El reto de Kamala Harris

Los demócratas se entusiasman con las propuestas de su candidata

02 de Septiembre de 2024
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Kamala Harris en la Convención Democrata en Chicago
Kamala Harris en la Convención Democrata en Chicago

La figura de Kamala Harris como candidata a la presidencia de los Estados Unidos ha emergido a pasos agigantados. Su auge ilusiona a un Partido Demócrata  que, tras el debate de Biden con Trump, estaba sentenciado a la más absoluta oscuridad.

Cuando parecía que la noche se iba a perpetuar durante 4 años en las filas demócratas, un rascacielo se iluminó. Este alumbra hoy a un electorado que andaba extraviado entre las tinieblas nocturnas. Bajo el lema “cuando luchamos, ganamos”, Kamala Harris, con el propósito de alcanzar las nubes, se convierte en ese rascacielos que tanto necesitaban sus votantes.

La aspirante demócrata se ha transformado en una estructura que no ha querido conocer lo que es un techo. Harris fue la primera mujer en ocupar el cargo de Fiscal General de San Francisco y California. Pero no sólo rompería con esas barreras, pues en enero de 2021, sería la primera mujer vicepresidenta de los Estados Unidos. En las próximas elecciones quiere convertirse en la primera mujer presidenta de su país. Y para ello, se apoya en un discurso que pretende movilizar a la clase trabajadora, a la comunidad negra, a las mujeres y a los inmigrantes. Aunque ha recalcado que gobernaría para todos los estadounidenses.

Si bien se conoce poco del programa político que quiere llevar a cabo Kamala Harris, su historial nos da algunas pistas. En su etapa de senadora respaldó la vivienda de interés social y la educación gratuita para los miembros de familias con pocos recursos. Durante la campaña de 2020 defendió un sistema de seguro médico respaldado por el gobierno sin llegar a eliminar las aseguradoras privadas. Además, quiso disminuir los precios de los medicamentos. Ha sido una de las principales defensoras del derecho al aborto, convirtiendo la atención a la salud reproductiva en un punto principal de su campaña presidencial. Se ha opuesto a la pena de muerte, aunque ha afirmado revisar cada caso. En 2004 se saltó la ley casando a parejas homosexuales en California. Cuatro años después los enlaces fueron anulados, y Harris luchó por cambiar la legislación.  Finalmente, en 2013, ofició la primera boda legal entre dos personas del mismo sexo. Al ritmo de ‘freedom’, canción de Beyoncé elegida para la campaña, Kamala Harris inicia un duro camino a la presidencia.

El suelo en el que se sostiene el rascacielos es muy rígido. Es difícil ser progresista en un país en el que cuando acudes al hospital te piden la tarjeta de crédito en vez de la tarjeta de la seguridad social. Es difícil pedir un alto al fuego en Gaza mientras tu país saca rédito económico vendiéndole armas a Israel.  El rascacielos puede tener un sueño americano, pero desde el momento en el que toque las nubes, el suelo se encargará de producir un terremoto para devolverle a la realidad. De momento este va cogiendo altura, pero en algunas ocasiones ha demostrado padecer de vértigo.

Hace 3 años, Kamala Harris lanzó el mensaje de “no vengan aquí” a los inmigrantes que se disponían a cruzar la frontera entre México y Estados Unidos. Ahora afirma que hay que hacer reformas en la ley de inmigración asegurando también la seguridad nacional. ¿Quiénes suponen una amenaza para la seguridad de un país? ¿Los criminales o los inmigrantes? A principios de este año Kamala Harris intentó aprobar un acuerdo bipartidista que conllevaba la inversión de millones de dólares en la construcción de un muro en la frontera. Como fiscal general de California enfrentó críticas por parte de los sectores de la izquierda por no apoyar dos iniciativas electorales que habrían abolido la pena de muerte en el estado.

Los demócratas han decidido coger el ascensor del rascacielo para alcanzar el punto álgido de la noche: el sueño americano del que tanto ha hablado Harris durante la convención del partido. Pero cuando se haga de día y quieran hacer su sueño realidad se van a topar con un país atrasado en cuestiones sociales. Está claro que Trump no es un avance para la democracia. Pero en el caso de Kamala Harris se convierta en la primera mujer presidenta de Estados Unidos, se podrá ver si es capaz de mantener el rascacielo en pie.

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