Reforma laboral «Zero» para no molestar demasiado al verdadero poder

25 de Agosto de 2022
Actualizado el 02 de julio de 2024
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Yolanda y Pedro

Apenas han pasado un par de semanas desde que se anunciaran las negociaciones para la tan anunciada reforma laboral. Sin embargo, tras realizar un análisis de lo dicho y publicado, se puede llegar a la conclusión de que la tan cacareada reforma laboral del siglo XXI no será más que un remedo de las limosnas de los terratenientes a los diletantes apostados en las puertas de la parroquia.

Ya ha quedado claro que la ministra Yolanda Díaz, para disgusto de los sindicatos, aceptará que no se deroguen las reformas laborales de José Luis Rodríguez Zapatero y de Mariano Rajoy, es decir, que se mantendrán las dos leyes que han llevado a España a ser la campeona absoluta de Europa de la precariedad laboral y salarial.

Los datos de la EPA y del paro registrado han demostrado que el mercado de trabajo en España está muy enfermo y que la creación de empleo de la que tanto se vanagloria ahora Pedro Sánchez, pero también sus antecesores, es falsa.

Las últimas cifras del paro registrado fueron desastrosas y los datos de contratación así lo demuestran. En España se firmaron en el mes de octubre un total  de 1.892.584 contratos, de los que 1.694.088 fueron temporales, es decir, un 89,51%. Sólo 198.496 fueron indefinidos. Sin embargo, aunque este dato es demoledor, sobre todo cuando es prácticamente el mismo que durante los gobiernos del Partido Popular, el análisis de la tipología contractual de los temporales lleva a unas conclusiones demoledoras.

De lo 1.892.584 de contratos temporales, 852.874 fueron eventuales por circunstancias de la producción, es decir, el más precario porque incluye los que tienen duración de horas o de menos de 7 días. Además, los contratos de obra y servicio supusieron un total de 694.199.

Además, casi la mitad de los contratos indefinidos fueron a tiempo parcial. En España sube la ocupación, pero bajan las horas trabajadas. Los datos en bruto siempre son positivos, por supuesto, pero aún se está al mismo nivel de parados de 2018, y con contratos temporales y a media jornada entre quienes encuentran trabajo. Además, los contratos que más están subiendo son los temporales a media jornada.

Por otro lado, hay cuestiones que son cruciales que se van a quedar fuera de la negociación de la reforma laboral. Hay que recordar que se afronta este nuevo proceso en un escenario en el que se eliminó la necesaria autorización administrativa para la presentación de los ERE. Esto ha provocado, entre otras cosas, que las grandes empresas con miles de millones de euros de beneficios pudieran despedir masivamente a sus trabajadores.

La reforma laboral de Rajoy abarató el despido para aquellas empresas que se amparasen en previsiones económicas. Además, se prescindió de los salarios de tramitación, que son aquellos jornales que la empresa estaba obligada a abonar al trabajador que hubiera denunciado su despido si un juez decretaba su readmisión.

La indemnización por despido improcedente, además, fue rebajada de 45 días por año a 33 días por año. Pues bien, según se puede extraer de lo afirmado y publicado, este será otro de los asuntos que no se tocarán en la futura reforma del autodenominado Gobierno más progresista de la historia, algo que cada vez está más en duda.

Si se tienen en cuenta todas estas cuestiones, con la nueva reforma laboral que se está negociando la destrucción de empleo seguirá encontrando en el ordenamiento jurídico español la misma falta de resistencia que hasta ahora.

El Ejecutivo de Mariano Rajoy declaró que su objetivo era «crecer y crear empleo» y se inventó un nuevo eufemismo cruel que desde la patronal y las clases privilegiadas se comenzó a repetir hasta la saciedad: flexiseguridad.

Según el espíritu neoliberal, que no se sentirá amenazado por esta nueva reforma laboral «Zero», reduciendo las trabas al despido se incentivaba, al mismo tiempo, la contratación. Sin embargo, tal y como ha demostrado el tiempo, todas aquellas medidas estaban encaminadas, no a la creación de puestos de trabajo, sino a la eliminación abaratada de aquellos trabajos con mejores condiciones laborales para sustituirlos, a su vez, por puestos más precarios que han dado lugar a decenas de millones de trabajadores pobres.

Si no se produce una reacción inmediata y radical por parte de Yolanda Díaz o aumente la presión de los sindicatos mayoritarios, la negociación de la nueva reforma laboral «Zero» va a seguir comulgando con las tesis del gobierno del PP, ya que, en principio, no se prevé ni una sola medida para encarecer el despido o para penalizar a aquellas empresas que hagan un uso abusivo de la norma, trasladando la temporalidad de las empresas a las ETT en un nuevo giro que perpetúa la precariedad laboral y abre vías de negocio para los explotadores de siempre.

Además de ello, en el horizonte queda la implantación de los ERTE estructurales, prevista en el punto 23 del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, sumada a las demás contrapartidas que están en el horizonte en torno a los fondos de recuperación de la Unión Europea.

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