El Partido Popular, liderado por Isabel Díaz Ayuso y Alberto Núñez Feijóo, demuestra cada día que pasa que está más cercano a los postulados del neoliberalismo radical que a la defensa del Estado del Bienestar que es el pilar de las democracias europeas.
El PP atenta con su programa contra el sistema en el que se cimenta una sociedad, cuanto menos, más igualitaria que la ley de la selva en la que los ricos dominan dejando a las clases medias y trabajadoras al albur de su limosna.
Las propuestas del Partido Popular y, sobre todo, de Isabel Díaz Ayuso, se basa en la eliminación prácticamente absoluta de los impuestos. Lo venden como algo que es favorable para toda la población cuando, en realidad, a los únicos que beneficia realmente es a las rentas altas y los grandes patrimonios.
A lo largo de la historia de España se han visto las consecuencias de la gran mentira del PP: «vamos a bajar los impuestos» o «el dinero mejor en el bolsillo del ciudadano que en el Estado». Eso implica, en primer lugar, una reducción drástica de los recursos de los sistemas públicos de protección social. En segundo término, provoca que, mientras un trabajador se ahorre apenas 20 euros al año, un alto ejecutivo de una gran empresa deje de pagar decenas de millones de euros. ¿Quién se beneficia realmente? Que un rico pague menos impuestos, ¿provoca que se genere más riqueza o que la riqueza se redistribuya? No, y ahí está la falacia, el fraude y la estafa democrática y constitucional.
Hoy se ha celebrado la toma de posesión de los nuevos consejeros de la Comunidad de Madrid, la región española que está más cerca de convertirse en un paraíso fiscal de toda la Unión Europea, superando, en algunos aspectos, a Suiza, Luxemburgo, Irlanda, Países Bajos o Liechtenstein.
Durante su intervención, Isabel Díaz Ayuso ha señalado «los deberes» de cada uno de los nuevos consejeros y no ha ocultado sus líneas maestras, las mismas que, por cierto, aplicará Feijóo si, algún día, llega a la Moncloa.
Ayuso, dirigiéndose a la nueva consejera de Economía,Hacienda y Empleo, Rocío Albert, ha señalado que «tendrá la responsabilidad develar para que el motor económico de España siga funcionando a pleno rendimiento y creando empleo de calidad y para todos; sin intervencionismo y garantizando el libre mercado, un régimen justo de competencia, y sin dejar a nadie atrás. Al mismo tiempo, deberá diseñar unos nuevos presupuestos que optimicen el rendimiento de los recursos públicos, con una presión fiscal cada vez menor, siendo uno de sus primeros retos la bajada de medio punto del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas».
En un párrafo que se lee en menos de 30 segundos, Ayuso ha presentado el pack completo del neoliberalismo radical: libre mercado, optimizar los recursos públicos, lo que supondrá recortes, menor presión fiscal, es decir, que los ricos y las grandes empresas serán las grandes beneficiadas de sus políticas. Esto es lo bueno de Ayuso, que no se esconde porque sabe perfectamente para quién gobierna en realidad.
Sin embargo, esto tendrá unas consecuencias muy graves para los servicios públicos madrileños, lo que, por otra parte, es el anticipo de lo que ocurrirá en España si gobierna algún día Alberto Núñez Feijóo.
La gran mentira de Ayuso con la sanidad
Uno de los pilares del Estado del Bienestar es la sanidad pública. Desde que gobierna el Partido Popular en Madrid se ha derivado hacia una colaboración público-privada mal entendida, dado que se están bajando los niveles asistenciales, tanto en Atención Primaria como en Atención Hospitalaria, a costa de ser la Comunidad Autónoma que menos invierte en sanidad de toda España.
Sin embargo, Ayuso ha vuelto ha afirmar que, según la Comisión Europea, la sanidad madrileña es la mejor de la UE. Esto es directamente falso porque el informe sobre el que se sostienen esas palabras no se refiere a la calidad asistencial o de las instalaciones, sino a la esperanza de vida, por lo que, Ayuso y el PP mienten de manera patológica en este sentido. No hay más que acudir a un Centro de Salud, a la Urgencia de un hospital público o verificar las listas de espera para comprobar cómo sufre la ciudadanía la falta de recursos económicos y humanos de la asistencia sanitaria.
«Va a dirigir la mejor Sanidad de Europa, según la propia Comisión Europea. Y para que siga siéndolo, abordará reformas estructurales y una sanidad basada en la prevención, el trato humano y la permanente innovación. Acortará aún más los tiempos de espera, tanto en la Atención Primaria como en la hospitalaria, y deberá abordar, entre otras prioridades, el desarrollo de los servicios de Salud Mental, la mejora de los cuidados paliativos y la consolidación del personal sanitario», ha afirmado Ayuso dirigiéndose a la nueva consejera de Sanidad, Fátima Matute.
Cuando un dirigente del PP afirma que se van a aplicar «reformas estructurales» sobre un servicio público, la ciudadanía debe empezar a temblar porque eso supone automáticamente la reducción radical de los recursos económicos. Esta no es más que una de las consecuencias de una menor recaudación fiscal. Ocurrió con Aznar, con Rajoy, con Gallardón o con Aguirre. Reformas estructurales = recortes. Y esto es lo que le espera a la ciudadanía si Feijóo, algún día, lograra ser presidente del Gobierno. No hace falta decir nada más.