En Oriente Próximo, desde hace semanas están habiendo “hondonadas de hostias”, al mas puro estilo de “Airbag”, película que forma parte de nuestro patrimonio cultural más querido desde 1997.
Y es que, se ha vuelto a demostrar la increíble habilidad de los grandes medios occidentales para filtrar la información. Es un arte: cada titular que llega ha pasado antes por el tamiz del portavoz de turno en Tel Aviv, revisado por el capital que controla el medio o la agencia, y finalmente aprobado por el comité invisible de “no vaya a ser que moleste demasiado al público”. Y es que los israelíes, de momento, no están ganando, a pesar de que los americanos han hecho una explosiva y previsible intervención. Intervención que parece diseñada para sus propios telediarios y periódicos.
Mientras Irán lanza cientos de misiles (y drones, y satélites de bolsillo, quizá), Occidente apenas sirve el menú mínimo: “Israel defiende su territorio”, “intervención quirúrgica” o “bombardeo arrollador”. Punto. ¿Víctimas civiles en ambos bandos? ¿Daños en hospitales y edificios residenciales?. Eso lo dejamos para Ucrania, si acaso.
Porque, claro, ¿para qué complicar al lector con detalles incómodos cuando bastan cuatro palabras amables sobre la eficacia de la “Cúpula de Hierro”?, Bueno parece que “hojalata” sería una definición más apropiada.
Y ahora descubrimos, como en un susurro, que al igual, ni americanos ni israelíes han seguido las normas mínimas que protegen a las víctimas en la guerra.
En paralelo, Al Jazeera y Gulf News, publican cronologías con cifras, vídeos de testigos y fotos de ambulancias de verdad. ¡Qué osadía! Se atreven a contar que en Haifa una escuela quedó hecha trizas y ya parece Beirut en sus malos momentos o que en Beersheba el ala pediátrica de un hospital no volvió a ser la misma. Sí, esas nimiedades no aparecen en las portadas de los grandes diarios occidentales, que prefieren titulares del estilo “Análisis estratégico”, cuya traducción sería “ni idea de lo que está pasando, pero suena sofisticado”.
Dicen que la prensa libre da voz a todas las partes. Que si “ataques preventivos”, que si “respuesta proporcional”… Todo muy mesurado y aséptico, como una ensalada sin aliño, donde lo más peligroso es pasarse de sal. Y todo ello sin hablar de las llamadas al director y a los miembros del consejo de administración de los grandes medios, para, supuestamente, forzar titulares. Recordemos a Aznar y el 11M, como ejemplo de cómo se mueve el poder en claroscuros.
Mientras tanto, el verdadero reto de los ciudadanos es aprender a buscar más allá del “wire” oficial: pulsar el enlace de Al Jazeera, ojear Gulf News, y hasta echar un ojo a Dawn o Times of India para entender que el apagón informativo no es casualidad, sino cálculo habitual. Siempre, eso sí, con la cautela de que esos otros medios también reciben las llamadas adecuadas de las personas adecuadas. Nadie está libre de culpa. En esta guerra de narrativas, callar también mata. Y la misión de un medio —por irónica que parezca— es gritar más fuerte cada dato que nos quieran silenciar.