START, el tratado que Trump y Putin tienen que renovar para evitar la destrucción de la humanidad

La cuenta atrás nuclear: el mundo ante el fin del Nuevo START y la amenaza de una nueva carrera armamentista

15 de Agosto de 2025
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Esplosion Nuclear | Foto: FreePik

Hoy se reúnen en Alaska Donald Trump y Vladimir Putin, en teoría, para hablar de la guerra de Ucrania. Sin embargo, hay un asunto que es crucial para la humanidad que no está en la agenda de esta cumbre, a pesar de que el tiempo se está echando encima. 

El 5 de febrero de 2026 está marcado en rojo en el calendario estratégico global: ese día expirará el Nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (Nuevo START), el último pacto nuclear vigente entre Estados Unidos y Rusia que limita el tamaño de sus arsenales. El acuerdo, firmado en 2010 y renovado en 2021, fija un máximo de 1.550 ojivas nucleares estratégicas desplegadas y 700 sistemas de lanzamiento para cada país, ya sean misiles balísticos intercontinentales, misiles lanzados desde submarinos o bombarderos pesados con capacidad nuclear.

En febrero de 2023, el presidente ruso, Vladimir Putin, anunció que su país “suspendía” su participación formal en el tratado, aunque aseguró que seguiría respetando sus límites mientras Washington hiciera lo mismo. Desde entonces, Moscú ha rechazado cualquier negociación para prorrogar el acuerdo mientras Estados Unidos continúe apoyando militarmente a Ucrania.

El reloj avanza y Donald Trump tendrá que decidir la postura de Estados Unidos. Las posibilidades de renovación son mínimas y, si el tratado expira sin reemplazo, el mundo podría entrar en una carrera armamentista nuclear sin restricciones.

Un riesgo de escalada sin precedentes

Expertos advierten que, sin límites, cualquiera de las dos potencias se sentiría obligada a incrementar rápidamente su arsenal nuclear si la otra lo hiciera. El resultado: un aumento significativo del potencial de aniquilación mutua y un retroceso de décadas en los avances de control de armas.

Pero el escenario no se limita a un duelo entre Washington y Moscú. China se ha convertido en un tercer actor clave. Desde su primera prueba nuclear en 1964, Pekín mantuvo una política de disuasión mínima, con un arsenal reducido y la promesa de no usar armas nucleares de forma preventiva. Sin embargo, en la última década ha iniciado una acumulación acelerada de ojivas, pasando de unas 200 a unas 500 y construyendo cientos de nuevos silos de misiles.

Según proyecciones del Pentágono, China podría alcanzar 1.000 ojivas en 2030 y 1.500 en 2035, cifras que igualarían las de Rusia y Estados Unidos bajo los actuales límites del Nuevo START.

El debate en Washington

El creciente arsenal chino ha provocado que varios legisladores, especialmente republicanos, pidan abandonar los límites actuales y aumentar las capacidades nucleares estadounidenses para contrarrestar simultáneamente a Moscú y Pekín. 

La Comisión del Congreso sobre la Postura Estratégica de Estados Unidos recomendó en 2023 reforzar la “tríada nuclear” con múltiples ojivas en los nuevos misiles Sentinel, más bombarderos B-21 y un incremento en la producción de submarinos de clase Columbia, en el marco de un plan de modernización valorado en 1,5 billones de dólares.

Aunque la Administración Biden no ha respaldado plenamente estas propuestas, en marzo aprobó una nueva Guía de Empleo Nuclear que, por primera vez, se centra en contrarrestar tanto a Rusia como a China, y contempla planes de contingencia para aumentar el arsenal si los límites actuales colapsan.

El factor ciudadano: del activismo al silencio

Durante la Guerra Fría, la amenaza nuclear formaba parte del debate público y movilizaba a millones en campañas como la Congelación de Armas Nucleares en los años ochenta. Hoy, el peligro ha regresado, pero la conciencia social parece ausente.

Los analistas advierten que más armas no significan más seguridad: ningún país se atrevería a lanzar un primer ataque sin esperar una represalia devastadora, y la ampliación de arsenales solo aumentaría las tensiones y el riesgo de un conflicto nuclear global.

Un 2026 decisivo

A menos de un año para que expire el Nuevo START, el mundo se acerca a un punto de inflexión. La decisión de renovar, reemplazar o abandonar el tratado marcará el rumbo de la política nuclear de las próximas décadas. Y, como alertan los expertos, incluso mantener el statu quo en el actual clima internacional ya supone un riesgo creciente de inestabilidad; expandir el arsenal, advierten, podría ser un salto hacia la autodestrucción.

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