“¿Ya ha pasado un año?”, preguntó Boris Pérez cuando le avisaron de su cita con el médico de la empresa para la que trabajaba. Tras unos análisis de sangre, otras analíticas, toma de tensión y pruebas varias, al final entraba en el despacho del médico para conocer los resultados.“Disculpe, pero tengo mucho trabajo y cierta prisa, y además yo estoy bien de salud”, dijo Boris al entrar en la consulta. “De tu trabajo no sé, pero de tu salud no es eso lo que dicen los resultados, Boris, no estás tan sano como piensas”, corrigió el médico.La entrevista comenzó por la alimentación. Unos malos hábitos alimenticios quizás pudieran justificar en parte los malos resultados. “Yo como bien doctor, varias veces al día. Eso sí, con su cigarrito después de cada comida”, respondió Boris.Esa parte preocupó mucho al doctor. “Boris, tú eres médico y conoces los efectos negativos del tabaco. ¿Fumas mucho?”. Boris dijo que solo un par de paquetes al día. El médico de empresa se alarmó. Le indicó a Boris que comenzara de inmediato un programa para dejar de fumar, advirtiéndole de que no sería fácil dejar su alto consumo de tabaco dada su adicción. Durante una hora Boris escuchó al médico hablarle de las devastadoras consecuencias del tabaco y por fin pudo regresar a su despacho.El personal con el que trabajaba Boris estaba charlando comparando sus resultados médicos. Varios tenían que cuidar su colesterol, otros tenían que reducir peso, alguien más el ácido úrico, la tensión alta era casi lo que más se repetía… todos y todas tenían recetada una medicación y algo de lo que preocuparse en cuanto a la salud.Le preguntaron a Boris qué le habían encontrado a él y respondió que él solo tenía que dejar el tabaco. “Pero si tú no fumas, Boris”, le dijeron. “En efecto”, concluyó Boris, “pero cada uno de ustedes tiene un diagnóstico y andan con recetas y tratamientos para mejorar su mala salud; yo solo debo dejar de fumar y además no fumo; por tanto soy el que mejor está de salud en esta empresa… así que menos envidia y a trabajar”.
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