Hay quien dice que la mejor defensa es un buen ataque y eso es lo que ha hecho hoy Pedro Sánchez tras la debacle de las municipales y autonómicas. No ha esperado ni 24 horas para reunirse con el Jefe del Estado, disolver las Cortes y convocar Elecciones Generales para el 23 de julio. Esta maniobra es muy arriesgada, pero era la que tenía que hacer si no quería que Alberto Núñez Feijóo se aprovechara de la sangría que iba a sufrir la izquierda de aquí a diciembre.
"Asumo los resultados y creo necesario dar una respuesta. España está a punto de superar una etapa de crisis derivada de la pandemia y la guerra de Ucrania, encaramos una senda clara de crecimiento económico. Estas razones aconsejan la clarificación de la voluntad de los españoles sobre las políticas del Gobierno y las fuerzas políticas de esta fase. Lo mejor es que los españoles tomen la palabra para definir el rumbo político de España," ha dicho Sánchez en una comparecencia en el Palacio de la Moncloa convocada por sorpresa a primera hora de la mañana.
Nadie sabía de antemano el contenido de lo que el presidente del Gobierno iba a decir. Había mil especulaciones: crisis de gobierno en el lado socialista, ruptura del pacto con Unidas Podemos. Incluso, tras la desconvocatoria de la rueda de prensa posterior a la reunión de la Ejecutiva Federal del PSOE, se llegó a hablar de dimisión de Sánchez.
Sin embargo, nadie pensaba que convocara elecciones y es un movimiento lleno de lógica pero muy arriesgado. Por un lado, consigue frenar la euforia tanto del Partido Popular como de Vox. En otro orden, pone en orden a la izquierda del PSOE para que clarifiquen rápidamente cómo se van a presentar a las elecciones.
Esto es muy importante. Una de las causas de la debacle electoral ha sido el hundimiento de Podemos y de los aliados de Yolanda Díaz. La convocatoria electoral no deja tiempo a los partidos a la izquierda del PSOE en largas y estériles negociaciones. Ahora, tanto Ione Belarra como Yolanda Díaz tienen el contador en rojo y no se pueden enredar en guerras absurdas de partido con supremacía, sobre todo porque ahora mismo están en una posición de absoluta debilidad.
De cara al PP, Sánchez le ha desmontado el argumento con el que hoy saldrían todos los líderes instando al presidente a que convoque elecciones. Antes de que se lo digan, PUM, ahí están las cortes disueltas.
Por otro lado, pone a Feijóo en una situación límite respecto a los pactos con Vox en ayuntamientos y comunidades autónomas. Con unas elecciones generales a la vuelta de la esquina, el PP no abrirá los brazos a la extrema derecha y las negociaciones para la conformación de gobiernos será mucho más dura.
Sánchez, ¿candidato o no?
Pedro Sánchez y su equipo han analizado a la perfección la situación generada tras las elecciones municipales y autonómicas. En el PSOE saben que el PP tiene complicado crecer por el lado de Vox y ya han rentabilizado la caída de Ciudadanos. El Partido Socialista sabe que ellos sí que pueden crecer tanto en determinados espacios de la izquierda como en la abstención de izquierdas.
Ahora queda la incógnita de si Sánchez será el candidato del PSOE o no. Quien conoce al presidente del Gobierno sabe que no se retirará de primera mano y que esta convocatoria electoral es el órdago final. Sánchez va a morir matando, si muere...
No obstante, la campaña se ha basado en el plebiscito de "Hay que echar a Sánchez." Eso también lo sabe tanto el presidente como su equipo. Por eso no es descartable que Pedro Sánchez desmonte totalmente al Partido Popular no presentándose a las elecciones.