La guerra es deseable y necesaria. Por supuesto esta frase no es mía, como, entre otras cosas, no son mías las mayorías de las frases que pienso y escribo, para ello hay laboratorios de ideas o think tank muy bien pagados, adscritos a grupos de poder que siempre dan en el clavo y nos inoculan a través de los medios y la educación las ideas que debemos tener. Esto es fantástico porque sus acciones nos ayudan a pensar bien y no nos desviamos de la media. La frase con la que titulo el artículo pertenece a las conclusiones de un informe sobre la conveniencia de la paz perpetua, conocido como Iron Mountain y que encargó John F. Kennedy en 1961 a un grupo cualificado de expertos para ver si era conveniente acabar con la guerra fría. Parte de sus conclusiones las recoge la doctora y periodista Cristina Martín Jiménez en su libro: “Los Amos del mundo están al acecho” por si alguien quiere indagarlo mejor, es muy interesante. Volviendo a la actualidad, yo sólo os pediría que os modernizarais un poco todos y apoyéis esta guerra o cualquier otra, y que comprendáis el aumento del presupuesto en armamento en España y en toda Europa porque vamos a vivir en un mundo en guerra perpetua o esperando siempre la próxima batalla, ¡no me digan que no es excitante! Repitan conmigo: La guerra es deseable, es buena, renueva los paisajes, se potencia el ordeno y mando y se prueba la flota armamentística.
El único problema que tiene la guerra es la gente que dentro del conflicto pierde todo, pierde su historia y muchas veces la propia vida. Lo peor es también los daños colaterales, la deshumanización, la deconstrucción, la pérdida de fe, la depresión, el desarraigo, el caos y la falta de comida en el frigorífico, -nótese que ahora estamos metidos en el ajo, a lo mejor deberíamos preocuparnos más…- pero el balance en términos macroeconómicos y geoestratégicos (que son los términos a los que responden con deleción las grandes potencias y otras entidades o particulares más discretos que no suelen salir en los telediarios) es muy positivo.
Así que, visto lo visto y para no perder comba vamos a adscribirnos a la nueva moda -no por ello menos aterradora que la anterior- y bendigamos con nuestra estupidez la invasión y la contestación irracional y suicida a esta guerra europea, a esta guerra contra Europa.
En fin, a mí llamadme demente o antigua pero he llegado a un punto en que sólo entiendo a aquellos que ganan dinero y poder con todo esto, porque la verdad que tanto al españolito de a pie como al europeíto de a pie -que toma partido y no cuestiona nada y está constantemente perdiendo poder adquisitivo, soberanía, derechos, moralidad, calidad de vida, posibilidades de estar caliente el próximo invierno…- no los entiendo, repiten los mantras más de moda como si fueran un hit del verano, tarareando la misma canción de chiringuito a chiringuito, contagiando a los demás con su soniquete.
Quizá nos convendría directamente tirar las televisiones y realizar otro tipo de actividades como abrir algunos libros de historia o investigación y empezar a leerlos por el prólogo.