Sánchez vence, pero no convence

16 de Noviembre de 2023
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Investidura Sanchez 04

Terminó el primer día del debate de investidura y quedó una conclusión incuestionable: Pedro Sánchez venció en todos los términos que sí estaban incluidos tanto en su programa electoral como en el pacto con Sumar, pero sus argumentos no convencieron a la mayoría de los españoles en lo referente a la amnistía.

El paquete de medidas para reforzar el escudo social anunciado por Pedro Sánchez incluye, precisamente, algunos de los elementos en los que su gobierno decepcionó en la legislatura anterior. Otros no han sido ni tenidos en cuenta, pero tampoco se esperaba que lo hiciera.

Casualmente, es el paquete social el que fortalece la imagen de Pedro Sánchez y del futuro gobierno progresista. Casualmente, es lo que estaba incluido en el programa electoral del Partido Socialista y por el que obtuvo 7,76 millones de votos.

«Vamos a desplegar los 115.000 millones de euros para ayudar a que el proceso de cambio llegue a todos los puntos territoriales de nuestro país para tener mejor y mayores empleos, y vamos a seguir creando contratos de calidad,» anunció Sánchez desde la tribuna del Congreso.

Ese es uno de los grandes problemas de la anterior legislatura en materia de empleo: la reforma laboral se quedó demasiado corta a la hora de frenar la precariedad y los empresarios continúan encontrando escapatorias para perpetuar la explotación de los trabajadores y defraudar a la Seguridad Social y la Agencia Tributaria. Esa movilización de 115.000 millones de euros, casi la misma cantidad que va a costar a los españoles la investidura de Sánchez, estará bien utilizada si de verdad se logran en el tiempo que dure el próximo ejecutivo las mejoras que se prometieron y no se cumplieron.

Sánchez venció con su compromiso y la profundización de las medidas para alcanzar el reto de que el transporte público sea gratuito. Esa medida es fundamental, sobre todo porque cientos de miles de familias en España dependen de esos servicios de movilidad pública para poder acudir a su puesto de trabajo o a sus diferentes empleos, porque el pluriempleo es, en muchos casos, el único modo de supervivencia para millones de españoles.

El candidato socialista también venció respecto a confirmar el compromiso de reducción de la jornada laboral máxima y de la reforma del Estatuto de los Trabajadores.

Por otro lado, las políticas de vivienda anunciadas son fundamentales en un país en el que las estrategias neoliberales impulsaron, e impulsan en determinados territorios, la percepción de que la vivienda es un privilegio y no un derecho reconocido por la Constitución. Aunque insuficientes teniendo en cuenta las necesidades actuales de la ciudadanía, Sánchez se comprometió al incremento de la cuantía del bono del alquiler, la creación de una línea de avales que permita cubrir el 20% de las hipotecas y la habilitación de 183.000 viviendas.

La amnistía, no cuela

Todo iba muy bien para Sánchez, hasta que comenzó a lanzar los argumentos en favor de la amnistía que se ha visto obligado a pagar para poder seguir siendo presidente del Gobierno, a pesar de que siempre, desde que dejó el anonimato y pasó a la primera línea de la política. Este mero hecho ya demuestra que su «cambio de opinión» no es por convicción de que lo que está haciendo sea lo correcto, sino que hay una necesidad matemática. La virtud jamás puede estar asociada a la necesidad o al interés personal.

Sánchez ha comparado la situación actual con la de 2017 en Cataluña y ha señalado que hay dos opciones, la de hacer cumplir la ley o la de la amnistía. Según Sánchez, la primera no tuvo efectividad y la suya sí.

«Vamos a conceder esa amnistía. Es una medida que siente una mayoría social en Cataluña. Entiendo a la gente que no está de acuerdo, pero es por el bien general», afirmó el candidato a la Presidencia del Gobierno.

El problema que tiene Sánchez es que más del 70% de la población española está en contra de esa medida, un porcentaje similar al rechazo que tiene de las personas que le votaron para apoyar la primera parte de su discurso de ayer.

Las continuas menciones a la convivencia y a la resolución de un conflicto político en Cataluña se caen por sí solas porque en esa región ha pasado ya mucho tiempo en el que no han existido disturbios. Es más, la línea seguida hasta ahora, ha rebajado el porcentaje de independentistas. ¿Por qué la ha forzado hasta llegar a la presentación de una ley de amnistía y la aceptación de todas las reclamaciones de las formaciones soberanistas? Porque lo necesitaba, no hay otra interpretación posible.

Por eso no convence, por eso sus menciones a la concordia, la convivencia y la resolución del conflicto no son creíbles, no son honestas.

Por otro lado, cuando Sánchez, en su discurso, ha hecho mención a su comprensión a los millones de personas que están en contra de lo que va a perpetrar, no hace ninguna mención a arrepentirse de hacer lo que no debe y de haber mentido a su electorado porque, si en campaña hubiese hecho alguna mención a su sumisión ante el independentismo catalán, Sánchez no habría podido presentarse a la investidura.

Por otro lado, los argumentos de Pedro Sánchez se caen por su propio peso porque, mientras defiende que la amnistía es una medida que garantizará la paz en un territorio concreto, olvida que se ha generado un conflicto aún mayor en toda España, un conflicto que, a pesar de lo que piensan los socialistas, no ha hecho más que empezar.

En consecuencia, Sánchez venció con lo que se presentó a las elecciones, pero no ha convencido con la amnistía, porque los españoles no le votaron para eso.  

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