Los “precrímenes” de los CDR

15 de Septiembre de 2021
Actualizado el 02 de julio de 2024
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Con el arranque de la Mesa de Diálogo se abre, supuestamente, un canal de comunicación y negociación para encauzar el conflicto político entre Cataluña y el Estado español. Pero, paralelamente, en los tribunales lejos de buscar concordia se libra una batalla: la del sistema judicial contra la desobediencia civil. Es el caso de la activista Tamara Carrasco que ha vuelto a ser llevada a los tribunales gracias al recurso presentado por la fiscalía, que sostiene que los mensajes que envió por Whatsapp animando a ocupar el puerto o el aeropuerto fueron un "punto de partida en el proceso hacia la violencia real”.

Desobediencia Civil

Salta a la vista que el sistema judicial se contrae y revela contra aquello que huele a desobediencia civil. No está preparado para digerirlo y lo califica directamente de “violencia”. Algo que habría que cuestionar, ya que las acciones llevadas a cabo por los Comités de Defensa de la República (CDR) podrían estar contempladas dentro del marco de la desobediencia civil.

Entorno violento

El movimiento de los CDR se caracteriza por no tener una estructura jerárquica lo que dificulta su persecución. Por eso tener nombres propios como el de Tamara Carrasco sobre los que lanzar el peso de la ley viene muy bien. Y por eso las manifestaciones espontáneas de los independentistas no pueden ser toleradas y debe haber un cabeza de turco que pueda ser tomado como culpable de "crear un entorno social violento e intimidatorio que socaba el orden y la paz pública que deben imperar en una sociedad como la catalana", según las palabras del fiscal.

Precrímenes

Otro capítulo de la persecución de los CDR es el procesamiento de 13 activistas a los que se les acusa de terrorismo. La justicia deberá de determinar si los encausados formaban parte de una banda terrorista o no. Pero el proceso recuerda a aquellos policías de un relato de Philip K. Dick que disponían de un sistema para predecir los crímenes antes de que pasen. Steven Spielberg hizo una película sobre ello titulada Minority Report. El buen trabajo policial debería consistir en eso: adelantarse a los criminales y evitar los muertos y heridos. Pero el tema es si en este caso no se han adelantado demasiado.

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