Los Presupuestos del trifachito de Madrid miman a los empresarios y castigan a las clases obreras

26 de Enero de 2021
Actualizado el 02 de julio de 2024
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Ayuso y Almeida

El trifachito madrileño ya tiene acuerdo de Presupuestos para 2021. Según el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso, lo que se busca es reactivar la economía y mimar especialmente a autónomos y empresarios. Y nos los dicen con el descaro y la frescura de ese trilero que se está quedando con el pardillo o víctima sin que se dé cuenta. En medio de la mayor pandemia de la historia, cuando los servicios públicos deberían reforzarse al máximo (sobre todo la Sanidad), cuando el dinero de los contribuyentes debería volcarse en políticas para el interés común, cuando los esfuerzos deberían ir dirigidos a paliar el dolor y el sufrimiento de las familias de abajo, las más castigadas por el coronavirus, el trumpismo madrileño apuesta por dárselo todo a los de arriba, a los que más tienen. Con la lógica en la mano, en las próximas elecciones IDA debería pagar con una sonora derrota lo que está haciendo en su reino de unicornios y fuentes de color de rosa. Lamentablemente, vivimos en un mundo donde la lógica ha sido sustituida por la demagogia, por el negacionismo y el populismo barato, y cada vez son más los que se tragan el cuento de Trump de que existe un Estado Profundo controlado por los rojos con el fin de secuestrar niños y beber su sangre. El PP gana elecciones vendiendo mucho patriotismo antipodemita, pero lamentablemente del patriotismo no se come.

Ayuso e Ignacio Aguado por Ciudadanos han anunciado este lunes el acuerdo de Presupuestos, que para terminar de rematar la infamia contará, cómo no, con el apoyo de un partido de extrema derecha como Vox. Con una naturalidad que asusta, IDA sigue tolerando que el posfranquismo abascaliano tenga cuota de poder y capacidad de decisión en su Gobierno regional. Quién nos lo iba a decir hace solo cuatro años, cuando España era el único país de Europa que podía presumir de no tener ultraderechistas en sus parlamentos nacionales y locales. Hoy a nadie le extraña que los fans de Franco anden como si tal cosa, con sus tirantes con la banderita nacional y sus llaveros del aguilucho, por los pasillos de las consejerías. Así se blanquea el nazismo. Así se tolera que el monstruo anide en la democracia. Más tarde o más temprano terminaremos pagando la tolerancia con el mundo fascio. Al tiempo.

Pero hoy no hemos venido aquí a hablar de Vox, sino de los Presupuestos de Ayuso para este año. La presidenta primero ha vendido el cuento de siempre, que se reforzará la Sanidad, la Educación y los Servicios Sociales (mentira cochina, cada vez hay menos dinero para lo público) pero a los cinco minutos de comparecer en la Real Casa de Correos le ha salido el bicho neoliberal que lleva dentro y ha confesado abiertamente que defenderá “muy especialmente la economía” y “a los empresarios”. A nosotros IDA ya no nos la pega. Van siendo años y sabemos que su plan gubernativo consiste siempre en seguir labrando el gran proyecto ultracapitalista para Madrid hasta que no quede ni un solo ladrillo en manos del Estado, o sea mucha privatización a calzón quitado, mucho dumping fiscal y mucho hotel de pandemias, que eso deja negocio entre los miembros del clan trumpista. La delfina de Pablo Casado está encantada con que el jefe ya le deje jugar solita con los Presupuestos, con su Monopoly madrileño, y a poco que nos descuidemos nos construye seis o siete zendales con goteras en medio de la Gran Vía o en Puerta del Sol, para completar el suculento pelotazo a costa de la pandemia. Miedo da Ayuso cuando dice eso de que como los ciudadanos lo están pasando tan mal con el covid, su Gobierno tendrá que seguir “ahondando en la política sanitaria”. Mucho nos tememos que, traducido al cristiano, eso signifique que está rumiando venderlo todo al mejor postor, desde la bazofia con hongos que se sirve en el cáterin de los hospitales hasta las vendas y los supositorios. Deje deje, mejor que no haga nada, mejor que no “ahonde tanto”, que todos los problemas de los madrileños vienen de la manía de IDA de no quedarse quieta en su casa, parafraseando a Pascal. Cada vez que la muchacha tiene una feliz idea para frenar al coronavirus, el Estado de bienestar se resiente un poco más y a algún empresario constructor, sanitario, del sector alimentación o pizzero le acaba tocando la lotería.

Ahora que el pueblo necesita más que nunca que su Administración autonómica invierta en médicos y enfermeras, ahora que necesitamos mejores centros de salud y mejores hospitales públicos para los ciudadanos, IDA nos sale con que los Presupuestos están pensados para los empresarios y autónomos. ¿Empresarios y autónomos? ¿Y el pueblo qué? ¿Quién piensa en los millones de madrileños que a este paso se van a quedar sin servicios públicos y temblando, como los norteamericanos que terminan empeñando hasta la dentura postiza en la cueva de Alí Babá y los cuarenta ladrones de los seguros privados cuando tienen que costearse una operación de apendicitis?

Por su parte, Ignacio Aguado, el personal shopper que le lleva las bolsas de la compra a IDA, se ha mostrado exultante por haber alcanzado un principio de acuerdo que ha definido como “histórico y excepcional”. “Ahora hay que abrirlo a Vox y al resto de partidos para ver qué planteamientos nos hacen y qué opciones nos presentan. Espero que los grupos estén a la altura de las circunstancias”, ha asegurado. Este chico es mundial. ¿Confía en que semejante atraco al Estado de bienestar y a las políticas sociales sea suscrito por la izquierda? ¿Y qué espera que diga Vox si los Presupuestos despiden un tufillo a trumpismo y a recorte que tira para atrás? En una de estas Rocío Monasterio se nos hace del PP.  

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