lo relacionan.
Obviamente uno de los principales sectores que recibe este tipo de amenazas son las personas que el uribismo considera son sus opositores y que estigmatizan llamándolos “comunistas” así no lo sean.
Solicitar asesinatos, justificarlos o festejarlos, serán otras de las prácticas de esta ideología apoyada en la exacerbación de los ánimos a través de la fe.
Los casos más graves de este tipo de práctica ideológica son los asesinatos que generalmente vienen después de campañas de estigmatización que los justifican.
Casos tan graves como el de “Los 12 Apóstoles” en donde gracias a la colaboración de un sacerdote católico y de la información que obtenía en los secretos de confesión, fueron asesinadas 533 personas a través de un grupo paramilitar en donde participaron hacendados y agentes del Estado.
Por supuesto en Colombia la ciudadanía ya está hastiada de las amenazas, los insultos y el nivel de violencia generado por este grupo político fanático y fascista, hecho que se ha demostrado en protestas permanentes que denuncian los atropellos de esa organización.
Los fanáticos cristianos al mejor postor
Con el tema de las iglesias cristianas y sus seguidores el fenómeno es bien particular, resulta que para obtener a estos feligreses como seguidores políticos se debe negociar o con dinero o con acuerdos políticos con el correspondiente pastor o propietario de la iglesia.
De allí que son numerosos los escándalos de ofrecimiento de dinero a los líderes de estas congregaciones para que adopten una u otra postura en sus sermones.
Otro de los elementos que vincula a las iglesias cristianas con el uribismo es que estas son un formato muy buscado por organizaciones del narcotráfico que necesitan lavar dinero, razón más que suficiente por la cual estas congregaciones son mencionadas en actividades ilícitas con cierta frecuencia e incluso sus propietarios, algunos de ellos y de las iglesias más grandes, pagan cárcel en Estados Unidos precisamente por este delito.
Por último, la radicalización y el fanatismo en los cultos cristianos al parecer se logran con gran facilidad y con resultados muy graves, como lo sucedido el pasado 28 de mayo de 2021 en Cali (Colombia) cuando miembros de una de estas comunidades fueron sorprendidos abriendo fuego contra civiles en manifestaciones públicas. Todo un contrasentido en lo que se relaciona con su fe.
Es en esta alianza entre fe, política y delitos que se apelmaza el denominado “narcofascismo”, vinculando iglesias cristianas a narcotraficantes que a su vez impulsan proyectos políticos de extrema derecha para consolidarse en el poder.
Proyecto “El Nuevo Israel”
Este es sin lugar a dudas el grupo más peligroso, está compuesto por militares colombianos que fueron a tomar cursos en Israel y terminaron enrolados en temas paramilitares a través de Carlos Castaño.
Este grupo se convirtió al judaísmo y posteriormente ha ido vinculándose a “servicios de seguridad” a manera de “soldados de la fortuna” para narcotraficantes y mafias internacionales desde donde se dedican a todo tipo de “negocios” con humanos.
En las ciudades son agiotistas y tienen empresas de seguridad, hoteles y prostíbulos pero también desarrollan sus actividades en áreas como la prostitución infantil, la trata de blancas y el comercio de órganos.
Este tipo de delitos, asociados a actividades de bandas de narcotráfico, también vincula el secuestro y desaparición de menores y mujeres en todo Latinoamérica, donde Colombia y México se destacan como casos alarmantes.
Gracias a cierto enfoque fanático del judaísmo, están convencidos de ser los “descendientes de los dioses” y que vienen a dominar el mundo por el derecho que les da la fuerza.
Para estos individuos el ser humano es un bien rentable que se puede vender por partes. Se identifican con facilidad porque en sus perfiles de redes utilizan mucha simbología militar y están encabezados con alfabeto hebreo.
Su plan es vincular a empresarios y a las clases más pudientes para desarrollar el proyecto del “Nuevo Israel” con una propuesta similar a la de Palestina, donde la idea es apropiarse del territorio con inversiones de capital y respaldo armado.
De lo poco que se conoce, este proyecto ya habría comenzado en Colombia por los departamentos de Córdoba y Tolima, pero estaría planeado para el resto del país y el continente.