La figura de Benjamín Netanyahu, actual primer ministro de Israel se erige como un ejemplo palpable de cómo las narrativas bíblicas antiguas pueden ser reinterpretadas y utilizadas como justificación de políticas genocidas contemporáneas que tienen profundas implicaciones tanto a nivel nacional como internacional. La invocación de pasajes del Antiguo Testamento, especialmente aquellos que hablan de venganza y conquista, plantea un paralelismo intrigante entre Netanyahu y los líderes bíblicos de antaño, cuyas acciones estaban guiadas por la creencia de ser elegidos por Dios para liderar a su pueblo a la victoria y la seguridad.
El genocidio en Gaza
Las escrituras del Levítico y Deuteronomio, citadas frecuentemente para justificar acciones de guerra y la no misericordia hacia los enemigos, revelan una percepción de la guerra y la conquista no solo como estrategias de supervivencia, sino como mandatos divinos. Estos textos, que contienen llamamientos al genocidio y a la destrucción total de naciones, se encuentran en el corazón de debates éticos y morales sobre la legitimidad y la moralidad de las acciones bélicas emprendidas por el estado de Israel, especialmente en su destrucción en Gaza.
El Antiguo Testamento y el Genocidio de Gaza
“Perseguiréis a vuestros enemigos, quienes caerán a espada delante de vosotros. 8 Cinco de vosotros perseguirán a cien, y cien de vosotros a diez mil; vuestros enemigos caerán a filo de espada ante de vosotros”. Levítico, Capítulo 26, versículos 7-9
“Cuando Jehovah tu Dios te haya introducido en la tierra a la cual entrarás para tomarla en posesión, y haya expulsado de delante de ti a muchas naciones… destrúyelas por completo. No harás alianza con ellas ni tendrás de ellas misericordia”. Deuteronomio 7:1-2.
“… no dejarás con vida a ninguna persona. Los destruirás completamente… como Jehovah tu Dios te ha mandado…” Deuteronomio 20:16
Raymund Schwager, un estudioso de la Biblia identifica más de 600 pasajes de violencia explícita y alrededor de 100 pasajes donde se ordena matar, en el Antiguo Testamento. Esta prevalencia de la violencia en las escrituras sagradas puede verse reflejada en la justificación de políticas agresivas y acciones militares en el presente, donde las Fuerzas de Defensa de Israel emplean tácticas extremas contra civiles en Gaza, aparentemente sin misericordia, ni consideración por la vida humana.
La misión del sionismo
La identidad secular de líderes políticos y militares israelíes, incluido Netanyahu, plantea preguntas sobre la influencia del judaísmo en la conformación de su política exterior y militar. A pesar de la secularización de gran parte de la sociedad israelí, la identidad judía colectiva parece moldearse en torno a una misión que trasciende lo espiritual para entrar en el dominio de lo territorial y lo político. Esto se manifiesta en la transformación de textos bíblicos de guía espiritual a justificaciones de acciones bélicas y políticas de colonización, llevando a acciones que algunos comparan con un genocidio moderno.
Diferenciación entre judaísmo y sionismo
La diferenciación entre judaísmo y sionismo es crucial aquí. Mientras que el primero se asocia tradicionalmente con una interpretación religiosa y a menudo pacifista de las escrituras, el sionismo, especialmente en su forma contemporánea, ha demostrado ser un movimiento con objetivos políticos y territoriales específicos. La violencia, en este contexto, se realiza no en nombre de un mandato divino, sino en nombre de la seguridad y la identidad nacional israelí.
Esta redefinición del papel de la religión y su instrumentalización en conflictos contemporáneos abre un debate sobre la naturaleza de la fe y su papel en la justificación de la violencia. Mientras que textos sagrados ofrecen también mensajes de paz, justicia y misericordia, su selección y uso en discursos políticos a menudo se inclina hacia aquellos que legitiman la violencia y la dominación.
El uso de la Biblia como arma en el discurso político de Netanyahu y otros líderes israelíes se enfrenta a críticas tanto dentro como fuera de Israel. Organizaciones internacionales y algunas voces dentro de la comunidad judía argumentan contra la interpretación fundamentalista de las escrituras que parece justificar la violencia extrema contra los palestinos. Estas voces abogan por una lectura de los textos sagrados que promueva la coexistencia pacífica y la justicia social, en línea con los valores universales de humanidad y ética.
"pueblo elegido" y la "tierra prometida".
La crisis en Gaza y las políticas genocidas de Netanyahu, vistas a través del prisma de la narrativa bíblica, plantean preguntas profundas sobre la responsabilidad moral y ética en el uso de la religión en la política. La aparente desproporción en la respuesta militar israelí, con un número alarmante de víctimas civiles en Gaza, desafía las nociones de justicia y misericordia que muchas religiones, incluido el judaísmo, buscan promover.
El dilema ético se intensifica al considerar el concepto del “pueblo elegido” y la “tierra prometida”. Estas ideas, interpretadas de manera fundamentalista, han sido utilizadas para justificar la expansión territorial a expensas de los derechos de los palestinos, perpetuando un ciclo de violencia y sufrimiento.
Hay judíos que enfatizan la paz
Sin embargo, es crucial recordar que dentro del judaísmo y otras tradiciones religiosas existen corrientes que enfatizan la paz, la justicia y la misericordia. Estos principios, aunque menos citados en los discursos políticos de líderes como Netanyahu, ofrecen un camino hacia la resolución de conflictos que respeta la dignidad y los derechos de todos los involucrados.
La relación entre Netanyahu y la Biblia como instrumento de guerra tiene una compleja encrucijada entre religión, política y ética. La interpretación de textos sagrados y su aplicación en políticas contemporáneas plantea desafíos significativos para la coexistencia pacífica y la justicia global. Mientras el mundo busca caminos hacia la paz, la reflexión sobre el papel de la religión en la justificación de la violencia se vuelve más crucial que nunca.