El cuadro “Visión del infierno” (ca. 1900) de Rafael Forns representa una escena infernal profundamente expresiva que entronca visual y simbólicamente con la tradición del arte demoníaco europeo. Su estilo bebe directamente de fuentes como El Bosco, pero sobre todo establece una evidente relación con los monstruos de Goya, especialmente los de la serie “Los caprichos” y “Pinturas negras”.
Es importante señalar que Forns y Romans fue contemporáneo de una época en la que el simbolismo y el modernismo exploraban temáticas oscuras y fantásticas. Aunque su obra conocida no se adentra en representaciones infernales o demoníacas, es posible que, en algún momento de su carrera, haya experimentado con temas más sombríos, influenciado por las corrientes artísticas de su tiempo.

Una visión infernal entre la alucinación y la crítica moral
En el centro de la composición se halla un demonio alado, de rostro burlón y ojos saltones, que domina la escena desde una posición elevada. Su gesto —una mano en la barbilla— parece sugerir una inteligencia maliciosa, como si reflexionara sobre el sufrimiento humano o lo orquestara. A su alrededor, un conjunto de criaturas fantásticas, híbridos entre bestias, murciélagos y figuras humanas, pueblan un cielo negro y sofocante.
Bajo sus piernas aparece una especie de bestia de múltiples cabezas, con colmillos y ojos brillantes, que recuerda a los monstruos de pesadilla presentes en las obras más oscuras de Francisco de Goya. Especialmente, la criatura evoca imágenes como la del caballo del grabado “El sueño de la razón produce monstruos”, en la que lo irracional engendra horrores.

Goya como antecedente expresivo y simbólico
Goya, en sus “Pinturas negras” y en los grabados de “Los caprichos”, utiliza figuras grotescas para denunciar la irracionalidad, la superstición, la violencia o la corrupción moral. Forns, aunque menos crítico y más fantasioso, comparte esa voluntad de representar el caos espiritual de forma perturbadora.
En particular:
- La gestualidad de los demonios: sus expresiones distorsionadas, su mezcla de rasgos humanos y animales, sus proporciones anómalas, remiten directamente al bestiario goyesco. Las figuras que rodean al demonio principal recuerdan a los duendes voladores o inquisidores fantasmales de Goya.
- El uso del claroscuro dramático: la luz que emerge del fondo inferior, en tonos rojos y morados, contrasta con el negro absoluto del cielo, marcando una separación entre la condena terrenal y el fuego simbólico del infierno, tal como lo hace Goya en sus escenas más desesperadas.
Paisaje infernal y simbolismo apocalíptico
La parte inferior del cuadro, donde se funden el rojo, el púrpura y el azul, recuerda a un ocaso apocalíptico o al fuego del inframundo, sobre el que se asienta la monstruosa criatura. Las montañas al fondo sugieren una distancia casi onírica, como si el infierno se erigiera desde un paisaje reconocible, pero deformado por el horror.

Esta construcción escenográfica también la utiliza Goya en obras como “Saturno devorando a su hijo”, donde el entorno es una penumbra total, y el foco cae sobre la figura central del horror.
Una pesadilla modernista con ecos románticos
Forns, como artista de finales del siglo XIX y principios del XX, se inscribe en una época donde el simbolismo, el modernismo y los ecos del romanticismo tardío convivían. Este “Infierno” puede interpretarse no solo como una representación religiosa, sino como una visión interior del alma, una metáfora psicológica del mal y el deseo. En este sentido, es heredero del Goya más moderno, aquel que pinta lo irracional, lo grotesco y lo íntimamente humano bajo máscaras monstruosas.
“Visión del infierno” de Rafael Forns es una obra que hunde sus raíces en la tradición expresionista de la pintura infernal europea, pero que encuentra en Goya su referente más cercano. Ambas propuestas comparten la voluntad de inquietar, de representar lo demoníaco como espejo del alma humana, y de utilizar el lenguaje plástico no para describir un dogma religioso, sino para interrogar las pasiones, miedos y perversiones del ser humano.

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