Sánchez huele a cuestión de confianza

Ningún socio del Gobierno quiere pasar a la historia como el partido que hizo caer el sanchismo abriendo la puerta a la extrema derecha

09 de Julio de 2025
Actualizado a las 8:57h
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Sánchez en el Congreso, en una imagen de archivo.
Sánchez en el Congreso, en una imagen de archivo.

Pedro Sánchez se enfrenta hoy a la prueba de fuego decisiva en el Congreso de los Diputados, donde tendrá que dar explicaciones sobre el caso Koldo, una gigantesca trama de corrupción en el Ministerio de Transportes que ha terminado con la imputación del exministro José Luis Ábalos y con el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, en prisión. Fiel a su idea de que la mejor defensa es un buen ataque, es previsible que el presidente del Gobierno trate de transformar la sesión en un bumerán contra Feijóo, quien durante el congreso nacional del PP celebrado el pasado fin de semana abrió la puerta a pactos de Gobierno con la extrema derecha de Vox. Horas después, Rocío de Meer, portavoz voxista, anunciaba que la intención del partido de Santiago Abascal es deportar a ocho millones de inmigrantes de nuestro país. Fue una torpeza del partido neofranquista situar el foco en ese asunto con Sánchez acorralado por los escándalos de corrupción y a pocas horas de comparecer en el Parlamento. Hay malestar en el PP por esa estúpida maniobra que no ha hecho más que dar un balón de oxígeno al presidente del Gobierno.

Así las cosas, Sánchez va a aprovechar los errores de la derecha para, tras pasar de puntillas por el caso Koldo, convertir la jornada parlamentaria de hoy en un debate de alto contenido político sobre programas e ideologías. En ese terreno se siente cómodo el jefe del Ejecutivo, que previsiblemente volverá a agitar el miedo al lobo, o sea, el espantajo de la extrema derecha y su inminente llegada al poder. Tras ese discurso del “o yo, o el caos”, va a parapetarse Sánchez. Y quizá le salga bien la jugada. Tiene baraka que le saca de apuros en los peores momentos, es un buen parlamentario que sabe fajarse de sus contrincantes y lleva aprendido el guion. Además, ha conseguido apaciguar al partido en el último Comité Federal, donde ha cerrado filas y ha acallado a las voces minoritarias que como Emiliano García-Page pretendían plantar cara al jefe y exigirle elecciones anticipadas o cuando menos una cuestión de confianza.

Entretanto, el futuro de Sánchez depende de lo que digan los socios de Gobierno, mayormente Yolanda Díaz. La vicepresidenta es la pieza clave. Si no queda satisfecha con las explicaciones que pueda dar el inquilino de Moncloa sobre el caso Koldo puede dar la orden de sacar a Sumar de la coalición y la legislatura habrá muerto. En los últimos tiempos, los socios han estado más duros que nunca con Sánchez.

“No nos conformamos con yo o el caos (..), no nos fiamos”, asegura la portavoz de Compromís en el Congreso, Águeda Micó. En ese sentido, Joan Baldoví cree que Sánchez tiene que ser “convincente” o de lo contrario los socios se bajarán del barco. “Las explicaciones hasta ahora de Sánchez no son suficientes. No puede ser solo cambios en la Ejecutiva federal, la gente está esperando más. Que a los progresistas se nos acuse de corrupción yo lo llevo mal. Yo percibo ambiente de desmovilización y desencanto. Hay que volver a ilusionar al electorado si queremos tener opciones en 2027. Arrastrar los pies no le conviene a Sánchez, ni al PSOE, ni a la mayoría progresista. Las personas no somos importantes, somos instrumentos dentro de los proyectos. Lo más importante es preservar la mayoría progresista ante la catástrofe de las derechas”, asegura el portavoz de Compromís.

Por su parte, el presidente del EBB del PNV, Aitor Esteban, ha instado al PSOE a demostrar que en la trama de corrupción solo están supuestamente implicados Santos Cerdán, José Luis Ábalos y Koldo García y que era para su propio lucro y no algo "sistémico". En parecidos términos se ha pronunciado Esquerra, Bildu y los Comunes: “Mientras no se conozca toda la verdad, no podemos descartar ninguna alternativa”, recuerda Gerardo Pisarello.

A los socios ya no les valen las justificaciones de Sánchez. Pero es sin duda Sumar quien tiene la sartén por el mango, la llave que puede cambiar la historia de España. ¿Qué está pensando Yolanda Díaz? “La corrupción no es inevitable. Basta ya de cinismo”, ha asegurado en los últimos días. Muchos creen que la ministra va a ser muy dura con Sánchez, pero solo como una puesta en escena, ya que no va a dejar caer el Gobierno. Otra cosa es que fuerce al presidente a presentarse a una cuestión de confianza, que sería incierta y que podría suponer la caída del sanchismo. En cualquier caso, nadie en la izquierda parece estar dispuesto a ser quien acabe con la legislatura, entre otras cosas porque eso sería tanto como abrir una sangría en el bloque progresista y dejar el camino libre y expedito a la extrema derecha. Esa mancha quedará para siempre en los libros de historia y Sánchez juega con ella.

El periodista de El País, Carlos Cué, avanza un análisis de lo que puede ocurrir: “En el momento en que, por ejemplo, el PNV pidiera la cuestión de confianza, Sánchez no tiene más remedio que decir que sí. Si cualquier socio, el miércoles [en la comparecencia] le pide una cuestión de confianza, es muy difícil que Sánchez diga que no. Pero, por ahora, no lo han pedido, y Sánchez se ha reunido con casi todos los grupos”, explica. Además, añade: “Si cualquier socio empieza realmente a plantearle esa cuestión de confianza, la situación cambia, pero no lo parece. Sánchez está argumentando que él no necesita esa cuestión de confianza porque los socios no se lo están pidiendo y él tiene el apoyo de la mayoría y, por ende, no necesita confirmar ese apoyo”. Ahora bien, según indica Cué, “si hay varios socios que se la piden, el argumento se cae. Ahora Sánchez está en manos de sus socios”.

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