El Museo de Arte Moderno y Contemporáneo (MART) en Rovereto, Italia, ha inaugurado una fascinante exposición titulada "Arte y Fascismo", que se adentra en la compleja relación entre la dictadura fascista y la producción artística durante el régimen de Mussolini. A través de una cuidada selección de aproximadamente 400 piezas, entre las que se encuentran pinturas, esculturas y materiales de archivo, la muestra ofrece una visión exhaustiva de cómo el arte figurativo en Italia fue influenciado por las políticas del régimen durante dos décadas cruciales.
La exposición está estructurada en ocho secciones temáticas que exploran diferentes facetas de esta influencia. Comienza con el movimiento del Novecento Italiano, fundado por Margherita Sarfatti, una figura clave en la promoción de este estilo que se desarrolló en paralelo al ascenso de Mussolini al poder. Sarfatti, que tuvo una gran influencia sobre los gustos artísticos del dictador, organizó la primera exposición de los artistas del Novecento en 1923. A pesar de que Mussolini declaró que el arte debía permanecer en el ámbito del individuo y que el Estado no debía interferir en él, su régimen promovió activamente este grupo, que incluía a artistas como Anselmo Bucci, Achille Funi y Mario Sironi. La muestra presenta una amplia gama de obras de estos artistas, mostrando la diversidad de estilos dentro del movimiento.
La imagen del dictador Mussolini
La segunda sección se centra en la imagen de Mussolini, destacando cómo su retrato fue utilizado como herramienta de propaganda a lo largo del régimen. Desde los retratos burgueses de los años 20 hasta las representaciones idealizadas de estilo romano en los años 30, la exposición ilustra cómo la imagen del Duce evolucionó para reforzar la legitimidad del régimen y su expansión colonial. Las obras expuestas muestran a Mussolini tanto como un líder moderno y dinámico, influenciado por el Futurismo, como un símbolo clásico de poder y autoridad.
El vínculo entre el Futurismo y el fascismo, dirigido por Filippo Tommaso Marinetti, es objeto de una tercera sección. Aunque el Futurismo compartía con el fascismo el entusiasmo por la acción y la tecnología, su papel en la cultura oficial del régimen fue limitado. A pesar de esto, la estética futurista influyó en la producción artística de la época, especialmente en gráficos, ilustraciones y diseños de exposiciones. Los artistas futuristas adaptaron sus visiones para alinearse con las necesidades propagandísticas del régimen, creando una estética moderna que se integró en el paisaje visual de la Italia fascista.
Arte monumental
La cuarta sección explora el arte monumental, un área en la que el régimen fascista invirtió considerablemente. El Manifesto della Pittura Murale de 1933, firmado por figuras como Sironi y Funi, promovió la decoración mural como una forma de arte pública destinada a transmitir valores y ideales del régimen. Obras de gran escala como los murales en edificios públicos y el bas-relieve de Arturo Martini en el Palazzo di Giustizia en Milán reflejan el esfuerzo del régimen por integrar el arte con la arquitectura monumental.
Arquitectura fascista
La arquitectura, considerada por el régimen como la forma de arte más importante, ocupa un lugar destacado en la exposición. El plan de construcción de Mussolini, que incluyó la creación de nuevos centros urbanos y la renovación de ciudades históricas, se manifiesta en los proyectos arquitectónicos expuestos. Estos proyectos, provenientes en su mayoría del Archivo del ’900 del MART, muestran cómo los arquitectos como Giuseppe Terragni y Adalberto Libera integraron el arte y la arquitectura para reflejar la ideología fascista, desde el racionalismo hasta la monumentalidad inspirada en la Roma imperial.
Mitos creados por el fascismo
La sexta sección aborda los nuevos mitos creados por el fascismo, como el culto al cuerpo, el trabajo y la familia. La exaltación de la figura humana atlética y la representación idealizada de la familia rural se presentan como reflejos de los valores del régimen. Artistas como Carlo Bonacina y Arrigo Minerbi contribuyeron a este ideal mediante obras que celebran la fuerza física y la unidad familiar en el contexto de una sociedad idealizada.
Sistema de las artes bajo el régimen fascista
El sistema de las artes bajo el régimen fascista, tratado en la séptima sección, revela cómo el Estado no impuso un estilo único, sino que controló la producción artística mediante un complejo entramado de premios, exposiciones y concursos. Este sistema permitió cierta diversidad en el lenguaje artístico, aunque la promulgación de las leyes raciales en 1938 excluyó a muchos artistas de origen judío de la vida artística pública. La exposición incluye obras premiadas en certámenes como el Premio Bergamo y el Premio Cremona, reflejando la influencia política en el arte.
Finalmente, la exposición concluye con una reflexión sobre la caída de la dictadura. Los últimos años del régimen vieron un giro crítico en la producción artística, con obras que reflejan el desencanto y la sátira. Artistas como Mino Maccari y Mario Mafai expresaron su rechazo al régimen a través de obras de crítica mordaz y retratos de la brutalidad de la guerra. Esta sección muestra cómo, con la caída del régimen, el arte volvió a cuestionar y desafiar los símbolos del fascismo.
"Arte y Fascismo" ofrece una visión profunda y multifacética de cómo el régimen fascista influyó en la producción artística italiana, mostrando una era en la que el arte fue un medio tanto de exaltación como de propaganda. La exposición, que se puede visitar en el MART de Rovereto hasta el 1 de septiembre de 2024, representa una oportunidad única para explorar el impacto del fascismo en la cultura visual de Italia.