Un reciente estudio, llevado a cabo por Héctor Ruiz-Martín, Fernando Blanco y Marta Ferrero, publicado en la revista Cognitive Research: Principles and Implications, ha descubierto cuáles son las técnicas de estudio más efectivas utilizadas por los estudiantes de secundaria y cómo estas influyen en sus notas y actitudes.
¿Qué técnicas utilizan los estudiantes?
La investigación, que abarcó a más de 5000 jóvenes en Cataluña, reveló datos sorprendentes sobre sus hábitos de estudio. A pesar de la abundante evidencia científica que respalda ciertas técnicas, los estudiantes siguen utilizando métodos menos efectivos.
Los resultados mostraron que, aunque son conscientes de la importancia de comprender lo que estudian, a menudo recurren a técnicas menos efectivas como la memorización y el repaso masivo antes de los exámenes. Las técnicas más efectivas identificadas por la investigación, como la práctica distribuida y la práctica de recuperación (autoevaluación), fueron las menos utilizadas.
Una de las técnicas más recomendadas por los expertos en cognición es la práctica distribuida, que consiste en distribuir el estudio a lo largo del tiempo en lugar de concentrarlo en una sola sesión. Sin embargo, esta técnica fue una de las menos utilizadas por los estudiantes encuestados, quienes tienden a estudiar intensamente solo antes de los exámenes.
Otra técnica altamente efectiva es la práctica de recuperación, o autoevaluación. Esta estrategia no solo ayuda a reforzar el aprendizaje, sino que también reduce la ansiedad ante los exámenes. A pesar de sus beneficios, la práctica de recuperación fue poco utilizada, y cuando se empleaba, era más con fines de memorización que de comprensión profunda.
Práctica Distribuida: Sorprendentemente, los estudiantes usaban poco la práctica distribuida, prefiriendo concentrar sus sesiones de estudio justo antes de los exámenes.
Práctica de Recuperación: Aunque la autoevaluación es una de las técnicas más efectivas, fue utilizada con poca frecuencia, y más como una herramienta de memorización que de comprensión.
Las creencias y actitudes también importan
El estudio no solo se centró en las técnicas de estudio, sino también en las creencias y actitudes de los jóvenes hacia el aprendizaje. Se encontró que aquellos que utilizaban técnicas efectivas tendían a tener una mayor autoeficacia, es decir, confianza en su capacidad para tener éxito. Además, estos estudiantes estaban más orientados hacia metas de aprendizaje y no solo a obtener buenas notas.
Uno de los hallazgos más importantes fue la relación entre la práctica de recuperación y la ansiedad ante los exámenes. Los estudiantes que se autoevaluaban regularmente mostraban niveles más bajos de ansiedad, lo que sugiere que esta técnica puede ser una herramienta poderosa para gestionar el estrés académico.
Autoeficacia: Los estudiantes que utilizaban técnicas efectivas mostraban niveles más altos de autoeficacia y creían más en su capacidad para tener éxito.
Orientación hacia el aprendizaje: Aquellos que usaban prácticas efectivas estaban más orientados hacia metas de aprendizaje en lugar de simplemente obtener buenas notas.
Ansiedad ante exámenes: La práctica de recuperación mostró una asociación negativa con la ansiedad, sugiriendo que esta técnica puede ayudar a reducir el estrés de los estudiantes antes de los exámenes.
La gran paradoja: saben cómo aprender, pero no lo aplican
A pesar de que los estudiantes son conscientes de la importancia de comprender el material de estudio, a menudo recurren a técnicas menos efectivas como la memorización y el repaso masivo. Esto podría deberse a la falta de formación adecuada sobre cómo estudiar de manera efectiva. De hecho, el estudio reveló que casi el 78% de los estudiantes no había recibido instrucción alguna sobre técnicas de estudio, destacando una clara necesidad en el sistema educativo.
Implicaciones para el sistema educativo
Estos hallazgos tienen importantes implicaciones para el sistema educativo. Integrar la enseñanza de técnicas de estudio efectivas en el currículo escolar podría mejorar significativamente el rendimiento académico y el bienestar emocional de los estudiantes. Los investigadores sugieren que, para maximizar el potencial de los estudiantes, es crucial enseñarles cómo aprender de manera efectiva.
El estudio de Ruiz-Martín, Blanco y Ferrero proporciona una valiosa visión sobre cómo las técnicas de estudio respaldadas por la ciencia cognitiva pueden influir positivamente en el rendimiento académico y las actitudes hacia el aprendizaje de los estudiantes de secundaria. Incorporar estas estrategias en la enseñanza diaria podría ser clave para ayudar a los estudiantes a alcanzar su máximo potencial.