En julio de 1936, mientras el país se desgarraba por un golpe militar, un grupo de hombres sin formación militar, mal armados y con el convencimiento de estar defendiendo la democracia, emprendía una marcha desde la Cuenca Minera de Huelva hacia Sevilla. Su destino: frenar el levantamiento que lideraba el general Queipo de Llano. Su final: una emboscada, prisión, juicios sumarísimos y fusilamientos. Ocho décadas después, su historia vuelve a cobrar vida gracias al documental EXP 95/36 Columna Minera, producido por Piel de Cabra Producciones y basado en el libro La memoria varada, del periodista Rafael Adamuz.
Esta obra audiovisual no solo busca reconstruir los hechos, sino también poner rostro, voz y dignidad a los protagonistas de una tragedia casi olvidada fuera del ámbito local. El proyecto, dirigido por el cineasta sevillano Jesús Garrido, comenzó su rodaje el pasado 18 de junio en la localidad onubense de Cala y pasará por todos los puntos clave del recorrido de la columna: desde los pueblos mineros hasta los lugares donde sus miembros fueron ejecutados tras ser detenidos.
Un ejército de obreros sin armas
La columna minera no era un ejército al uso. Estaba formada por alrededor de 70 trabajadores de la mina, reclutados a toda prisa por la República para intentar contener el avance golpista. Vestidos con ropa de faena, con alpargatas y algunas escopetas de caza, partieron rumbo a Sevilla llevando consigo dinamita con la que pretendían abastecer a la resistencia. Pero a las puertas de la capital andaluza, en la barriada sevillana de La Pañoleta (Camas), fueron traicionados. El gobernador civil militarizado, Gregorio Haro Lumbreras, les tendió una trampa. Muchos fueron detenidos y encerrados en la bodega del barco Cabo Carvoeiro, fondeado en el Guadalquivir. Otros fueron ejecutados de inmediato. El resto, juzgados sin garantías, fusilados semanas después.
El documental narra este episodio a través de los testimonios de familiares, historiadores como José María García Márquez y el arqueólogo Andrés Fernández, y con imágenes inéditas grabadas en las minas en 1928. Rafael Adamuz, autor del libro en el que se basa esta producción, será también el narrador de la cinta. “Esta historia no puede seguir varada”, afirma Adamuz, quien asegura que esta obra es una forma de reparación para los descendientes de las víctimas.

El peso de la memoria democrática
Una de las claves de EXP 95/36 Columna Minera es su enfoque profundamente humano. Lejos de presentar únicamente los hechos históricos, recoge cartas escritas por los propios mineros desde prisión, que serán leídas por sus familiares. Son textos que rebosan desesperación, coraje y dignidad. El director, Jesús Garrido, tiene claro que este proyecto no solo trata de rescatar la memoria, sino de alertar sobre los peligros del olvido: “No queremos remover el pasado para dividir, sino para entender lo que pasó y evitar que vuelva a repetirse”.
La cinta también contará con la participación de figuras destacadas del ámbito de los derechos humanos, como el juez Baltasar Garzón y la exministra Dolores Delgado, actual fiscal de Sala para Derechos Humanos y Memoria Democrática. Su implicación subraya la dimensión institucional y jurídica que tiene este relato, que hasta ahora ha sido más bien patrimonio de la memoria oral de la comarca onubense.
Rodaje con alma y compromiso
El equipo de producción se ha desplazado también a Madrid, a la sede de la SGAE, y recorrerá otras localidades clave como Nerva, El Campillo, Minas de Riotinto, Campofrío, Valverde del Camino o San José de la Rinconada. El rodaje concluirá simbólicamente el 19 de julio en La Pañoleta, justo en la fecha en la que hace 89 años se produjo la emboscada.
La banda sonora del documental estará interpretada por Jeromo Segura, una figura esencial del cante minero, lo que añade una dimensión emocional a una historia que atraviesa generaciones. La intención del equipo es que EXP 95/36 Columna Minera se estrene en noviembre en salas de cine de Huelva, Sevilla, Madrid y Barcelona. También se prevé su proyección en centros educativos, sindicatos y asociaciones memorialistas.

“El documental quiere mostrar que aquellos hombres, aunque anónimos para la historia oficial, fueron la primera resistencia organizada contra el golpe de Estado de 1936”, explica Jesús Garrido. “No tenían experiencia militar, ni armas, ni respaldo político. Solo tenían conciencia de clase, solidaridad y un profundo sentido de justicia. Lo que hicieron fue heroico, y ha sido borrado por el relato franquista y también por el olvido institucional”.
Según el director, la represión posterior en la Cuenca Minera fue “feroz”. En Nerva, por ejemplo, se encuentra una de las mayores fosas comunes del país. Sin embargo, este hecho sigue sin reconocimiento ni reparación completa. “No buscamos venganza ni confrontación, sino justicia. Es una deuda que la democracia tiene con estos hombres y sus familias”, remarca.
Un viaje contra el silencio
Más allá del valor histórico, este proyecto es una apuesta clara por el uso del cine como herramienta de memoria y justicia. En palabras del propio Rafael Adamuz: “Hay muchas formas de rescatar la verdad: la escritura, el activismo, el audiovisual. Este documental es nuestro modo de rendir homenaje a quienes pagaron con su vida por defender la libertad de todos”.
EXP 95/36 Columna Minera no es solo una película. Es una llamada a la conciencia, un acto de dignidad y un grito desde las entrañas de la tierra para que nunca más se vuelva a enterrar la verdad.