Fitness en España: ni Bruselas ni los tribunales van a permitir un monopolio

La normativa comunitaria es clara: Directiva 2005/36/CE sobre cualificaciones y Directiva 2006/123/CE sobre servicios. Ambas exigen que las limitaciones sean proporcionales, justificadas y no discriminatorias

22 de Agosto de 2025
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Fitness España
Foto: Dylan Nolte / Unsplash

En España existe la manía de convertir cada sector en un cortijo. Ahora le toca al deporte: el COLEF, Colegio de los Licenciados en Educación Física, quiere reservarse para sí buena parte del mercado del fitness. La idea suena bien en las tertulias internas: “defender al usuario”. El problema es que Europa no compra este discurso cuando deriva en monopolios corporativos.

La normativa comunitaria es clara: Directiva 2005/36/CE sobre cualificaciones y Directiva 2006/123/CE sobre servicios. Ambas exigen que las limitaciones sean proporcionales, justificadas y no discriminatorias. ¿Qué significa esto? Que no se puede cerrar el mercado con un candado universitario. En cambio, eso no significa que el COLEF no tenga un papel que jugar. Al contrario, lo tiene.

Regular por competencias

No se trata de expulsar a nadie, sino de que todos acrediten lo que saben hacer. Si un graduado en CAFYD aporta un bagaje científico más sólido, mejor para él, porque podrá ocupar posiciones de mayor responsabilidad. Si un entrenador con FP o certificación internacional cumple con estándares europeos, también debe tener cabida. Aquí el COLEF podría liderar la definición de esas competencias, en vez de levantar muros.

Registro nacional voluntario

En lugar de imponer barreras, ¿por qué no crear un sello de calidad? Formación mínima, seguro de responsabilidad civil y capacitación en primeros auxilios. Eso no expulsa a nadie, pero distingue a los que cumplen de los que improvisan. El COLEF podría gestionar —o al menos co-gestionar— ese registro, ganando legitimidad sin necesidad de monopolizar.

Modelo de responsabilidad compartida

Que cada actor asuma su parte: los centros deportivos deben garantizar que sus instructores están cualificados; la administración debe inspeccionar; y los profesionales, responder si mienten sobre sus capacidades. El COLEF puede aportar su know-how aquí, definiendo estándares según el nivel de riesgo de cada actividad. No es lo mismo dirigir yoga para embarazadas que preparar culturismo extremo.

Así, el COLEF pasaría de ser visto como un “censor corporativo” a convertirse en un socio estratégico. Porque al final, ni Bruselas ni los tribunales van a permitir un monopolio. Pero sí pueden permitir —y agradecer— que una entidad profesional lidere un sistema justo, abierto y seguro. Quizá esa sea la verdadera victoria.

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