Resulta cuanto menos sorprendente que aún haya quien piense que Donald Trump va a terminar con los poderes establecidos, que es un antisistema, cuando, en realidad, es un arma de destrucción masiva del estado del bienestar y de los derechos de los ciudadanos. Sorprende que los movimientos antimperialistas o anticapitalistas defiendan sin ningún tipo de cuestionamiento las políticas de neoimperialismo y de defensa de los privilegios de los poderosos que Trump está imponiendo. También sorprende que se justique, incluso desde los ámbitos del progresismo más radical, la destrucción de la justicia social, la eliminación de los programas para las personas que no tienen recursos siquiera para comer, mientras se está garantizando que los bolsillos profundos de multimillonarios y grandes corporaciones multinacionales están haciendo hueco para ser llenados con miles de millones de dólares.
Las políticas de Trump, tal y como se puede comprobar en los documentos que conforman su agenda, van en contra de los ciudadanos, de las clases medias y trabajadoras. Ya no se trata sólo de las deportaciones y la criminalización de cualquier persona que no tenga la nacionalidad estadounidense, o la calificación de seres inferiores a los negros (como afirmó el propio Trump respecto a los trabajadores que estaban en la torre de control del aeropuerto Ronald Reagan), se trata de que se van a destruir los derechos de los ciudadanos para poder enfrentarse a los abusos de los poderosos.
Los grandes bancos se van a beneficiar enormemente de las políticas de Trump. Así se demuestra con su elección para dirigir la Oficina de Protección Financiera del Consumidor (CFPB, por sus siglas en inglés). El presidente de los Estados Unidos, además de ordenar el despido masivo de trabajadores de este organismo de defensa de los consumidores, anunció su intención de nombrar a Jonathan McKernan para dirigir el CFPB, una decisión que ha tenido el apoyo masivo por parte de las grandes entidades financieras.
Además, no se esconden al hacer público su júbilo. La asociación de banca estadounidense, la CBA, señalaron en un comunicado que «si se confirma, esperamos trabajar con el señor McKernan para deshacer muchas de las acciones más recientes de la CFPB de Chopra».
¿Qué es lo que quieren deshacer los grandes bancos? Cualquier acción por las que se obliga a los gigantes bancarios a devolver a los ciudadanos el dinero de sus abusos y sus prácticas depredadoras.
Para entender lo que los grandes bancos van a conseguir gracias a Donald Trump, no hay más que acudir a las demandas que la CBA ha puesto contra el CFPB. Durante la anterior dirección de este organismo se protegió a los consumidores contra comisiones excesivas y engañosas que cuestan a los estadounidenses miles de millones cada año. Por otro lado, se limitó la mayoría de los cargos por pagos atrasados de tarjetas de crédito a 8 dólares en lugar de 30 dólares. Además, los grandes bancos se opusieron a la Ley de Ampliación de Actos o Prácticas Injustas, Engañosas o Abusivas, que protegía a los clientes bancarios de prácticas discriminatorias.
Para poner un ejemplo de esas prácticas, no hay más que recordar las demandas interpuestas contra Banco Santander por prácticas discriminatorias en distintos estados como Pensilvania, Massachusetts, Connecticut o New Jersey. Además, fue la propia CFPB quien demandó al Santander en 2017 por cobrar de más a los clientes en los préstamos para compra de coches.
McKernan es un regalo de Trump para los grandes bancos y los grupos de presión a los que nada les gustaría más que ver desmantelada a la CFPB. Los bancos ven al elegido por el presidente como un sello de aprobación para su interés en deshacer las acciones esenciales que la CFPB ha tomado para poner más dinero en los bolsillos de los consumidores y protegerlos de las prácticas bancarias predatorias. Además, es la patente de corso para el abuso y la estafa.
Trump, al despedir a los funcionarios de carrera de la CFPB, cesar las operaciones de la agencia y nominar para la dirección del organismo de defensa de los consumidores al candidato perfecto para los grandes bancos, vuelve a incumplir su promesa de campaña de cuidar a los trabajadores y reducir sus gastos, todo en beneficio de él mismo y de sus donantes multimillonarios. Trabajadores de los Estados Unidos, disfruten de lo votado.