Agentes de la Policía Nacional en una operación conjunta con la Agencia Tributaria, y en colaboración con la Oficina Europea de la Lucha contra el Fraude, han desarticulado la organización más activa dedicada a la importación y tratamiento ilegal de gases fluorados o de gases de efecto invernadero.
Cinco personas han sido detenidas como presuntos miembros de un complejo entramado empresarial. Importaban, comercializaban y distribuían de forma irregular de toneladas de gases, que empleaban para la refrigeración.
Provocando la emisión de toneladas de gases a la atmósfera sin autorización
Realizaba esta actividad incumpliendo la normativa comunitaria. Carecían de la cuota obligada, provocando la emisión de toneladas de gases a la atmósfera sin autorización.
Esta cuota, el límite de gases que puede importar un importador en un año, está establecido por la UE para cada país.
Se trata de la mayor operación a nivel europeo contra el fraude de gases de efecto invernadero. Se ha intervenido más de 27.000 kilogramos de gases fluorados, que tenían un valor de mercado superior a 250.000 euros. Además, se descubrieron más de 180.000 kilogramos, con un valor superior al millón de euros.
Dos contenedores de botellas de gases fluorados
Las investigaciones comenzaron en dos naves industriales de empresas ubicadas en la localidad de Almagro y en el municipio madrileño de Campo Real. Se intervino al tener conocimiento de la descarga de dos contenedores de botellas de gases fluorados que habrían sido importados sin cumplir los requisitos. En total, se procedió a la intervención cautelar de 2.126 botellas, equivalentes a más de 27.000 kilogramos de gases fluorados.
Fueron encontradas 1.068 botellas vacías ubicadas a la intemperie en un patio exterior. Algunas de ellas estaban prohibidas por la Unión Europea, con independencia del gas contenido.
También se localizó un número indeterminado de botellas seccionadas por la mitad, lo cual suponía la emisión directa del gas residual a la atmósfera. Además, se observaron diferentes irregularidades de naturaleza administrativa relacionadas con la manipulación de recipientes, el etiquetado y repintado de botellas y la gestión de residuos, entre otros.
España, Alemania, Francia, Portugal y Senegal
El modus operandi del grupo criminal consistía en la creación de empresas a nombre de testaferros que llevarían dedicandose desde el año 2018 a la importación de gases fluorados de China.
Eludian los controles aduaneros mediante la declaración en los documentos únicos administrativos de una partida arancelaria incorrecta que no correspondía con el género importado. Una vez en los almacenes de Almagro y Campo Real, se distribuían los gases fluorados mediante una empresa de logística a clientes de España, Alemania, Francia, Portugal y Senegal.
15.000 botellas de gases fluorados o de efecto invernadero
Se calcula que el descubrimiento de la mercancía importada sería de más de 15.000 botellas de gases fluorados de efecto invernadero. Aún se está analizando la documentación para calcular la cantidad total de gases importados. Teniendo en cuenta el volumen mínimo de los recipientes, se puede estimar que la cantidad de gas fluorado importado es superior a los 180.000 kilogramos.
Cambio climático
En este punto, cabe destacar que la mayoría del gas importado se trata de R134A, que tiene un potencial de calentamiento atmosférico de 1300. Esto significa que una emisión de una tonelada equivale a la emisión de 1.300 toneladas de dióxido de carbono, contribuyendo en esta cantidad al potencial de calentamiento global.
Este grupo era presuntamente responsable de la emisión a la atmósfera, del equivalente a más de 234.000 toneladas de dióxido de carbono o de efecto invernadero.
Por otro lado, se realizó una nueva inspección en el establecimiento comercial de un cliente final, en Tarragona, averiguando que se habría distribuido género que había sido previamente intervenido de manera cautelar. Además, se habrían distribuido botellas de gases fluorados que no contenían el gas etiquetado y facturado, para lo cual se manipuló el recipiente. Todo ello lo llevaban a cabo con ánimo de lucro, ya que la botella facturada tiene un valor seis veces superior, y evadiendo la carga fiscal asociada.
