Que la presidenta de la Comisión Europea tiene costumbre de actuar de manera unilateral no es nada nuevo. Habla en un plural mayestático que muchas veces se confunde con lo que ella quiere, en realidad, que se entienda, esto es: hablar en nombre de la Unión Europea cuando en realidad no está legitimada para ello.
Investigada como ministra de Defensa de Alemania
A Úrsula le ha gustado siempre hacer las cosas a su manera. Cuando se encargaba de la cartera de Defensa en Alemania, la colega de Angela Merkel (su "hada madrina política"), tuvo que someterse a una investigación en el Bundestag por haber devuelto sus dos teléfonos móviles oficiales totalmente borrados. Se le investigó porque, presuntamente, habría podido tener algo que ver con atribuciones de contratos a dedo por valor de más de 200 millones de euros durante los años 2015 y 2016. El Tribunal de Cuentas alemán consideró entonces que más de la mitad de los contratos, que supusieron más del 25% del gasto en asesores de todo el Gobierno alemán entre 2014 y 2018, no cumplieron con la normativa vigente.
La investigación se centraba, además de los pagos por asesoría, en determinar si "hacía falta en realidad contratar asesores externos o si el personal del Ministerio de Defensa estaba capacitado para hacer la misma labora y así ahorrar 200 millones de euros". Von der Leyen reconoció en 2018 que la atribución de esos contratos había sido un error, pero que ella no se había enterado de nada.
Aquello fue una investigación política y así quedó.
Su elección como presidenta de la Comisión
Y tiempo después vino a presidir la Comisión Europea. Ya casi nadie recuerda el escándalo que supuso su aparición por sorpresa, ni los artículos donde se preguntaban quién la había elegido.
Según los análisis y la información publicada, la propuesta de poner a Ursula al frente de la Comisión habría sido idea de Macron y aplaudida por Merkel.
Nos explicaba entonces euronews que, "aquellos que votaron en las elecciones europeas pensando que también estaban eligiendo al presidente de la Comisión, estaban equivocados".
En teoría, se suponía que el partido más votado en las elecciones al Parlamento Europeo, o el que recabase más apoyos, pondría a su candidato como presidente de la Comisión Europea. A este proceso se le denominó "spitzekandidaten" (en alemán", y se utilizó por primera vez en las elecciones de 2014. Fue, precisamente, el mecanismo mediante el cual Jean-Claude Juncker fue designado presidente de la Comisión Europea.
Un proceso que se obvió por completo con Ursula, que "pese a proceder del partido demócrata cirstiano alemán (CDU), integrado dentro del Partido Popular Europeo, nunca fue presentada como candidata de los populares." Hubo alguien que, sin embargo, sí que había sido propuesto, Mandred Weber, de la Unión Social Cristiana alemana (CSU), que fue vendido por el Partido Popular Europeo como su opción para presidir la Comisión Europea.
La intención que tenía la Unión Europea con el mecanismo aplicado en 2014 era intentar ser más demócrata. Pero le duró poco.
La elección de Úrsula se tomó a espaldas del Parlamento Europeo, y generó malestar. Pero a la vista está que eso ha dado igual.
Ursula lleva su propia agenda
Hemos visto cómo Ursula hablaba en ese plural mayestático cuando negociaba la compra por miles de millones de euros de inyecciones contra la covid que, ni habían sido probadas, ni se sabía sobre su eficacia. Y se saltó todos los mecanismos de transparencia habidos y por haber. La propia Defensora del Pueblo europeo y el propio Tribunal de Cuentas de la Unión le han señalado su conducta, pero a Úrsula todo esto le resbala.
Le han exigido explicaciones, que muestre los mensajes privados con Bourla, DirectorPfizer. Pero Úrsula dice que los ha borrado (como ya hizo siendo ministra de defensa).
Han acusado a Ursula de tener enormes conflictos de intereses por las empresas farmacéuticas de su marido y en las que también estaría su hijo. Pero también le resbala.
La hemos visto actuar con firmeza para censurar a medios en la Unión Europea (cuando esto no está amparado por nuestras constituciones de los Estados miembro); la hemos visto difundir bulos (como cuando acusó a Rusia de estar tras la detonación del Nord Stream), y no pedir jamás disculpas. La hemos visto interpretar papeles bochornosos una y otra vez.
Y ahora, resulta que los 27 se van a reunir porque Ursula se ha pasado, según parece. Y lo ha hecho al posicionarse del lado del gobierno de Israel, comprometiendo a buena parte de los Estados miembro y de las necesarias relaciones cordiales con los países árabes. Lo ha hecho sin preocuparse lo más mínimo por la población civil inocente de Palestina. Se ha plantado en Israel para hacer una de sus teatrales escenificaciones. Y esta tarde, en Bruselas, le van a explicar que las relaciones exteriores de la UE son meramente de diplomacia, y que los Estados miembro son soberanos en materia de política exterior.
Debían habérselo dicho cuando comenzó la guerra en Ucrania. Pero por alguna razón esto se le olvidó a los mandatarios. Esta tarde, todo apunta a que a Úrsula le pondrán en su sitio, aunque lo disimulen después.