Banco Santander – Andrea Orcel: ¿trampa o acuerdo inminente?

Según anunció el Financial Times, Andrea Orcel tenía pensado emprender acciones legales contra el Santander por la ruptura del acuerdo por el que iba a ser nombrado CEO del banco presidido por Ana Patricia Botín. Sin embargo, alguien de la talla del banquero italiano estaba teniendo muchas dificultades para encontrar un despacho que no tuviera conflicto de interés con la entidad cántabra.

Finalmente, según el diario Expansión, el bufete De Carlos Remón será el encargado de estudiar la posibilidad de demandar al banco a pesar de que desde hace semanas el Santander negocia con Orcel el llegar a un acuerdo sin tener que pasar por los tribunales, ofreciéndole la incorporación al consejo asesor internacional con una alta remuneración compensatoria, afirma el medio económico.

No obstante, teniendo en cuenta las relaciones de este despacho con el de referencia del Santander y las afinidades entre sus socios y altos directivos de Uría y Menéndez, da la impresión de que, o se le puede estar tendiendo una trampa al banquero italiano o se está buscando un acuerdo.

En De Carlos Remón trabajan letrados que lo hicieron en el pasado en Uría, pero, lo más importante, es que uno de los socios principales y director del departamento de Procesal y Arbitraje del despacho de referencia del Santander, Jesús Remón Peñalver, su estrella procesal, es hermano de Álvaro Remón Peñalver, el socio principal del despacho elegido por Andrea Orcel junto a José Manuel de Carlos.

Además, Jesús Remón Peñalver ha llevado múltiples casos en defensa de los intereses del Santander, entre ellos el recurso de casación de la empresa Inversión Hogar ante el Tribunal Supremo. Por otro lado, Jesús Remón alterna habitualmente con magistrados del Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional, como Juan Antonio Xiol (expresidente de la sala Civil del TS) o Ramón Rodriguez Arribas (exvicepresidente del TC), en cursos patrocinados por el banco presidido por Ana Patricia Botín.

Según distintos letrados y expertos juristas consultados por Diario16, la elección de este despacho sólo puede venir por dos razones: la primera, que, ante el desconocimiento del banquero italiano de las relaciones existentes entre los despachos de abogados de España con el Santander le hayan podido tender, presuntamente, una trampa, o que, realmente, el banco presidido por Ana Patricia Botín realmente pretenda llegar a un acuerdo con Orcel para que el escándalo no sea mayor o para evitar que el italiano pida un arbitraje en Italia donde la entidad cántabra no tiene ninguna influencia sobre los tribunales como en España.

De esta manera, se alcanzaría un acuerdo entre despachos que tienen mucha relación entre ellos y sus clientes no sufren ningún daño reputacional, sobre todo el Santander que, tras los últimos escándalos y sus litigios con el Caso Banco Popular, no puede permitirse ni un resbalón más en lo referente a su prestigio porque los grandes fondos custodios y gestores de cartera que son sus principales accionistas no iban a dejarlo pasar.

Recordemos lo que ocurrió. Desde que se conoció el nombramiento de Andrea Orcel como Consejero Delegado del Santander se especuló mucho sobre las razones reales de su nombramiento.

Orcel no es un ejecutivo cualquiera, sino uno de los grandes banqueros de inversión del mundo, uno de los mejores y mejor pagados, con una amplia trayectoria en diversos bancos, con un desempeño sobresaliente en Merrill Lynch y, posteriormente, como CEO de banca de inversión y número dos del gigante suizo UBS. Su éxito como banquero de inversión ha sido total. Su reputación es la de un hombre agresivo, pero muy serio, cumplidor de sus compromisos.

En la sede de Boadilla del Monte, los directivos, según hemos podido saber en Diario16, especulaban que el nombramiento de un número uno a nivel mundial no conocedor de la banca comercial, pero sí experto en operaciones corporativas por complicadas que sean, se debía a la presión de los grandes accionistas institucionales hartos del estilo de gestión de los Botín.

Efectivamente, los grandes fondos se quejan en privado, y así se lo han trasladado a las autoridades europeas y americanas, del peso de la familia Botín en el banco, en el que ya no poseen una participación de control y que, a pesar de ello, siguen gestionando la entidad como un «cortijo» privado.

Sin embargo, el fichaje anunciado a bombo y platillo se frustró el pasado 15 de enero cuando anunció que renunciaba al nombramiento de Andrea Orcel, al no considerar ético abonar 50 millones de euros de los que el italiano era acreedor y que UBS no pagaría en el caso que fichase por un competidor.

Los motivos para renunciar al fichaje de Orcel expuestos por el Santander son delirantes, por mucho que haya sido acogido por sus medios afines o propios, absolutamente acríticos por las incoherencias manifiestas.

No es cierto que antes del anuncio público del fichaje del ejecutivo italiano en el Santander no se hubiesen analizado y negociado minuciosamente las condiciones económicas de la incorporación de Orcel, como ocurre en cualquier en cualquier incorporación de un alto ejecutivo a cualquier empresa, y que, además, lo hubiese hecho con autorización de UBS.

Si finalmente se produce el acuerdo entre Orcel y el Santander para evitar llegar a juicio, ¿por qué el banco presidido por Ana Patricia Botín no se sienta a negociar también con todos y cada uno de los afectados del Banco Popular? ¿Por qué sólo lo ha hecho con unos cuantos que están representados por abogados que tienen conflicto de interés con el Santander?