Las élites económicas bajarán la inflación a costa de destruir familias

09 de Septiembre de 2022
Actualizado el 02 de julio de 2024
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Pobreza Inflación

La consecuencia más cruel de la grave crisis energética global iniciada en el verano de 2021, que se ha acrecentado con la invasión de Rusia a Ucrania, es la inflación desbocada que están sufriendo las familias de todo el mundo.

Reducir los precios debe ser una prioridad principal para los mandatarios de los países, pero la herramienta de aumentar de manera indiscriminada los tipos de interés que los gobiernos, a través de sus bancos centrales, están utilizando para hacer frente a la inflación solo hace que la vida sea más difícil para estas familias. Estos aumentos agresivos de las tasas de interés aumentan el desempleo y ralentizan el crecimiento de los salarios. Por tanto, se trata de un remedio mucho peor que la enfermedad.

La solución de las élites financieras, económicas, políticas y empresariales es generar más dolor del que ya están sufriendo los ciudadanos. Se está produciendo una devaluación crónica de los salarios, lo que está provocando que las rentas se reduzcan significativamente. Sin embargo, los beneficios de las grandes multinacionales y los grandes bancos se están disparando. A todo esto, la subida de tipos de interés a quien beneficia únicamente es a la banca que cobrará mucho más caros los préstamos que son fundamentales para la actividad empresarial y, en consecuencia, para la creación de empleo.

Nadie en la clase política se ha alterado ni, por supuesto, se ha opuesto a las decisiones de subir el precio del dinero adoptadas por los bancos centrales que, en realidad, son los esbirros de esas élites. Por tanto, se han convertido en cómplices de la masacre que se viene encima de las familias, sobre todo de las más vulnerables.

Da igual el color político del gobierno de turno de los países porque la democracia se ha convertido en un departamento empresarial más cuya misión no es otra que la de mantener los privilegios de las multinacionales y los bancos.

Las subidas salvajes de los tipos de interés y la pasividad de los políticos es la muestra de que las élites están dispuestas a salvar la economía masacrando a las personas.

El exsecretario del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, Larry Summers, aplaudió a principios de verano  la idea de dejar sin trabajo a millones de personas cuando sugirió que la Reserva Federal (Fed) debería «aumentar los tipos de interés lo suficiente como para que la economía entre en recesión. Mi peor temor sería que la Fed siga sugiriendo que puede tenerlo todo en términos de baja inflación, bajo desempleo y una economía saludable. Necesitamos cinco años de desempleo superior al 5 por ciento para contener la inflación».

Summers, un defensor del nuevo capitalismo que desdeña la producción para generar beneficios a través de la especulación y la reducción indiscriminada de costes, pretendió que para rebajar la inflación es prioritario sobre el bienestar de la ciudadanía. El problema es que en todos los países hay demasiados «Summers» con acceso al poder político.

En consecuencia, la ciudadanía va a pasar muchas calamidades en los próximos meses y años porque las élites se han dado cuenta de que en la situación actual, con inflación o sin ella, sus beneficios y sus riquezas suben exponencialmente a costa del bienestar y de los derechos de las clases medias y trabajadoras y, sobre todo, de las pequeñas y medianas empresas. La clase política se lo permite y, por desgracia, no parece que haya ningún presidente o presidenta del mundo occidental que tenga el valor de pararles los pies.  

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