La asistencia muy reducida a sus actividades públicas ha contrastado desde hace varios años con los resultados electorales del uribismo ¿Cómo gana “el que diga Uribe”?
Con más de 20 años en el poder, el uribismo en Colombia se desmorona ante las evidentes prácticas antidemocráticas para ganar elecciones.
El uribismo nunca ha llenado una plaza pública con sus seguidores, pero sus votos se cuentan por millones, cómo lo hacen?
- Asesinatos e intimidación armada.
La historia de asesinatos que rodean a Alvaro Uribe Vélez no tiene solo que ver con los cargos que ha ocupado, también es parte de la metodología con la que su movimiento intimida la población para ganar elecciones.
Una de las metodologías reconocidas por organizaciones mafiosas y criminales mediante el cual el uribismo gana elecciones es mediante la intimidación armada, bien sea asesinando líderes comunitarios o copando municipios con grupos armados cercanos al narcotráfico.
El asesinato de líderes rurales y regionales por parte de grupos armados afines ideológicamente a Uribe, como lo son las Águilas Negras, El Clan del Golfo y Las Autodefensas Gaitanistas (El mismo clan del golfo cuando cambia de nombre), busca no solo eliminar posibles contendores políticos sino además desarrollar estrategias de terror para desarticular la sociedad y garantizar que si no hay votos a favor de los candidatos uribistas, al menos tampoco haya votos en contra.
- Alteración de resultados
Son más que conocidas las declaraciones en Colombia de uno de los subdirectores del servicio de inteligencia adscrito a la Presidencia de Colombia denominado DAS, según el funcionario, él mismo alteró el software electoral colombiano para que pasare lo que pasare en los comicios electorales, el ganador fuese quien indicara Álvaro Uribe.
Rafaél García, exfuncionario de Uribe y preso por estos hechos narró ante la fiscalía y después ante un periodista del noticiero colombiano Noticias Uno, cómo mediante un software, se cargaban las bases de datos de la Registraduría con nombres de personas inexistentes o fallecidas para mostrar abultadas votaciones en favor del movimiento uribista.
El uso y la manipulación de bases de datos para alterar resultados electorales es una práctica común para el uribismo. Al momento de escribir esta nota se descubría un fraude electoral en donde suplantaron firmas de personas para atacar a uno de sus contrincantes políticos.
- Soborno a funcionarios
Otra de las prácticas identificadas como recurrentes en el uribismo para cambiar sus salones políticos vacíos por una gran cantidad de votos registrados, es alterar resultados ofreciendo sobornos a funcionarios del órgano electoral.
Hecho que incluso ha involucrado el cambio de leyes y votaciones directamente en el mismísimo Congreso de la República de Colombia.
Como todo grupo de tendencia fascista, el uribismo cuenta con grupos armados fieles a su ideología, compuestos principalmente por miembros de la fuerza pública activos (en Colombia la legislación les prohíbe votar) y en retiro, así como particulares provenientes del narcotráfico.
Para ellos el soborno de funcionarios también ha involucrado la generación de cédulas falsas lo que les permite no solo la intimidación armada sino además coaccionar electores para que voten repetidamente por los candidatos que les sean de su afecto, como el caso sucedido en Necoclí, departamento de Antioquia, en donde la registradora regional le generó al Clan del Golfo un millón, (léase bien, UN MILLÓN) de cedulas falsas.
- Utilización de fondos irregulares de campaña
Si hay algún movimiento que se caracteriza por la violación de la normatividad existente para recursos de campaña es este.
Sus recursos vienen de sectores del narcotráfico, de escándalos de corrupción e incluso de inversionistas internacionales, lo cual está abiertamente prohibido por la legislación colombiana.
Cada proceso electoral importante del uribismo lleva consigo un fuerte escándalo de violación de la legislación electoral.
- Compra de votos
Los casos del uribismo por compra de votos son tan conocidos como frecuentes y no solo resumen alcaldías y gobernaciones, sino además cargos al Senado de la República o el más reciente, la compra de votos por un clan del narcotráfico para obtener la Presidencia de la República a nombre de Iván Duque.
El truco para no quedar presos y no perder sus investiduras logradas con votos comprados es que los responsables de operar el delito, al mejor estilo de los carteles de la droga, se implican a sí mismos y no a sus jefes, quienes directamente se benefician del mismo.
Muestra de ello fue el caso de compra de votos de la representante a la cámara por Antioquia del Centro Democrático Margarita Restrepo de quien se supo obtuvo los dineros para su campaña de John Jairo Velásquez, alias Popeye, jefe de sicarios del Cartel de Medellín. Restrepo negó todo, incluso conocer a los implicados, quienes más tarde aparecieron en fotografías en su compañía dado que uno de ellos era su jefe de campaña.
De los hechos más descarados del fraude electoral realizado por el uribismo recientemente ha sido la elección del actual Presidente de Colombia Iván Duque. De forma accidental y gracias a los seguimientos de investigación judicial a un jefe de finanzas del narcotráfico, se descubrió que él era el principal financiador de la compra de votos de la campaña Duque Presidente.
En el escándalo conocido como “ñeñepolítica”, el “Ñeñe” Hernández, jefe de finanzas del narcotraficante Marquitos Figueroa, quien venía siendo interceptado por organizaciones antidroga, describió en multitud de audios sus actividades de compra de votos en la costa norte de Colombia.
En los audios con varios miembros de la campaña de Duque y principalmente con la secretaria de Álvaro Uribe, Caya Daza, de dio a conocer el entramado criminal para falsear los resultados electorales de 2018 con dineros del narcotráfico.
La investigación de los organismos antidroga fue dada a conocer por los periodistas Julián Martínez y Gonzalo Guillén en el medio digital La Nueva prensa.
Si bien en un primer momento Álvaro Uribe y Duque desmintieron su cercanía con el narcotraficante, las fotografías que mostraban su estrecha cercanía se dieron a conocer prontamente.
Sin embargo en Colombia es tal el poder del cartel que a los dos investigadores que descubrieron los vínculos del clan de Marquitos Figueroa con la campaña Duque Presidente, fueron llevados a juicio y tomados presos por la misma Fiscalía del país.
- Cooptación de los cargos de responsabilidad electoral
Corromper las instituciones poniendo sus propias fichas para que entorpezcan investigaciones o faciliten la comisión de delitos es una de las metodologías uribistas más recurrentes.
Ninguno de estos delitos, ni siquiera los de asesinato, compra de votos o sobornos llevan a los verdaderos responsables ante la justicia dado que Álvaro Uribe se ha encargado de poner fichas de su entera confianza en los órganos de control, Fiscalía, Contraloría y Procuraduría con lo que es vox populi la denominación actual de Colombia como “narcoestado”.
La más reciente polémica, de las tantas que rodean los procesos electorales uribistas radica en que la Registraduría colombiana indica que los colombianos son 55 millones de personas, hecho que dista de la entidad de manejar el Censo poblacional, en 5 millones. Suficiente de sobra para ajustar cualquier resultado electoral.
Muy sospechosamente, poco después de esta diferencia numérica, el DANE (entidad responsable de las cifras poblacionales), anunció que sus sistemas habían sido “hackeados”, generando una evidente alerta en los colombianos por el proceso electoral que ha de realizarse en marzo de 2022.
Son tantas y tan anómalas las acciones que realiza el brazo político del narcotráfico contra la democracia en Colombia, que con todo y eso, esta es apenas una muestra de lo que hacen los herederos del Cartel de Medellín para someter a la sociedad civil.
No por nada las campañas de exterminio, el asesinato de líderes y el control territorial de la mafia hacen considerar que en Colombia la democracia está suspendida desde hace poco más de 25 años.
Fuentes y sitios clave: