El régimen de Mohamed VI está totalmente podrido por la corrupción. En los documentos diplomáticos de Estados Unidos filtrados a finales de 2010 por WikiLeaks, los agentes de inteligencia consideraban al monarca “responsable de la corrupción política en torno a los proyectos urbanísticos del país a través de empresas vinculadas con el Palacio Real”. Las fuentes diplomáticas estadounidenses daban pleno crédito a que las principales instituciones y procedimientos del Estado eran utilizados por palacio para coaccionar y solicitar sobornos en el sector inmobiliario y que, ya con Hassan II, su padre, estas prácticas eran habituales. No obstante, durante el reinado de Mohamed VI las corruptelas se han acrecentado.
La filtración de documentos diplomáticos de los Estados Unidos o “Cablegate”, dado a conocer por el sitio web WikiLeaks, se ha convertido en el mayor banco de datos del Departamento de Estado norteamericano y fue dado a conocer el 28 de noviembre de 2010. Entre todos los papeles, telegramas, faxes y comunicaciones interceptadas hay abundante información sobre cómo Mohamed VI ha institucionalizado la corrupción como práctica general en Marruecos.
Uno de los asuntos más turbios tiene que ver precisamente con sus fuerzas armadas. Entre el 50 y el 70 por ciento del Ejército de Marruecos está desplegado en el Sáhara Occidental y los altos mandos militares del Reino alauí destinados en la antigua colonia española se aprovechan de su posición para “desviar fondos” procedentes de los contratos y para “influir en las decisiones empresariales”, según revela uno de esos cables difundidos por el portal WikiLeaks, según informó en su día la agencia de noticias Europa Press.
Mohamed VI y tres individuos
Asimismo, otro documento indica que la corrupción se ha “institucionalizado” con Mohamed VI y que todas las inversiones extranjeras en Marruecos dependen de la decisión de “tres individuos” que tienen “influencia e intereses comerciales en todos los proyectos estatales importantes”, entre los que destaca “el propio rey”.
Las inversiones extranjeras en Marruecos dependen de la decisión de “tres individuos” que tienen “influencia” e intereses comerciales y que son afines al rey alauí
Un cable calificado como “secreto” y remitido por la Embajada de Estados Unidos en Rabat a la Secretaría de Estado en Washington en agosto de 2008 indicaba que el Ejército de Marruecos se caracteriza por “la corrupción, la ineficacia burocrática, el bajo nivel de formación de los mandos, la amenaza periódica de radicalización de sus soldados, la marginación política y el despliegue de la mayoría de sus efectivos en el Sáhara Occidental”.
Según el cable, “clasificado por el embajador Thomas T. Riley”, el Ejército marroquí, que contaba por entonces con alrededor de 200.000 efectivos, es una institución “excesivamente gravosa” que destina entre el 50 y el 70 por ciento de sus efectivos al Sáhara Occidental. Por las fechas en que se emitió el cable, solo estaba operativo “el 40 por ciento de estos efectivos”, añade el documento.
El informe secreto indica además que “Marruecos no considera que el Frente Polisario sea una amenaza militar convencional” y que “por lo general se ha abstenido de cometer los clásicos atentados terroristas con bomba”. Asimismo, precisa que, “pese a que el espectro ha surgido en algunas ocasiones, no hay indicios de ninguna actividad salafista entre la población indígena saharaui”.
Uno de los puntos más duros del cable se refiere a la corrupción, que “es prevalente en todos los niveles de la sociedad marroquí y en el Ejército”, en especial “en sus más altos rangos”.
“Informaciones creíbles” indican que un teniente general (al que se menciona como “inspector general del Mando Militar” y de quien se dice que probablemente sea retirado “pronto” a causa de las “sospechas de corrupción”) “está utilizando su posición como comandante del Sector Sur (donde se encuentra el Sáhara Occidental) para desviar fondos procedentes de los contratos militares y para influir en las decisiones empresariales”, asegura el cable.
“Hay numerosos rumores según los cuales tiene una gran participación en las pesquerías del Sáhara Occidental”, prosigue. El militar, al igual que otros muchos altos mandos, tiene una “lujosa vivienda familiar que probablemente fue construida con fondos obtenidos mediante sobornos”, añade.