“No celebro el Orgullo porque soy heterosexual”, asegura Santiago Abascal. Además, el líder de Vox confiesa que desconoce el Convenio de Estambul, el tratado internacional más importante en la lucha contra la violencia contra las mujeres. Homofobia y machismo, eso es lo que nos depara el que puede ser próximo vicepresidente del Gobierno de España en el caso de que el PP gane las elecciones generales y Feijóo tenga mayoría para formar un Ejecutivo de coalición. El Día Nacional del Orgullo llega mientras las políticas reaccionarias ya se dejan sentir en los gobiernos autonómicos y municipales de todo el país. Si echamos un vistazo a lo que está pasando estos días, tendremos una foto anticipada de lo que puede ocurrir después del 23J en el caso de que las derechas alcancen el poder.
De entrada, la bandera con los colores del arcoíris será retirada de los balcones de los edificios oficiales. Se acabaron las muestras de solidaridad y de igualdad con las minorías discriminadas. Es sabida la posición de los de Santiago Abascal, que colgaron en una céntrica calle madrileña una lona en la que llamaban a tirar a la basura los derechos LGTBI, el feminismo o la lucha contra el cambio climático. Una enorme pancarta que la Junta Electoral de Zona les ha hecho retirar, no por su mensaje de odio, sino porque se considera que es un acto de campaña que está fuera de los plazos indicados, según La Sexta.
Cuando a Santiago Abascal se le pregunta su opinión sobre el Día del Orgullo, dice que no lo celebra porque es “heterosexual” y afirma además que hay "muchos homosexuales que no lo celebran" porque "no reducen su ser a su preferencia sexual", porque "no es un día tan importante como algunos políticos nos quieren hacer creer" o porque "no creen que tengan que tener un día especial de celebración". Quizá sea a esto a lo que se refiere Feijóo cuando habla de derogar el sanchismo: a acabar con los derechos de las personas no heterosexuales.
Otra de las leyes que serán abolidas es la ley trans, una norma que trata de despatologizar al colectivo, eliminando los requisitos para realizar el cambio de nombre y sexo en el Registro Civil a partir de los 16 años. Ya no es necesario un diagnóstico médico que acredite una disforia de género ni un tratamiento hormonal durante, al menos, dos años, para que las personas transexuales puedan iniciar la transición.
Pero no solo eso. Esta normativa también prohíbe las terapias de conversiones, prohíbe la modificación genital de menores de12 años intersexuales y garantiza el acceso a técnicas de reproducción asistida a las personas lesbianas, bisexuales y trans con capacidad de gestar. También aborda medidas en el ámbito educativo y sanitario.
Feijóo quiere derogar todo eso, aunque dice que sí impulsará una ley trans porque "hay un colectivo que tiene sus derechos y los vamos a regular". Mientras, se burla de la ley actual al asegurar que es "mucho más fácil cambiarse legalmente de sexo que aprobar la selectividad o que sacarse el carnet de conducir".
Lo mismo ocurre con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que reformará la ley trans madrileña. Esta es una medida que exigía desde la anterior legislatura Vox y que ahora celebran los de la extrema derecha, dando cuenta de que hay buena sintonía ideológica.
Ante esta situación de claro retroceso, sorprende que los dirigentes del Partido Popular y las cuentas oficiales de la formación sean hoy todo color y mensajes en favor del amor librepor el Día del Orgullo. Esto es algo que han reprochado desde el Gobierno. La ministra portavoz, Isabel Rodríguez, ha lamentado que en pleno proceso de negociaciones para gobernar con Vox esté asumiendo también sus planteamientos. "Hemos aprendido que el problema no es que el PP esté dispuesto a pactar con Vox, que lo está. Eso no es lo peor. Lo peor es que el PP asume planteamientos de la extrema derecha. El cambio climático, la violencia de género, y ahora el orgullo LGTBI", ha lamentado en una entrevista en 'Radio Castilla-La Mancha'.
A menos de un mes para las elecciones, Feijóo empieza a diseñar su futuro gobierno. El ministro de Economía no parece tenerlo decidido, aunque empieza a sonar el nombre de Luis de Guindos, que ya dirigió ese departamento y que en la actualidad es vicepresidente del Banco Central Europeo. Uno de los hombres con los que Feijóo tendrá que contar es, con toda probabilidad, Santiago Abascal. ¿Dónde lo colocaría en el caso de que el PP no llegue a la mayoría absoluta? Interior o Vicepresidencia, sin duda, están al alcance de su mano. En cualquier caso, el Gobierno del PP tendría un claro color machista, homófobo y antisistema.