A partir del próximo 26 de junio los españoles podremos caminar por la calle sin mascarilla. La decisión ha sido acogida con júbilo por la población, sin embargo los expertos sanitarios no ven clara la decisión adoptada por el Gobierno.
El neurovirólogo José Antonio López,la periodista Graziella Almendral y el doctor Juan Torres comparten sus visiones ante este anuncio. "Si no se está vacunado, yo tendría cuidado de no usar las mascarillas", asegura López en La Sexta Noche. La mayor duda se genera al hablar de las aglomeraciones, algo que debe hacer que la normativa "sea clara", como defiende Almendral en su intervención.
¿Es demasiado prematuro? ¿Cómo puede ser que hace un año la mascarilla fuese obligatoria y hoy, con más de 3.000 contagiados al día y varias decenas de muertos diarios ya no lo sea? ¿Están primando las razones políticas por encima de las sanitarias? El final de las mascarillas ha creado un enfrentamiento entre el Gobierno, la oposición y algunas regiones, que tildan esta medida de "decisión política más que científica" y con "fines electoralistas".
El líder del Partido Popular (PP), Pablo Casado, ha sido uno de los más críticos, al considerar que con esta decisión Sánchezintenta "hacer mérito electoral" o "tapar otros escándalos", en alusión a los indultos del 'procés'. Sin embargo, la opinión de Casado cuenta poco, ya que se ha pasado la pandemia diciendo una cosa y su contraria solo para desgastar al Ejecutivo. En general todos los líderes del PP han mantenido posiciones contradictorias y a fecha de hoy no sabemos si están a favor o en contra del uso de medidas restrictivas.
En declaraciones a los medios durante la toma de posesión de Isabel Díaz Ayuso como presidenta de la Comunidad de Madrid, Casado ha cuestionado que Sánchez haya esperado a anunciar el fin de la obligatoriedad de la mascarilla en exteriores "cuando está previsto que acuerden la concesión de los indultos (a líderes del 'procés') en contra del Tribunal Supremo y Constitucional". "El Gobierno no ha tenido ningún rigor y ninguna transparencia" con la pandemia, ha enfatizado el líder de los populares.
Mascarilla en exteriores
El anuncio del fin del uso de la mascarilla en el exterior a partir del día 26 de junio tampoco ha convencido a otras comunidades gobernadas por el PP, que querían haber sido informadas antes, como ha explicadoel presidente andaluz, Juan Manuel Moreno.
"No es razonable que después de un año y medio de pandemia" y de supuesta cogobernanza se tome una "decisión claramente unilateral sin consultar a las comunidades autónomas", ha declarado Moreno, quien ha remarcado que este anuncio se ha hecho, "una vez más, utilizando una tribuna institucional para hacer política", lo que constituye un "uso partidista". También ha señalado que "hay muchos expertos que están diciendo que es precipitado"y aunque "todos estamos deseando quitarnos la mascarilla", ha comentado, "en Andalucía no vamos a obligar a nadie a quitársela".
En esta línea se ha manifestado también el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco: "Todos estamos deseando que la mascarilla desaparezca de nuestras vidas, pero con prudencia y bajo criterios científicos, no políticos". A su juicio, Sánchez ha abandonado a las comunidades cuando han tenido que adoptar decisiones "duras y difíciles", pero se ha reservado como propias las decisiones "fáciles y bonitas" como esta.
Sánchez, por su parte, no ha entrado en debates y ha aprovechado su presencia en un acto de agradecimiento a la comunidad educativa para expresar su satisfacción porque "gracias a los profesionales sanitarios, la comunidad educativa y los compatriotas que lo han hecho posible vamos a poder quitarnos la mascarilla en el exterior a partir del próximo sábado".
El debate está servido. Es obvio que España está superando la pandemia gracias a una potente campaña de vacunación, de las más eficaces de Europa, pero cabe plantearse si no será demasiado pronto para lanzarse a la calle sin protección. Dentro de poco la variante india será la preponderante y está por ver que todas las vacunas sean eficaces contra esta mutación. Quizá sería más prudente esperar a que el índice de contagios caiga a menos de 25 por cada 100.000 habitantes y quizá sería más aconsejable también dejar que pase el verano para levantar la obligatoriedad de llevar la protección en sus versiones quirúrgicas o FFP2. Pero una vez más parece que las decisiones se toman en función de la economía y de no soliviantar demasiado a la población, muy castigada por la fatiga pandémica. Lo primero es salvar el turismo. Luego a cruzar los dedos para que la plaga no vuelva a extenderse. Ordenar el uso obligatorio de la mascarilla tres meses más es una medida impopular que le genera desgaste al Gobierno. Quizá esa sea otra razón para que el día 26 nos quiten el bozal.