Desde hace un tiempo, los que tenemos una cierta edad, los que vivimos la explosión de libertades de los años 70 y 80 asistimos atónitos a una regresión de los valores básicos de una democracia sana y abierta.
Tolerancia, respeto, discrepancia, debate, son algunos de los pilares sobre los que pensábamos que se estaba gestando la sociedad del futuro en la que nuestros hijos tendrían la oportunidad de luchar libremente por conseguir sus sueños.
La realidad es muy distinta y la pandemia Covid19 con sus mentiras, sus censuras, sus restricciones, nos ha dejado una sociedad fracturada, dividida en mano de una izquierda woke intolerante y intransigente.
Hace poco, tuve ocasión de leer una estudio de MIDEM, un centro de investigación de la Universidad Tecnológica de Dresde, Alemania, financiado por la Fundación Mercator. Bajo la dirección del Prof. Dr. Hans Vorländer que examina formas, instrumentos y procesos de procesamiento político de la migración en sociedades democráticas, en países individuales y en una visión comparada de Europa.
El estudio , realizado por el “Foro Mercator Migration und Demokratie” en Dresde concluye que cuanto más educada, rica, urbana y de izquierdas es una persona, menos acepta a personas que tienen una visión diferente del mundo. Por el contrario, las personas que tienen una actitud conservadora, que viven en el campo y que tienen menos dinero y educación, son más abiertas hacia quienes piensan diferente. Los nuevos urbanitas de izquierda que se consideran abiertos al mundo, aceptarían muchos menos las opiniones de los demás que la persona de derecha que arrastran la fama de ser más estrechos de miras.
Las conclusiones de este estudio no hacen más que confirmar lo que muchos de nosotros intuíamos a la vista después de ver como esa izquierda estaba censurando opiniones diferentes al discurso oficial con el que macharon cada día en los medios de comunicación y que sirvió para polarizar la sociedad.
O conmigo o contra mí
Lo más preocupante y grave es que no es una tendencia exclusiva de algunos países. Es un movimiento con tentáculos internacionales en los muchos países occidentales y en EE.UU. La nueva generación de políticos jóvenes, que nos vendieron como la regeneración de la política frente a los dinosaurios, resultó ser el mayor engaño de los últimos tiempos. Trudeau, Macron, Sánchez, Rutte, Jacinda Arden, Rishi Sunak etc.. han demostrado ser unos sociópatas, pervertidos, con tics de dictadores intransigentes cuyas decisiones han arruinado los países que tenían que proteger.
En estos últimos años, esta casta de comunistas 2.0, se ha infiltrado a sus anchas, ocupando puestos de responsabilidad y de poder, actuando al margen de la ley, sin respeto a los tratados internacionales ni a los derechos humanos.
Toda esta secta de intolerantes tienen en común su obsesión por ejercer un control enfermizo de la población, por imponer medidas de restricción de movimiento y de pensamiento, por eliminar cualquier critica al mensaje oficial. Prohibido pensar. Prohibido discrepar para no ser destruido por una sociedad histérica por aplicar el pensamiento único de la manada.
Han abrazado las ideas de un nuevo comunismo cibernético abrazando un proyecto de feudalismo moderno donde la mayoría de mortales, no tendremos nada y seremos felices.
Todos hacen parte de esa nueva secta de la izquierda ilustrada que decide y dicta lo que es bueno y malo para nosotros, que compra votos con subvenciones, que busca controlar los empresarios, que pretende reemplazar el individualismo por el bien común, que expulsa de la sociedad a los disidentes intelectuales, que quiere redefinir la familia clásica imponiendo las aberraciones del genero como el LGTBQ+ y sus perversiones que acaban mutilando a niños y adolescentes, que pretende normalizar la pedofilia con la ayuda de la ONU y una larga lista decisiones que podrían ser delito y se merecen un Nuremberg 2.0
Quienes han ideado y diseñado esta nueva sociedad del futuro, han sabido vestir el proyecto con concepto llenos de nuevas tecnologías que han generado una falsa ilusión de estar construyendo un mundo perfecto. Smart City, Inteligencia Artificial, ChatGPT, economía circular, emergencia climática, moneda digital, reconocimiento facial, economía del bien común, transhumanismo, emigración descontrolada, violencia gratuita para generar miedo y caos, etc.. son algunas de las perlas de esa izquierda woke totalitaria que solo buscar el control absoluto de la población.
1984 parece ser un cuento de hadas cuando descubrimos lo que los dirigentes del WEF, FMI, ONU, OMS pretenden llevar a cabo, después de intentar despoblar la tierra.
He de reconocer la sutileza de esa izquierda enferma de poder absoluto, para vender la idea de que todos ellos están trabajando para el bien de la población, para su bienestar y para su seguridad.
La síntesis del estudio académico de MIDEM no puede ser más aterrador. “Cuanto más educada, rica, urbana y de izquierda es una persona, menos acepta las opiniones de los demás”,
Las conclusiones de este estudio europeo seguramente levantarán muchas criticas por parte de esa izquierda política corrupta y desquiciada. Los autores del estudio son muy claros y muy duros: la intolerancia de la izquierda woke frente a otras opiniones tiene consecuencias graves porque conduce a una sociedad cada vez más dividida, gangrenando sus pilares desde Estados Unidos hasta Alemania, pasando por Israel y Suiza.
Nosotros debemos hacer frente a tanto despropósito y recuperar los valores sobre los que se forja una sociedad sólida en la que nuestros hijos puedan construir sus propias vidas. Nuestra manera de vivir está en juego, nuestras libertades están en peligro y nadie vendrá a defenderlas, salvo nosotros mismos.
Decía Ronald Reagan que “El socialismo funciona en sólo dos lugares: En el cielo donde no lo necesitan y en el infierno donde ya está implementado".